Portada » Psicología y Sociología » La Mente Humana: Conceptos Clave, Estructuras y Teorías Filosóficas
Del latín anima, en sentido estricto, es el principio de vida. Solo así se entiende que en la filosofía medieval se hablara de ánima vegetal y animal. También se entiende que el alma haya sido concebida de las formas más diversas: como algo material, como la estructura del cuerpo, como una fuerza vital y como una sustancia espiritual.
Del latín spiritus, es una entidad inmaterial.
Del latín mens, es el conjunto de los procesos mentales. Esto significa que entendemos por mente una actividad (procesos). Entendemos por mental todo proceso que tenga estas tres **características**: **intencionalidad**, **conciencia** y **carácter representacional**.
Es la propiedad de los procesos mentales de hacer referencia a un objeto, tener un objeto o contenido. Todo proceso mental *versa* sobre algo. Por ejemplo, si conozco, necesariamente conozco algo; sería absurdo decir ‘estoy pensando en nada’. Actualmente, se defiende la intencionalidad como una actitud proposicional, es decir, el objeto o contenido de la mente es una proposición, y la intencionalidad es una actitud ante ella.
No es una cosa ni un espacio en la mente, es el conocimiento inmediato de los propios procesos mentales. Es el conocimiento del conocimiento. Hay dos tipos de conciencia: la conciencia de un objeto, o **conciencia directa**, y la conciencia de un proceso mental, o **conciencia refleja**.
Se suele insistir en el carácter representacional de la mente: un proceso mental es siempre un **representar** un objeto. El objeto no está presente en la mente en sí mismo o en persona, sino solo representado. Jerry Fodor ha afirmado que se trata de representaciones exclusivamente simbólicas, es decir, de tipo lingüístico. Hay muchos otros que dicen que tienen varios formatos. Uno de los argumentos a favor de esta tesis es que ni los animales ni los niños muy pequeños piensan con representaciones lingüísticas. También existen otras formas de representación que son icónicas o pictóricas y tienen carácter espacial: imágenes, esquemas, prototipos, etc.
En el siglo XVII, Galileo y Descartes hicieron triunfar **la idea** de que el mundo es una máquina. Dado que una máquina es un conjunto de unidades cuantitativas dotado de movimiento, la nueva concepción del mundo se llama **mecanicismo**. Utilizaron la misma noción de máquina como modelo para comprender **al ser humano**; el hombre sería como un autómata. Su propuesta provocó un gran escándalo. Quizá la razón del rechazo fue que la máquina **era concebida** esencialmente como un artefacto dotado de movimiento, y no se podía concebir la manera como el simple movimiento podía producir aquello propio de la mente: sentimientos, pensamiento y conciencia.
La mente humana es algo difícil de pensar; parece casi imposible hacerse una representación **clara** de lo que verdaderamente puede ser la mente. La mente humana ha sido comparada casi siempre con máquinas. Se ha elegido la máquina como modelo de la mente, ya que parece simular bastante bien su funcionamiento.
La mente está constituida por procesos caracterizados por ser intencionales, conscientes (aunque no siempre) y representacionales o basados en representaciones. Tradicionalmente, estos procesos mentales se han atribuido al **alma**, entendida como una sustancia o entidad inmaterial, es decir, como un espíritu. Pero los filósofos de la mente creen que los procesos mentales han de **explicarse** en base a procesos cerebrales.
El alma realiza varias operaciones anímicas como **juzgar**, sentir o desear, por lo que hay que concluir que tiene varios poderes o potencialidades, llamadas **facultades**. La **clasificación de las facultades del alma** que acabó **imponiéndose** se reducía a tres básicas: la facultad de conocer, la capacidad de sentir placer y dolor, y la facultad de desear. Los procesos mentales se producirían de acuerdo con la estructura de la facultad de la que son obra o resultado.
La otra tendencia entre los que han atribuido la actividad mental al alma, sostendría que esta tendría un poder único que recibiría nombres diversos según la modalidad de su operación. Así pues, estas teorías negarían la existencia de una estructura del alma y, por tanto, de la mente.
En el siglo XVII, Schickard y Pascal habían construido máquinas de pensar. Existía, pues, otro concepto de máquina, cuya finalidad no era reproducir el trabajo muscular del cuerpo humano, sino reproducir su actividad mental. El camino hacia la **máquina pensante** quedaba abierto, aunque aún quedaban dos pasos fundamentales: la **reducción del pensamiento a un conjunto de símbolos y reglas combinatorias** y la **elaboración de una nueva teoría de la máquina**.
Es la doctrina de un psicólogo llamado Jean Piaget. Según él, la mente de los seres humanos adultos realiza varios tipos de operaciones, y **cada uno de estos tipos de operaciones** se organiza de acuerdo con ciertas estructuras. Estas estructuras mentales son construidas por el sujeto en su relación con el medio ambiente. A partir de las estructuras nerviosas propias de los órganos sensoriales y los reflejos con los que **nace el ser humano**, la mente humana **se organiza** a sí misma en intercambio con el ambiente. Todas las estructuras mentales serían **auto-construidas**.
Según el lingüista Noam Chomsky, la mente tiene **estructuras innatas**, **programaciones** transmitidas genéticamente que se **activan** en contacto con el medio **ambiente**. No son aprendidas o construidas por el sujeto. También piensa que las **estructuras** mentales son específicas para **cada** tarea u operación.
El problema de la relación entre procesos físicos y mentales se puede plantear mediante un **trilema**:
Afirma que los estados mentales son estados físicos del cerebro. En su primera versión se trata de un **reduccionismo**: por ejemplo, de la misma manera que decimos que el agua no es otro cuerpo que H2O, diremos que el dolor no es otra cosa que alteraciones en determinadas fibras cerebrales. Pero eso no quiere decir que el dolor no exista, ni que el agua no exista. Las críticas a **esta** formulación llevaron a la creación de una segunda versión: el **eliminativismo**. Ahora los estados mentales no son reducidos, sino reemplazados, es decir, eliminados: solo hay estados físicos.
Afirma que, por más que los procesos mentales sean producidos por procesos **físicos**, no se identifican con estos y pueden producir (causalmente) conductas. Una **función** es una operación causal que tiene un fin determinado, como la función del corazón es bombear la sangre. De acuerdo con esta teoría, los procesos mentales tendrían carácter funcional y, por ello, a pesar de ser producidos por procesos físicos, no podrían identificarse con estos.
No toma como modelo el ordenador. Está ligado en sus orígenes a los problemas de la evolución de la vida. Habla de una **evolución emergente** que, a partir de una realidad previa, produce otra con **propiedades emergentes**, es decir, con propiedades totalmente nuevas e imprevisibles. El **emergentismo** es materialista, pero no es reduccionista, ya que las propiedades mentales son justamente emergentes y, por lo tanto, no son reducibles a propiedades físicas. El cerebro, a partir de una cierta cantidad de conexiones neuronales, alcanzaría propiedades completamente nuevas: las propiedades mentales. Las propiedades emergentes son propiedades fundamentales de cada nivel de complejidad de la materia, propiedades que solo pueden encontrarse en ese nivel y que no pueden deducirse de las propiedades de un nivel más simple. El emergentismo no es incompatible con el **funcionalismo**, dado que podemos considerar que los procesos mentales son operaciones **funcionales** y que estas operaciones funcionales son una propiedad emergente de un cerebro a partir de un cierto nivel de **complejidad** de su organización neuronal.