Portada » Historia » Evolución Histórica de la Península Ibérica: Desde el Paleolítico hasta el Reino Nazarí
El Paleolítico es la primera etapa de la Prehistoria. Las personas de esta época vivían de la caza, la pesca y la recolección, por eso se dice que tenían una economía depredadora. Eran nómadas, es decir, se movían de un lugar a otro buscando alimentos.
En Atapuerca (Burgos) se encontraron los restos humanos más antiguos de Europa occidental, de unos 1.200.000 años, pertenecientes a especies como el Homo antecessor (800.000 años) y el Homo heidelbergensis (400.000 años).
Hacia el 6.000 a.C. llegaron a las costas del Mediterráneo grupos que ya cultivaban y criaban animales. Esta nueva etapa se llama Neolítico, y se caracteriza por una economía productora y por el uso de nuevas herramientas como azadas, hachas, hoces y molinos.
Gracias a que producían más alimentos (excedentes), empezaron a hacer cerámica, tejidos y a vivir de forma sedentaria (ya no eran nómadas). El arte más típico de este tiempo es la pintura rupestre levantina, diferente a la cantábrica. Al final del Neolítico surgieron los monumentos megalíticos, hechos con grandes piedras, como el Dolmen del Romeral en Antequera.
Los pueblos prerromanos habitaron la Península Ibérica desde el primer milenio a.C. Se distinguen tres grandes grupos:
Entre los siglos IX y VII a.C., pueblos colonizadores del Mediterráneo llegaron a las costas, fundando factorías y trayendo innovaciones cruciales como la vid, el olivo, el torno alfarero, la moneda y la escritura alfabética. Entre ellos destacaron:
La conquista romana comenzó durante las guerras contra los cartagineses y duró unos dos siglos, buscando explotar las riquezas de la península. El proceso se dividió en fases:
La romanización fue el proceso por el cual los pueblos adoptaron la cultura, política y sociedad romana, apoyada en ciudades, calzadas, provincias y la difusión del latín. Fue más intensa en el sur y este, pero Hispania fue una de las áreas más romanizadas del Imperio.
Su comercio se integró en la red mediterránea, aportando aceite, trigo, vino y metales preciosos, y dio lugar a importantes figuras del Imperio, como los emperadores Trajano, Adriano y Teodosio, y a filósofos como Séneca.
El legado romano incluye:
En el siglo V, tras la caída del Imperio romano, la Península fue invadida por suevos, vándalos y alanos, hasta que los visigodos los expulsaron y fundaron el reino de Tolosa. En el siglo VI se establecieron definitivamente en la Península con capital en Toledo. Su monarquía electiva provocaba inestabilidad política por las luchas entre familias nobles.
Algunos reyes destacaron en la unificación territorial, religiosa y jurídica:
La monarquía se apoyaba en instituciones clave:
A pesar de cierta unidad, la monarquía fue débil, ya que la nobleza tenía gran poder militar y social y la sociedad estaba ruralizada, con pocos centros urbanos.
La expansión musulmana en la Península fue muy rápida gracias a la debilidad de la monarquía visigoda, con luchas internas y una nobleza dividida. También influyeron la superioridad militar y organizativa de los musulmanes, su tolerancia religiosa hacia judíos y cristianos, y una administración eficaz que facilitó los pactos y rendiciones.
