Portada » Historia » La Dictadura de Primo de Rivera y la Evolución de la Narrativa Española (1923-1970)
La Dictadura de Miguel Primo de Rivera fue un régimen autoritario instaurado en España antes de la Guerra Civil, con el respaldo del rey Alfonso XIII.
El 12 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, declaró el estado de guerra y exigió que el poder pasara al ejército. Alfonso XIII le confirió el poder, nombrándolo ministro único y presidente de un Directorio Militar compuesto por jefes del Ejército, instaurando así una dictadura personalista.
Las razones que propiciaron este golpe de Estado fueron diversas y complejas:
Con la implantación de la Dictadura, el Ejército asumió todo el poder. Se suspendió la Constitución de 1876 y se disolvieron las Cortes. El dictador concentró todos los poderes y gobernó mediante decretos-ley, imponiendo una fuerte censura de prensa para suprimir cualquier crítica al régimen. Inicialmente, contó con un considerable respaldo popular y el silencio de los partidos de la oposición, mientras terratenientes e industriales mantenían su influencia en la vida económica y social.
Esta fue la primera etapa de la Dictadura. Durante este periodo, se suspendieron las garantías constitucionales. Se sustituyó a todos los gobernadores civiles por militares y se designaron concejales. Entre las realizaciones más destacadas se encuentran:
La segunda etapa de la Dictadura de Primo de Rivera fue el Directorio Civil. En diciembre de 1925, Primo de Rivera propuso al Rey la sustitución del Directorio Militar por un Gobierno civil, aunque la Constitución permanecía suspendida. Los hechos más sobresalientes de esta etapa incluyen:
El general Miguel Primo de Rivera dejó el poder el 27 de enero de 1930. Las causas de su dimisión y las consecuencias fueron determinantes para el futuro de España:
Tras la Guerra Civil, el régimen de Franco impuso una dura represión en todos los aspectos de la vida. Durante la posguerra, la población española sufrió hambre, miedo y una severa falta de libertades. A partir de 1950, se inició una recuperación económica gracias a la ayuda de Estados Unidos, la ONU y el Plan de Estabilización. En la década de 1970, se observó una mejoría generalizada impulsada por el desarrollismo.
La narrativa de esta década se inscribe en el realismo tradicional y está profundamente determinada por las consecuencias de la guerra y las circunstancias sociopolíticas y culturales del momento. Presenta una visión cruda de la realidad, con situaciones violentas, de sufrimiento y aislamiento, a menudo empleando la técnica del tremendismo.
Esta corriente literaria estuvo marcada por el exilio de numerosos escritores tras la Guerra Civil. Sus temas recurrentes incluyen España, la juventud de guerra y el recuerdo de la infancia. Algunos autores lograron integrarse en sus nuevas realidades y cultivaron un realismo moderado.
En esta década, predominó el realismo crítico, que reflejaba la realidad de la época en sus vertientes de neorrealismo y realismo social, con un fuerte compromiso político. También surgieron tendencias minoritarias como la novela de fantasía y la novela metafísica, que se desarrollarían en años posteriores.
Esta década marcó una profunda renovación estructural y lingüística en la narrativa española, inaugurada por Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. Hasta 1975, el experimentalismo creció, incorporando elementos fantásticos y paródicos, con un deseo de llegar a un público amplio.
A finales de los años 60, se cerró el periodo de posguerra, aunque la contienda bélica fue motivo de muchas novelas posteriores. Se produjo una mínima relajación de la censura, el desarrollo del boom de la novela hispanoamericana y un mayor contacto con novelistas en el exilio, lo que otorgó mayor libertad a los escritores.
Los autores de esta época se centraron más en la trama, y la estructura tendió a ser más tradicional. Surgieron diversas tendencias: