Portada » Lengua y literatura » La Poesía Española de Posguerra: Corrientes y Autores Clave (1939-1959)
Tras la victoria del bando nacional en la Guerra Civil, iniciada con un golpe de Estado, y la posterior instauración de la Dictadura del general Franco, se impuso una cruel represión de la libertad de expresión. En este periodo, marcado por el aislamiento y la Segunda Guerra Mundial en Europa, solo era concebible una literatura comprometida.
Miguel Hernández es uno de los poetas más destacados del panorama literario castellano del siglo XX. Sin embargo, resulta difícil clasificarlo en alguna de las generaciones del siglo: no es coetáneo de los escritores del 27 debido a su temprana politización y su origen humilde; murió demasiado joven para ser parte del desarraigo de posguerra, y además, escribía desde la cárcel; y la Generación del 36, de la que podría haber formado parte, fue desarticulada con el estallido de la guerra.
El autor siguió una formación autodidacta, aprovechando el material que le proporcionó un jesuita que conoció en el colegio durante su infancia. Este mismo jesuita costeó su primera publicación: Perito en lunas. Esta obra, que aborda temas como el amor, la pena y la muerte, inauguró su primera etapa literaria. Tras el relativo fracaso de esta, se trasladó a Madrid, donde Pablo Neruda lo introdujo en los círculos literarios de la ciudad.
Inspirado por Vicente Aleixandre, comenzó una segunda etapa, de poesía impura, en la que expresó sus ideas comunistas y consolidó su identidad como «poeta del pueblo», utilizando el verso como herramienta de propaganda durante el conflicto. Sus obras de este periodo, con un tono épico y combativo, incluyen El rayo que no cesa y Vientos del pueblo.
En un intento de huida a Portugal para evitar su detención, fue entregado a las autoridades españolas, quienes lo encarcelaron. En prisión, comenzó su tercera y última etapa, en la que escribió Cancionero y Romancero de Ausencias y Hombre acecha, este último un libro que nunca llegó a publicar.
Como consecuencia de la escisión de la Generación del 36 a raíz de la Guerra Civil, se produjo una rehumanización y una mayor politización de la poesía. Por consiguiente, se distinguen tres grandes corrientes o grupos literarios:
Los autores desarraigados divulgaron su obra principalmente a través de la revista Espadaña. Su obra se caracteriza por un tono trágico, reflejo de la desazón ante una España deshecha y caótica. En ella se observa la pérdida de la esperanza en la religión y, en su lugar, la emergencia de un pensamiento existencial. Su estilo es directo y se aleja de la estética formalista.
Destaca Dámaso Alonso, uno de los pocos autores de la Generación del 27 que permanecieron en España. Su obra cumbre es Hijos de la ira, en la que reflexiona sobre la condición humana y la cruda realidad social de la época, que consideraba injusta, mísera, inmoral y llena de odio. Otros autores relevantes son:
En el polo opuesto se situaban los autores arraigados, cuya visión del mundo era armónica y se comunicaba con sobriedad a través de metros clásicos, reflejando la idea de que «todo está bien hecho».
Los autores arraigados trataban temas como el amor, el catolicismo y la patria, y publicaban principalmente en las revistas Garcilaso y Escorial.
El autor más importante es Luis Rosales, un militante falangista que, con el tiempo, se distanció y criticó sutilmente al Régimen, sin que este le reprochara su anterior apoyo. Su obra se caracteriza por el ritmo y la riqueza metafórica. La más destacada es La casa encendida, en la que explora el sentido de la vida, hallándolo en la amistad, la familia, el amor y los recuerdos.
Otros poetas arraigados fueron:
Mientras tanto, la mayoría de los intelectuales españoles se encontraban en el exilio. Entre ellos, figuras como Antonio Machado, quien falleció al llegar a Francia; autores de la Generación del 14; y gran parte de la Generación del 27, con la excepción de Federico García Lorca (asesinado al inicio de la guerra), Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, quienes permanecieron en España.
La temática recurrente se centraba en la patria perdida, la crítica al Régimen, la derrota con un tono desesperado y el anhelo de retorno, impregnado de nostalgia. Sin embargo, sus estilos fueron distanciándose progresivamente debido a la falta de contacto entre los autores. Entre los autores destacados se encuentran: