Portada » Historia » Transformaciones Políticas y Crisis del Estado Monárquico en España (1868-1873)
La Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, supuso el fin del reinado de Isabel II. Este periodo revolucionario se extendió durante seis años, marcados por intentos de democratizar España, pero también por una profunda inestabilidad política, crisis económica y conflictos sociales.
Durante estos años se intentaron imponer diversos modelos políticos, como la monarquía democrática o la República, pero ninguno logró estabilizar el país. La pequeña burguesía y el emergente movimiento obrero comenzaron a adquirir protagonismo político por primera vez.
La Gloriosa, que derrocó a Isabel II y puso fin temporalmente a la monarquía borbónica, fue causada por el profundo descontento político y la grave crisis económica que afectaba al gobierno.
La crisis económica fue triple:
Todo esto generó un gran descontento social y político contra el gobierno, especialmente por su autoritarismo. Por ello, progresistas, demócratas y, posteriormente, unionistas, firmaron el Pacto de Ostende para acabar con el reinado de Isabel II.
La Gloriosa se inició con un pronunciamiento militar bajo el lema: “¡Viva España con honra!”.
Esta revolución se desarrolló en dos frentes:
La revolución triunfó, el gobierno moderado dimitió y Isabel II huyó a Francia tras la muerte de O’Donnell y Narváez. Se formó entonces el Gobierno Provisional.
Formado por unionistas, progresistas y demócratas, este gobierno tomó varias medidas clave:
De estas elecciones surgió la Constitución de 1869, considerada la más democrática hasta ese momento.
Esta carta magna estableció:
Incluía una declaración de derechos muy amplia, abarcando la libertad religiosa, de reunión, asociación, imprenta y manifestación. Sin embargo, se proclamó un Estado confesional, manteniendo el culto y el clero católico, lo que generó críticas entre los sectores más radicales.
El objetivo del Gobierno Provisional y de la coalición gubernamental electa fue modernizar la economía para atraer capital extranjero y proteger los intereses de los inversores.
Las medidas principales fueron:
Dado que la Constitución de 1869 definía a España como una monarquía, se inició la búsqueda de un candidato entre las familias reales europeas. Finalmente, las Cortes eligieron a Amadeo de Saboya, un monarca con una concepción democrática, perteneciente a la dinastía que había culminado la unificación italiana.
Tres días antes de su llegada a España, fue asesinado el General Prim, quien era el principal valedor del rey. Su ausencia debilitó enormemente la posición de Amadeo.
Durante su reinado, Amadeo I enfrentó un rechazo generalizado y una falta de apoyos:
Serrano presidió el primer gobierno de la monarquía, compuesto por progresistas, demócratas y unionistas, pero los enfrentamientos internos generaron inestabilidad y el gobierno se desintegró rápidamente.
Amadeo I tuvo que hacer frente a múltiples movimientos de oposición:
Esta situación generó una gran inestabilidad: en solo dos años se formaron seis gobiernos y se convocaron tres elecciones, desintegrándose la coalición gubernamental.
Ante esta crisis y el cúmulo de guerras, Amadeo I renunció al trono el 10 de febrero de 1873, dejando una carta en la que declaraba que España era un país ingobernable y que la propia nación era su principal enemigo.
Tras este suceso, las Cortes proclamaron la Primera República Española con un amplio apoyo, dando inicio a una nueva etapa política.
