Portada » Historia » La Restauración Borbónica en España: Claves del Sistema Canovista y Crisis de Fin de Siglo
La restauración de la monarquía con Alfonso XII se llevó a cabo durante el gobierno de Serrano. El objetivo era situar en el trono al hijo de Isabel II, y el protagonista de este plan fue Antonio Cánovas del Castillo. Una de las causas que provocó esto fue la abdicación de Isabel II en su hijo. Cánovas creó el Partido Alfonsino, formado por diputados de las Cortes Constituyentes de 1868. Su programa se reducía al liberalismo y a la fidelidad a Alfonso XII. «Paz y orden» son las palabras que resumen ese programa, que atrajo a las clases medias y altas. El pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto no fue bien visto por Cánovas, ya que este quería una restauración monárquica por la vía civil, evitando el alzamiento militar. El Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas en 1874, recogía las ideas básicas del proyecto restaurador:
La Constitución de 1876 ha sido la de mayor vigencia en la historia de España, durando hasta 1923. Su principal logro fue la estabilidad. Se trata de un texto breve de 89 artículos, que surgió como un punto intermedio entre las Constituciones de 1845 y 1869. El texto fue aprobado por las Cortes en 1876. El texto definitivo se publicó el 2 de julio. La forma en que se elaboró mostraba el espíritu de partida: el pacto. Los rasgos básicos del texto eran:
Se turnaban en el poder el Partido Conservador, liderado por Cánovas, y el Partido Liberal, liderado por Sagasta. Existían otros partidos minoritarios: los republicanos, los carlistas y los ligados al movimiento obrero. El turnismo fue pacífico. El Rey llamaba a gobernar a un partido, disolvía las Cortes y convocaba elecciones. Acabó imponiéndose un sistema bipartidista:
El sistema seguía estas pautas: El Rey llamaba a gobernar al partido que estaba en la oposición. El Rey disolvía las Cortes y se convocaban elecciones. El nuevo gobierno manipulaba el resultado para obtener la mayoría y el respaldo de las Cortes. La consolidación del «turnismo» tuvo lugar durante la regencia de María Cristina tras el Pacto de El Pardo entre Cánovas y Sagasta.
Un grupo formado por la burguesía y la aristocracia dominaba el sistema. El poder político estaba en manos de los altos cargos de Madrid, los Gobernadores Provinciales y los caciques en los pueblos y pequeñas ciudades. Cada uno, en su ámbito, concedía favores a cambio de votos. Así, se creaba un clientelismo a favor del cacique, quien otorgaba favores y, en ocasiones, obligaba a votar mediante la fuerza. La ley electoral de 1878 eliminó el sufragio universal masculino y dio mucho poder a los ayuntamientos. La ley electoral de 1890 restauró el sufragio universal masculino. El fraude electoral se mantuvo sin variaciones.
El objetivo de la «dictadura canovista» era la consolidación de la monarquía restaurada y la construcción de un sistema político autoritario y centralizado. Se puso fin a la III Guerra Carlista y a la Guerra de Cuba. Se produjo la consolidación del sistema bajo la presidencia de Cánovas. Alfonso XII muere en 1885, y María Cristina asume la regencia hasta que su hijo alcance la mayoría de edad. Se firmó el Pacto del Pardo para evitar el regreso de Isabel II al trono. Con este pacto, Cánovas cedía el gobierno al Partido Liberal.
El «gobierno largo» de Sagasta fue el de mayor duración de la Restauración. Emprendió una serie de reformas legislativas claramente liberales:
En 1892, José Martí creó el Partido Revolucionario Cubano, luchando por la independencia de Cuba.
En febrero de 1898, la explosión del acorazado Maine, anclado en el puerto de La Habana, con 266 víctimas, provocó la declaración de guerra. El 10 de diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París, por el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos, a cambio de una compensación de 20 millones de dólares. España apenas pudo negociar, ya que le fueron impuestas las condiciones. En febrero de 1899, España entregó al Imperio alemán las islas Carolinas, las Marianas y las Palaos, a cambio de casi 25 millones de dólares. Finalizaba así el Imperio español.
Existía un sentimiento colectivo: español y catalán. Reivindicaban su cultura y su lengua. Durante la Primera República, el federalismo fue una opción política para el catalanismo. Cánovas tenía un concepto de nación centralizada, lo que llevó a la radicalización del nacionalismo catalán. Podemos encontrar dos modelos:
Tras la III Guerra Carlista, Cánovas suprimió los fueros. Esto provocó que muchos carlistas se transformaran en nacionalistas. Reivindicaban su lengua, sus mitos, leyendas, cultura y raza. Su principal representante fue Sabino Arana, quien fundó el Partido Nacionalista Vasco en 1895.
Tras el fracaso de la Primera República, existió una gran variedad de opciones de orientación republicana que intentaron fusionarse sin éxito: