Portada » Psicología y Sociología » Desarrollo y Evaluación de Habilidades Sociales: Un Enfoque Práctico
Los procedimientos para evaluar las habilidades sociales son:
Consiste en observar cómo la persona realiza determinadas habilidades en una situación real. Este es el procedimiento más deseable. Se realiza registrando la frecuencia, duración o calidad de determinadas conductas en el contexto interpersonal en el que se producen.
Implica simular una situación para comprobar las habilidades que la persona tiene para responder a ella.
En ambos casos, es importante que el observador cuente con escalas de conductas para una evaluación objetiva.
Las personas significativas (familiares, amigos, compañeros) pueden proporcionar información valiosa. Por ejemplo, el sociograma es un instrumento recomendado en trabajos de grupo que permite conocer las preferencias y detectar a las personas que se encuentran aisladas o rechazadas.
Consisten en la información, descripción y valoración que la propia persona hace de su comportamiento interpersonal, expresando la imagen que tiene de sí misma.
Recoger la percepción que la propia persona tiene sobre sus habilidades y dificultades.
Instrumentos como cuestionarios, registros de autoobservación y entrevistas personales pueden ayudar a analizar lo que la persona piensa sobre sus dificultades de relación.
Los pasos para diseñar un programa de entrenamiento en habilidades sociales son:
Se debe explicar en qué consiste el entrenamiento y su importancia. Es fundamental exponer qué habilidad se va a entrenar, los beneficios que tendrá, en qué situaciones resulta pertinente emplearla, los componentes verbales y no verbales de su ejecución, y cómo se realiza de forma correcta.
Consiste en que una persona competente en las conductas objeto del entrenamiento las emita de forma adecuada en presencia de las personas que van a ser entrenadas. Las personas a las que va dirigido el entrenamiento comprenderán mejor la habilidad a entrenar si es demostrada por un modelo.
Favorecer la emisión de las conductas adecuadas a través de la observación de modelos que las realizan.
Consiste en practicar las conductas objeto de entrenamiento, observadas previamente en los modelos.
Proporciona información al sujeto sobre su propia conducta para que pueda mejorarla.
Proporciona consecuencias positivas a la persona cuando emite la conducta apropiada o se aproxima a la que se desea fortalecer.
Pueden ser verbales o materiales, y ser administrados por la persona que lleva a cabo el entrenamiento, por los compañeros o por el propio sujeto (autorrefuerzo).
Los refuerzos deben ser importantes para el sujeto y adecuados a la situación.
Asegura que las habilidades sociales aprendidas se apliquen en situaciones distintas a las del entrenamiento. Para ello, será necesario seguir practicando los comportamientos adquiridos en diferentes situaciones y con distintas personas.