Portada » Arte » Exploración Profunda del Arte y Arquitectura Islámica: Desde Mahoma hasta la Alhambra
El gran profeta de esta religión fue Mahoma (que murió en el 632). Comenzó a tener visiones a partir del 611, en las que el arcángel San Gabriel le señalaba como el profeta escogido por Dios y, más adelante, como mensajero. Entonces, empezó a predicar en su círculo familiar y, posteriormente, en La Meca.
Los mercaderes, por miedo a la desaparición de las peregrinaciones a la Kaaba, obligaron a Mahoma a huir a Medina en el 622, iniciándose así la llamada expansión del Islam. El Islam se rige por cinco mandatos fundamentales:
La historia islámica temprana se divide en dos grandes etapas dinásticas:
El arte islámico se caracteriza por una gran ornamentación y un uso intensivo de las cualidades matemáticas y geométricas.
Sus edificios destacan por ser sencillos, humildes y austeros en el exterior, pero muy ricos y ornamentados en el interior (el valor reside en el interior). El gran valor de esta rica decoración se consigue a través de materiales pobres como el estuco o la cerámica.
No dejan una sola parte del muro sin cubrir o decorar, dando lugar a una actitud denominada horror vacui (horror al vacío). Tenían un gran gusto por la policromía y usaban colores vivos y dorados en cerámicas y mosaicos.
Se basa en la repetición ilimitada y simétrica, dando sensación de densidad y llenando por completo todas las superficies. Su decoración simplifica la realidad y da lugar a una idea abstracta de la imagen que representan. Se distinguen tres tipos principales:
Las mezquitas están formadas por las siguientes partes esenciales:
El espacio se adapta a las oraciones, por lo que los soportes pasan a ser arcos y las naves se amplían sin que el edificio pierda sus proporciones y equilibrio. Las estancias dan sensación de ser ilimitadas y de indicar un eje direccional hacia La Meca. Desde fuera, son edificios que transmiten sensación de fortalezas y espacios de recogimiento interior.
Más que una mezquita, es un recinto sagrado donde se supone que Mahoma ascendió a los cielos guiado por el Arcángel Gabriel. Para los judíos, es el lugar donde se puso la primera piedra del mundo y donde se encuentra el Santo Santuario del Templo de Jerusalén. La idea de planta central con círculos concéntricos ya se había visto en la arquitectura paleocristiana y bizantina. Es un lugar donde el visitante debe realizar movimientos circulares en torno a la roca para comprender los símbolos que encierra.
Otros ejemplos claros de mezquitas de tipo clásico son la Mezquita de Damasco y la Mezquita de Kairouan. Ambas poseen un patio porticado. Otra mezquita característica es la Mezquita de Samarra, donde el minarete es una reinterpretación de los zigurats mesopotámicos.
En cuanto a la arquitectura islámica en España, hay que destacar varias obras fundamentales:
Se construyó en cuatro fases y fue declarada catedral tras la conquista cristiana. Su orientación está desviada de La Meca debido a la cercanía del Guadalquivir y por rebeldía política. La quibla tiene un doble muro con un espacio intermedio que le da más profundidad al mihrab.
En el interior, sobre las columnas, se superponen una serie de dobles arcos: uno de herradura y otro de medio punto, que consiguen elevar los techos y mejorar la iluminación, dando lugar a una solución arquitectónica novedosa. El arquitecto jugó con los colores de la piedra y el ladrillo. Las columnas no llevan basa, pero sí se decoran con capiteles y policromía.
Aparece la maqsura; este complejo tiene forma de T y la cubierta plana se abre a complicadas bóvedas poligonales a base de arcos cruzados que nunca se unen en un punto central. Esto genera las primeras compartimentaciones espaciales que potencian la iluminación. El mihrab está formado por un arco encuadrado en el alfiz, lo que genera dos triángulos llamados albanegas, que se decoraban.
Aparece la arquitectura califal, una variante de la arquitectura islámica que aplica materiales más sólidos, columnas romanas y visigodas reinterpretadas al modo islámico, arcos de herradura califal y polilobulados, festoneados, mixtilíneos, entrelazados, y bóvedas complejas de arcos de crucería.
Algunos ejemplos de esta arquitectura son la Mezquita del Cristo de la Luz, el Palacio de la Aljafería o La Giralda. Pero la mayor obra es La Alhambra.
Se considera de arte nazarí o granadino. Fue una gran obra maestra de adaptación al terreno. Los reflejos de las albercas son muy importantes, ya que en ellos buscaban la simbología de reflejar lo perfecto. Esto se conseguía con canales de forma que el agua sufriera las menos ondas y alteraciones posibles.
La Torre de Comares es una torre iluminada con cristales de colores, lo que le da una sensación de irrealidad fantástica. Recuerda a las torres de honor de los castillos medievales. Su artesonado representa los siete cielos de la cosmología musulmana.
Por otra parte, están los baños y salas de camas, lugares donde los musulmanes iban a relajarse. El Patio de los Leones consta de dos volúmenes laterales y una fuente en medio rodeada por una serie de esculturas, todas ellas distintas, recordando a los patios de los claustros.
La decoración de las columnas y capiteles recuerda a un oasis, con el agua en el centro del patio, y con juegos de claroscuros gracias a sus formas polilobuladas. Este concepto espacial, expresado mediante contrastes de luces y sombras, genera una sensación de pantalla que divide el espacio a saltos, convirtiéndolo en un espacio no fluido o continuo.
Los arcos y bóvedas con mocárabes son los que dan lugar a ese efecto claroscuro y esa sensación de estar en una cueva con estalactitas, como puede verse en la Sala de las Dos Hermanas o en la Sala de los Abencerrajes. En la decoración abundan las estrellas, en cualquier material y a cualquier escala. En la Alhambra se observan los tres tipos decorativos: el vegetal, el geométrico y el caligráfico.
Algunos ejemplos más de arquitectura relacionada con este periodo podrían ser la Sinagoga del Tránsito y la Sinagoga de Santa María la Blanca.
