Portada » Historia » La Guerra Civil Española (1936-1939): Orígenes, Fases y Consecuencias Históricas
El 18 de julio de 1936, un grupo de generales se sublevó contra la República Española, esperando un triunfo rápido. Sin embargo, la resistencia de las fuerzas republicanas y de los milicianos de diversos partidos y sindicatos dio lugar a una guerra civil larga y cruenta. La intervención de la Alemania nazi e Italia fascista en favor de los sublevados, y de la URSS en apoyo del gobierno republicano, internacionalizó el conflicto. Este evento fue crucial no solo para España, sino también como preludio de la Segunda Guerra Mundial.
La sublevación fue precedida por varios meses de tensiones, con violencia entre anarquistas y militares, y la radicalización de la situación internacional (fascismo vs. comunismo). La excusa fue el asesinato de Calvo Sotelo, lo que impulsó el levantamiento de los generales, especialmente de Mola desde Navarra y de Franco desde Canarias. La sublevación fue parcial, fracasando en ciudades como Madrid, pero se extendió rápidamente en otras regiones.
La guerra se alargó debido a que los sublevados no lograron un golpe rápido, y la República intentó resistir con el apoyo de milicianos y partidos de izquierda. La guerra se dividió en dos bandos: los “nacionales” (sublevados) y los “rojos” (republicanos). La guerra se convirtió en un desgaste prolongado para ambos.
Las primeras operaciones intentaron tomar Madrid, pero fracasaron, lo que permitió a Franco tomar un mando unificado y aumentar el apoyo extranjero.
Madrid resistió gracias a la llegada de las Brigadas Internacionales y milicianos. A pesar de varios intentos de cerco, la República logró repeler las ofensivas.
Franco se centró en el norte, tomando territorios industriales clave y usando la aviación alemana para bombardear ciudades como Guernica, lo que fue un golpe devastador para la República.
La ofensiva republicana en el Ebro fracasó después de fuertes bajas, marcando el principio del fin para la República.
La caída de Cataluña y la sublevación interna en el gobierno republicano facilitaron la derrota final. Franco tomó Madrid en marzo de 1939, y la guerra terminó el 1 de abril con la victoria franquista.
La Guerra Civil Española se internacionalizó debido a las intervenciones extranjeras. Los sublevados recibieron apoyo de Hitler y Mussolini (tropas y material militar), mientras que la República recibió ayuda de la URSS (armamento y tropas) y las Brigadas Internacionales, que jugaron un papel crucial en la defensa de Madrid. A pesar de las negociaciones, las potencias europeas como Reino Unido y Francia adoptaron una postura de no intervención.
Tras el alzamiento militar del 18 de julio de 1936, el gobierno republicano experimentó un vacío de poder. Azaña intentó formar un gobierno, pero fue José Giral quien asumió el cargo y entregó armas a las milicias radicales, lo que llevó a una revolución social. Sindicatos y comités obreros tomaron el control de la economía, las fábricas y el campo. En septiembre de 1936, se formó un gobierno presidido por Largo Caballero, con ministros del PSOE, el PCE, Izquierda Republicana y grupos nacionalistas. Los enfrentamientos internos entre el PSOE, el PCE y los anarquistas como la CNT-FAI generaron fricciones que resultaron en combates, como los de Barcelona en 1937. Finalmente, Juan Negrín asumió la presidencia en 1937 y buscó una salida negociada con Franco a través de los “Trece Puntos de Negrín”, pero fueron rechazados.
Franco emergió como líder del bando sublevado tras la muerte de Sanjurjo. A partir de 1936, Franco fue proclamado Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, estableciendo una dictadura personal. En 1937, con el Decreto de Unificación, Franco consolidó el poder al unificar la Falange Española y de las JONS, formando el Movimiento Nacional. Se prohibieron los partidos y sindicatos, excepto la Falange y los Requetés. La creación del Estado nacionalcatólico se acompañó de la estrecha relación con la Iglesia. Además, se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas, que institucionalizó la represión contra los vencidos.
La guerra dejó graves consecuencias tanto materiales como humanas. Se estima que murieron alrededor de 500.000 personas, entre combatientes y víctimas de la represión. Además, más de 450.000 republicanos se exiliaron, muchos de ellos a Francia, donde algunos fueron víctimas de los nazis. El régimen franquista llenó las cárceles con prisioneros políticos, y más de 250.000 personas fueron encarceladas o sometidas a trabajos forzados.
Desde el punto de vista económico, la guerra devastó el país. La infraestructura fue destruida y la producción agrícola e industrial se desplomó. El nivel de renta disminuyó drásticamente y la Hacienda pública quedó en ruinas. Culturalmente, la Edad de Plata de la cultura española fue destruida, con más del 60% de los maestros y profesores ejecutados o destituidos. Intelectuales como Lorca, Buñuel y Machado fueron asesinados o exiliados.
La Guerra Civil fue el acontecimiento más trágico del siglo XX en España, marcado por un profundo conflicto entre los viejos grupos de poder y los nuevos movimientos republicanos, socialistas y nacionalistas. Tras la guerra, España quedó bajo una dictadura que perduró hasta la muerte de Franco en 1975, abriendo paso a la democracia y la restauración de la monarquía con Juan Carlos I.