Portada » Historia » España en el Siglo XX: Monarquía, República y Dictadura Franquista
De 1902 a 1923, España atravesó un periodo de profunda crisis, marcada por la pérdida colonial de 1898 (Cuba, Filipinas y Puerto Rico), que generó un impacto social y económico significativo. El sistema político estaba viciado por el caciquismo, un entramado de poder local que permitía el pucherazo y el amaño en las elecciones, donde se intercambiaban favores o servicios.
Para intentar superar esta crisis, se propusieron diversas reformas con el objetivo de regenerar España, incluyendo la reforma de la hacienda, la administración local y la ley electoral. Sin embargo, estas iniciativas no lograron los resultados esperados y, en algunos casos, derivaron en conflictos como la Semana Trágica de 1909.
Este levantamiento popular se produjo en Barcelona, motivado por el reclutamiento de soldados para la guerra de Marruecos. El ejército reprimió duramente las protestas, lo que llevó a Alfonso XIII a ordenar un cambio de gobierno, entregando el poder a los liberales.
Los conservadores, al retomar el poder, gobernaron de forma autoritaria, lo que generó un gran descontento popular en 1917. Este malestar se manifestó a través de:
A pesar de la magnitud de las protestas, el gobierno logró sofocarlas.
De 1917 a 1923, España vivió un periodo de:
La situación se agravó con la Guerra de Marruecos, que era un protectorado de España. En 1921, el ejército español sufrió una contundente derrota frente a las fuerzas marroquíes en el conocido como Desastre de Annual, perdiendo 12.000 soldados.
Los partidos de izquierda exigieron explicaciones y responsabilidades por el Desastre de Annual, lo que llevó a la elaboración del Informe Picasso, una investigación sobre lo ocurrido. Para frenar la publicación de este informe, se produjo un golpe de Estado que originó la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931), con el consentimiento de Alfonso XIII. Este golpe de Estado supuso:
El monarca Alfonso XIII se exilió el 14 de abril de 1931, y se proclamó la República. Se formó un gobierno provisional compuesto por republicanos, socialistas y catalanistas de izquierda. Sus primeras reformas incluyeron la amnistía para presos políticos, la implementación de leyes sociales (como la jornada de 8 horas) y el establecimiento de pasos previos para la autonomía. Sin embargo, también surgieron problemas como la quema de conventos y las huelgas obreras.
En junio de 1931, se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes que dieron lugar a la Constitución de 1931, cuyas características principales fueron:
Con Manuel Azaña como presidente, se llevaron a cabo importantes reformas con el objetivo de modernizar la economía y la sociedad española:
Estas reformas generaron una fuerte oposición por parte de diversos sectores:
El régimen de Francisco Franco (1939-1975) fue una dictadura caracterizada por la oposición al comunismo y a la democracia liberal, y por la defensa del tradicionalismo y la unidad de España.
Franco era el Jefe del Estado y ostentaba el título de CAUDILLO de España. Concentraba todos los poderes: legislativo, ejecutivo y judicial; y era, asimismo, Generalísimo de los ejércitos. Solo permitió un partido político, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS), del que Franco era su máximo dirigente. De él dependía la Central Nacional Sindicalista (CNS). Franco legislaba por decreto-ley y su poder era vitalicio; todo lo establecido en la República fue suspendido.
La dictadura pretendió proyectar una imagen que se asemejara a una democracia mediante la promulgación de las llamadas Leyes Fundamentales:
El Franquismo contó con el apoyo de:
Desde 1939, el régimen franquista dio su apoyo a las potencias fascistas; el gobierno español incluso envió un grupo de voluntarios, la División Azul, al frente alemán del este (Rusia). La derrota del fascismo en 1945 provocó una etapa de aislamiento internacional para España. Sin embargo, este aislamiento comenzó a romperse en 1953, cuando España colaboró con Estados Unidos y firmó un concordato con el Vaticano.
Se calcula que el conflicto causó unas 500.000 víctimas y unos 400.000 exiliados. Parte de la industria, la agricultura, las vías de comunicación y los medios de transporte habían sufrido importantes destrozos, lo que originó un descenso de la producción. Para la población, la vida cotidiana venía marcada por la falta de alimentos y los salarios bajos, lo que provocaba la extensión de la pobreza. No obstante, también fueron años de enriquecimiento fácil para unos pocos sectores de la sociedad: los jerarcas del régimen, los grupos sociales más vinculados al poder y los especuladores.
La política económica del franquismo se caracterizó por un gran intervencionismo del Estado en la producción y distribución de bienes, la fijación de precios, la reglamentación de salarios y el control sobre el comercio exterior. Por otro lado, el régimen aspiraba a la autarquía económica, buscando la autosuficiencia y el fomento de la producción nacional. Para fomentar el desarrollo de la industria, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) y se fundaron empresas públicas que se ocupaban de los sectores no rentables para la iniciativa privada. Además, se siguió una política proteccionista que gravaba con fuertes aranceles las importaciones.