Portada » Arte » Características y Evolución del Arte Islámico en Al-Ándalus: Arquitectura y Decoración
El Arte Islámico, en sus inicios, se caracteriza por la asimilación de elementos preexistentes, utilizando materiales pobres (ladrillo y mampostería) y estructuras de los pueblos conquistados. Esta elección material permitía la inmediata utilización del edificio. Los muros se recubren de decoración para ocultar la pobreza de los materiales.
La Mezquita es el espacio dedicado por el Islam para la oración y la plegaria. Cuando congrega a toda la comunidad en el día sagrado, se denomina Mezquita Aljama.
La decoración se rige por el principio del Horror Vacui (miedo al vacío), que implica no dejar espacios sin ornamentar. Se caracteriza por la riqueza cromática, la simetría y la repetición de motivos. La decoración es generalmente plana.
El agua es un elemento fundamental, logrando que los edificios estáticos adquieran una dimensión dinámica, reflejando la condición efímera de la naturaleza.
Con capital en Córdoba, las mezquitas y los palacios son los máximos exponentes. Se caracteriza por la asimilación de elementos hispanorromanos y la innovación arquitectónica:
Tras la caída del Califato de Córdoba, la arquitectura es una continuación del arte cordobés, aunque el arco de herradura con alfiz solo se utiliza en los lugares sagrados. Se observa una multiplicación de la riqueza decorativa.
Las dinastías almorávides y almohades se establecen en la Península, construyendo edificios sólidos con aparejo sencillo. Utilizan el arco de herradura apuntada y arcos polilobulados, con una decoración basada en los mocárabes.
Corresponde al último reino musulmán en España. Los materiales pobres se ocultan bajo paneles decorativos que recubren los muros. Se utiliza el arco de medio punto peraltado.
La construcción de la Mezquita de Córdoba se inició bajo el mandato de Abd al-Rahmán I, quien logró el título de emir, proclamó su independencia respecto de Bagdad e hizo de Córdoba su capital.
La planta era casi cuadrada, con un patio y una sala de oración (Haram) orientada al sur (y no hacia La Meca). Los gruesos muros se organizan en tramos separados por contrafuertes al exterior y se rematan con almenas escalonadas de origen oriental.
Derribó el muro de la Qibla y construyó ocho tramos más hacia el Guadalquivir. Se construyó el alminar (hoy muy reformado), de planta cuadrada, que tenía originalmente dos filas de arquerías de herradura y un pequeño templete superior.
Añadió la Puerta de San Esteban. La decoración exterior sumaria consta de un gran arco de herradura con dovelas de dos colores, alternando una lisa y otra decorada.
Amplió el patio (Sahn) y reconstruyó el alminar.
Derribó de nuevo el muro de la Qibla y aumentó en doce tramos las naves, también en dirección al río. Esta fase incluye el Mihrab definitivo, con paneles de mármol tallados con formas vegetales esquematizadas, y la Maqsura, reservada al califa, con cúpula gallonada sobre nervios cruzados.
Realizó la última ampliación, añadiendo ocho naves a la sala de oración hacia el este, lo que obligó a ampliar el patio. Como resultado, el Mihrab quedó descentrado.
La Mezquita alcanzó la planta definitiva de tipo hipóstilo, con numerosas puertas de acceso al patio (Sahn), donde se encontraba la fuente para las abluciones.
La decoración se basa en la superposición de arcos y la alternancia de dovelas de colores. Los elementos arquitectónicos se enmascaran con paneles de mármol esculpidos con motivos florales estilizados. El empleo del mosaico en la Maqsura enriquece y transforma el edificio, resaltando la luz y el color en detrimento de los elementos estructurales.
