Portada » Historia » El Declive de la Restauración Española: Crisis, Reformas y Caída (1902-1923)
La Restauración transcurre desde el retorno de los Borbones en 1874 con Alfonso XII, hasta el Golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923. Fue un gobierno basado en un sistema liberal, bipartidista (Conservadores y Liberales) y una Monarquía constitucional. Este sistema fue ideado por Cánovas del Castillo.
Entre 1902 y 1931, Europa vivió grandes acontecimientos. Las tensiones sociales, políticas y territoriales del siglo XIX desembocaron en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). El triunfo de la Revolución Rusa (1917) favoreció el ascenso de los fascismos en Italia (1922) y Alemania (1933). Este clima de confrontación ideológica se vio agravado por la crisis económica de 1929.
España presentaba un importante atraso económico. Era un país agrario y la industria más importante era la textil, concentrada en Cataluña y dependía del exterior, lo que obligaba a prácticas económicas proteccionistas. Era una economía en la que la modernización era modesta.
La sociedad resultaba retrasada respecto a Europa Occidental. Tenía un alto índice de analfabetismo (en 1900, el 63%, frente al 24% de Francia). El 75% de la población activa eran agricultores y obreros industriales y de servicios. Había una alta burguesía que desempeñaba el poder político. En esta situación era importante el movimiento obrero y los conflictos sociales.
España, al comenzar el siglo XX, era una monarquía liberal, no democrática, a pesar de que desde 1890 había sufragio universal masculino. Seguía vigente la Constitución de 1876. El sistema caciquil se imponía, lo que suponía la dependencia de unas personas de otras (clientelismo y control oligárquico).
En 1897, Cánovas del Castillo fue asesinado y en 1902, Sagasta decidió retirarse de la política. Conservadores y liberales van a carecer de líderes para sus partidos. La situación se agravaba porque el caciquismo fomentaba las luchas dentro de los partidos.
Ante esta situación, se decidió reconocer la mayoría de edad de Alfonso XIII, que tenía 17 años y fue el rey. Su actitud, partidario de intervenir en el gobierno y en el ejército, aún creó más inestabilidad.
El ejército, humillado por las derrotas de 1898, se volcará sobre las guerras africanas e intervendrá cada vez más en política, apoyado por el Rey. Surgirá así la ideología de los africanistas, contraria a cualquier cambio y defensora de la unidad y de los “valores patrios”. Con el apoyo del Rey, conseguirán que se apruebe la Ley de Jurisdicciones de 1906, por la que todo ataque o crítica al ejército, a la bandera y al rey sería juzgado por un tribunal militar.
Desde el punto de vista político, intelectuales como Joaquín Costa protestaron contra el sistema de la Restauración. Su postura dio origen al término «regeneración», que buscaba superar el atraso, modernizar la vida colectiva y revisar la política nacional. Durante todo el reinado de Alfonso XIII, el regeneracionismo resultó decisivo para explicar la actitud de las personas y de grupos políticos y sociales.
Esto se concretó en dos ensayos de gobierno regeneracionista:
Maura intentó llevar a cabo “una revolución desde arriba”. Se propuso acabar con el caciquismo e incorporar a la política a la pequeña burguesía. Para intentar atraerse a los grupos nacionalistas burgueses catalanes (la Lliga Regionalista liderada por Cambó), preparó la Ley de Mancomunidades, que hubiese podido solucionar las demandas de autogobierno de Cataluña, País Vasco y Galicia, pero no se pudo llevar a cabo por la oposición de la burguesía y fue derrotado en el Senado. Además, la política social no era lo que quería la clase obrera.
El momento de mayor tensión se vivió en la Semana Trágica de Barcelona, en julio de 1909. El motivo fue el descontento por el embarque de las tropas destinadas a Melilla, pero en el fondo había un rechazo a la política conservadora de Maura. Se produjeron unos desastres militares que obligaron a la movilización de los reservistas y el día previsto para el embarque en el puerto de Barcelona, se produjo una huelga general. El ejército ocupó Barcelona, encarcelaron a los líderes del movimiento opositor y fueron juzgados por tribunales de guerra, siendo algunos fusilados. Esto provocó la caída del gobierno de Maura.
Como consecuencia de los sucesos de la Semana Trágica, los distintos sindicatos y grupos anarquistas se integraron en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910.
Canalejas era un liberal atípico. Subió al poder en 1910 e intentó nuevamente que se aprobase la Ley de Mancomunidades. Elaboró la Ley sobre Asociaciones Religiosas, que prohibía el establecimiento de nuevas órdenes y la apertura de nuevos conventos (conocida como «Ley del Candado»). Intentó democratizar el ejército e imponer el servicio militar obligatorio. El 12 de noviembre de 1912, Canalejas fue asesinado por un anarquista. Con su muerte se frustró la regeneración del sistema y se precipitó la desintegración de la monarquía constitucional.
Con la muerte de Canalejas y la caída del gobierno de Maura, los partidos tradicionales fueron incapaces de intentar nuevas reformas. Los siguientes gobernantes, Romanones (liberal) y Dato (conservador), trataron de administrar la situación, pero las circunstancias les sobrepasaron.
Estalló la Primera Guerra Mundial (1914-1918). En este choque de grandes imperios, España no tenía ningún interés en el conflicto, ya que no poseía un imperio y no era una potencia industrial. España fue neutral, y la neutralidad fue un negocio para ciertos sectores económicos y financieros. Se consolidó un gran salto hacia la industrialización.
España continuaba siendo un país agrario, con cerca de un 70% de la población activa trabajando en el sector agrario. El 6% de la propiedad de la tierra pertenecía a la nobleza y las fincas grandes representaban el 28% del total. Desde principios de siglo, la agricultura había experimentado ciertas mejoras, lo que produjo un aumento de la producción.
En el plano industrial, España dejó de ser un mero exportador de minerales y se convirtió en un productor de acero y constructor de barcos. La principal zona industrial era Cataluña, donde la industria más importante era la textil. Comenzó la siderurgia vasca, que utilizaba el carbón de Asturias. Nacieron las primeras industrias eléctricas (como «La Canadiense» de Barcelona), las químicas (explosivos, fosfatos) y cementeras. La mayoría de las empresas eran de tipo familiar.
La guerra hizo que mejorara el comercio español gracias a las exportaciones (hierro, carbón) y a los fletes (contratos de transporte para barcos españoles). No todo fue positivo: aunque la producción aumentó, los precios subieron más de un 15%. Los salarios no subían tanto, con lo que los conflictos sociales se agravaron. Además, los beneficios que obtenían los empresarios no se reinvertían en la industria, lo que acentuó la competencia con otros países y, una vez acabada la guerra, la crisis fue peor de lo esperado.
Durante la Primera Guerra Mundial, el conservador Dato evitó problemas políticos manteniendo cerradas las Cortes. Aprobó por decreto la Ley de Mancomunidades. El liberal Romanones gobernó durante 1916. Su ministro de Hacienda, Santiago Alba (liberal de izquierdas), planteó varias reformas como el desarrollo de la industria, carreteras y regadíos a costa de un impuesto sobre los beneficios, pero los empresarios y la derecha las rechazaron.
El gobierno liberal de García Prieto tuvo que hacer frente a la triple crisis que se originó durante el verano de 1917:
Las consecuencias de la crisis fueron muy graves. El partido Conservador y el Liberal se fragmentaron en múltiples facciones, lo que produjo «gobiernos de concentración» muy inestables y de poca duración.
El movimiento obrero se reforzó mucho, coincidiendo con el triunfo de la Revolución Soviética en Rusia, el llamado «Trienio Bolchevique» (1918-1920).
La CNT tenía en 1919 700.000 afiliados, sobre todo catalanes. Sus dirigentes eran Ángel Pestaña y Salvador Seguí. En 1919 hubo una huelga de 44 días en la empresa eléctrica y de tranvías «La Canadiense» de Barcelona. Y en Andalucía hubo una rebelión campesina pidiendo tierras. La UGT en 1921 tenía 240.000 afiliados y el PSOE tenía 45.000. Hasta 1921, la cuestión social fue empeorando y el gobierno de Dato no ayudó en nada, recurriendo a la represión en las calles. Dato fue asesinado en 1921 por un anarquista.
Ese año fue el de un nuevo desastre colonial en el protectorado marroquí otorgado a España en la Conferencia de Algeciras de 1906: 45.000 km² montañosos, sin agua y con escaso valor económico, salvo minero. Su líder era Abd-el-Krim.
El General Silvestre, jefe militar de Melilla, llevó a cabo una campaña de conquistas que acabó en una emboscada en Annual, en julio. La retirada hacia Melilla dejó 12.000 muertos en el campo de batalla.
Las consecuencias políticas fueron demoledoras. En las Cortes se formó una comisión para investigar las responsabilidades del desastre (el Informe Picasso). En este informe se criticaba a las altas autoridades del ejército y salpicaba al Rey y a políticos de la Restauración (como Romanones). En esta situación, se produjo el pronunciamiento del Capitán General de Cataluña, el General Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923, que ponía fin a la Restauración y daba comienzo a la Dictadura de Primo de Rivera.