Portada » Historia » Grandes Revoluciones y la Construcción del Estado Nacional en el Siglo XIX
Se denomina Antiguo Régimen al conjunto de instituciones y modos de organizar el gobierno, la sociedad, la economía y la cultura durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Sus características principales fueron:
La Revolución Industrial cambió radicalmente la vida de las sociedades europeas en lo económico y social. Fue un proceso lento que se desarrolló en Inglaterra alrededor de 1760.
Para que se desarrollara, se dieron una serie de transformaciones:
A finales del siglo XVI se conjugaron cambios en la actividad agraria. Debido a las grandes crisis agrarias, comenzó a abandonarse el sistema feudal. Para retener a los campesinos, muchos nobles buscaron dos soluciones:
Existían pequeños y medianos propietarios de tierra, así como tierras de diferentes tipos, como las comunales, de donde se extraía leña, caza y pesca.
Para aumentar sus ingresos, los propietarios cambiaron la explotación de las tierras y procedieron a cercarlas. El cercamiento se realizó así:
Al crecer la población, creció la demanda, impulsando así la revolución agrícola.
Estas mejoras permitieron rápidamente solucionar los problemas alimenticios.
Se fueron desarrollando diferentes etapas de la industrialización. Inicialmente, el artesano compraba la materia prima, elaboraba el producto y lo vendía terminado. Los artesanos se adueñaron del comercio de determinados productos debido a que fijaban cuánto iban a producir y el precio. Esto dio lugar a la segunda etapa: el trabajo a domicilio.
A medida que avanzaba el tiempo, surgieron verdaderos talleres en el campo dedicados a los productos textiles, como sombreros, que fueron alejando a los campesinos de las tareas agrarias.
Comenzaron a realizarse talleres mecánicos y la hiladora de mejor calidad sin aumentar el precio (máquinas a vapor). Los adelantos suplantaron a los talleres y se construyó la base de la economía capitalista. El trabajo obrero se alejaba de la creación artesanal; su tarea se transformó en rutina, lo que permitió pagar salarios a los campesinos.
REFORMAS (cuadro)
Entre 1790 y 1805, los Borbones que reinaban en España procuraron establecer una serie de reformas en sus colonias para evitar perderlas. Aunque dieron resultados al principio, el proceso reformista iba a conducir a las revoluciones y a la independencia de las colonias americanas.
En 1805, la Corona española perdió en la Batalla de Trafalgar casi la totalidad de su armada a manos de Inglaterra. Las colonias dependían de la armada española; al desaparecer esta, se debilitó un vínculo fundamental entre la metrópoli y las colonias. En este contexto, con España debilitada e Inglaterra fuerte y poderosa económica y militarmente, se produjeron en 1806 y 1807 las invasiones inglesas a la ciudad de Buenos Aires.
En mayo de 1810, tras la caída de la Junta Central de Sevilla, los criollos ya no aceptaron la autoridad del virrey en Buenos Aires. Algunos revolucionarios, entre ellos Manuel Belgrano, Mariano Moreno y el jefe de las milicias de Buenos Aires, Cornelio Saavedra, solicitaron al virrey que se convocara un Cabildo Abierto el 22 de mayo.
Dos posturas se enfrentaron en el Cabildo Abierto:
Los revolucionarios presionaron al virrey para que convocara un segundo Cabildo Abierto para el 25 de mayo de 1810. La Primera Junta de Gobierno desplazó al virrey y quedó formada por Cornelio Saavedra como presidente; Mariano Moreno y Juan José Paso como secretarios; y como vocales Belgrano, Alberti, Castelli, Larrea, Matheu y Azcuénaga.
La misión de la Junta era expandir su autoridad y hacerse conocer por todas las provincias. Invitó a los diputados a formar parte del nuevo gobierno central y se envió una fuerza armada para enfrentar cualquier intento de insubordinación. Así, la mayoría de las provincias decidieron unirse a Buenos Aires.
Las Provincias Unidas del Río de la Plata (1810 a 1816) tuvieron diferentes formas de gobierno: la Primera Junta, la Junta Grande, el Primer y Segundo Triunvirato, y el Directorio.
En 1813 se convocó una Asamblea General Constituyente con los siguientes puntos:
Nota: Se sugiere realizar una línea del tiempo desde 1805 hasta 1815 para visualizar los eventos clave.
Los españoles fueron expulsados, lo que generó una lucha por el poder político. Existían dos grupos:
Desde 1810 hasta 1853, la guerra por la independencia y después una guerra civil empobreció al país. La solución llegó al Congreso Constituyente en 1853, cuando desarrollaron un pacto, cuyo resultado fue la Constitución Nacional de 1853.
La revolución iniciada en 1810 concluyó con la declaración de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata el 9 de julio de 1816.
El Congreso reunido en Tucumán comenzó a debatir la forma de gobierno (se propuso incluso una monarquía encabezada por un rey inca). Para la nueva república era imprescindible dictar una constitución nacional. Esta constitución debía reconciliar a los grupos de los unitarios y federales.
Se convocó a un Congreso Nacional Constituyente para dictar una constitución y organizar el país. En 1826, se sancionó una nueva constitución que, por su carácter unitario, fue rechazada por las provincias.
En diciembre de 1829, la Sala de Representantes eligió a Juan Manuel de Rosas como gobernador de Buenos Aires. Le otorgaron facultades extraordinarias con el fin de tener la capacidad de sancionar leyes sin necesidad de acudir a la Sala de Representantes.
Se estableció que:
Los caudillos federales derrotaron a los unitarios. Rosas pensaba que no había llegado el momento para la organización nacional, para así poder conservar las ventajas económicas y políticas a su favor. Las provincias se fueron adhiriendo al Pacto Federal, conformando la Confederación Argentina.
Durante el gobierno de Rosas no existieron instituciones de carácter central; las provincias se mantuvieron unidas solo por el Pacto Federal de 1831. El gobernador era elegido cada cinco años por la Sala de Representantes. En las elecciones participaba solo una minoría de la población. Esta unidad entre los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) estaba en manos de sus amigos.
El principal proyecto de Rosas era la economía y tenía varios proyectos como mejorar el mercado y los ingresos. En 1835, la legislatura de Buenos Aires le dio la posibilidad a Rosas de gobernar sin necesidad de consultar para resolver conflictos políticos. El gobierno recurrió a la violencia.
Durante su gobierno, las provincias delegaron en Rosas el manejo de las relaciones exteriores con Inglaterra y Francia.
Los principales opositores fueron los grupos del Litoral, que exigían el derecho de comerciar libremente por los ríos y poseer sus propias aduanas.
Esta generación de escritores, periodistas y hombres de estado constituyó la Generación del ’37. Tuvieron como objetivo superar las diferencias entre unitarios y federales. Entre ellos se destacaron José Mármol, Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento. La Generación del ’37 comenzó a reunirse en la librería de Marcos Sastre, formando más adelante la Asociación de la Joven Argentina. Pero cada vez resultaba más difícil actuar en Buenos Aires y muchos de sus miembros retornaron a sus provincias, donde difundieron sus ideas y proyectos.
Se dice que nuestra Constitución Nacional es federal de palabra pero unitaria de espíritu, o que es el resultado de elementos unitarios y federales.
La Asamblea Constituyente se reunió en Santa Fe en 1853. Allí se congregaron los delegados de las provincias, excepto los de Buenos Aires. La mayoría eran federales, pero el resultado no fue completamente federal.
La Constitución fue redactada a partir de un libro llamado Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, escrito por Juan Bautista Alberdi. Él fue un gran intelectual con conocimientos de temas constitucionales y de constituciones de otros países. Su propuesta supo unir los elementos federales y unitarios para que pudieran vivir en paz.
El proyecto estableció un gobierno federal respetando las autonomías de las provincias. El 1 de mayo de 1853 se promulgó la Constitución Nacional de la Confederación Argentina y dejó abierta la posibilidad de la futura inclusión de Buenos Aires.
En Buenos Aires, un grupo encabezado por Mitre buscaba la unificación, mientras que otro grupo quería conservar la separación y consolidar el Estado de Buenos Aires.
La separación había privado a la Confederación de los ingresos provenientes de la aduana. La Confederación intentó que los barcos descargaran en otros puertos, pero estos no lo aceptaron y siguieron descargando su mercadería en el puerto de Buenos Aires.
Los conflictos se agravaban hasta que la Confederación le declaró la guerra. El ejército de Urquiza derrotó al ejército de Mitre en la Batalla de Cepeda en 1859. Pero el conflicto no había terminado. Aunque la nación se encontraba unida, el Gral. Urquiza y el Gral. Mitre se enfrentaron nuevamente en 1861 en la Batalla de Pavón. Urquiza decidió retirarse, siempre y cuando Buenos Aires y la Confederación se mantuvieran unidas.
En 1862, Buenos Aires aceptó por fin la Constitución. Sin embargo, la República Argentina estaba destruida después de más de 50 años de guerra.
