Portada » Historia » El Siglo XX: De la Prosperidad de los Años Veinte a la Gran Depresión y sus Consecuencias Globales
1918: Fin de la Primera Guerra Mundial.
Para comprender los ciclos económicos de este periodo, es fundamental distinguir entre los diferentes tipos de crisis y sus indicadores:
Cuando finalizó la guerra, la economía de los países afectados recuperó gradualmente la normalidad. La capacidad de producción comenzó a crecer de 1918 a 1921, año en que se entró en una crisis caracterizada por la bajada de precios, el ralentizamiento del comercio y el incremento del paro. Los motivos de esta crisis fueron que Estados Unidos dejó de conceder créditos a Europa, lo que provocó una bajada de la demanda y que los productos no se vendieran. Esta recesión duró de 1921 a 1922.
Entre 1920 y 1929, la producción industrial y la productividad crecieron un 40%. Este auge se debió a la demanda acumulada tras la guerra y a un crecimiento intensivo impulsado por la fabricación en cadena.
Durante la guerra, el precio de los productos agrícolas subió, lo que llevó a los agricultores a endeudarse comprando maquinaria y abonos químicos. Cuando la guerra terminó, los precios bajaron, y muchos agricultores no pudieron devolver los créditos, perdiendo sus tierras y aumentando el paro en el campo. Se preveía una crisis de sobreproducción, lo que llevó a la gente a invertir en bolsa, buscando mayores rendimientos.
El valor de las acciones subió considerablemente junto con la producción industrial, lo que propició la concesión de muchos créditos para la adquisición de acciones. El 3 de septiembre de 1929, la bolsa dejó de subir, marcando un punto de inflexión. El 24 de octubre de 1929 (conocido como Jueves Negro), salieron a la venta 12 millones de acciones con una demanda casi nula, lo que provocó una caída en picado del valor de los títulos. El día 28 de octubre (Lunes Negro) se pusieron a la venta más de 9 millones de acciones, y el día 29 de octubre (Martes Negro) se vendieron 33 millones, consolidando el colapso.
La principal causa fue el abuso del crédito, junto con la falta de demanda efectiva en la economía real.
La caída de la bolsa afectó gravemente a la banca, lo que llevó a los bancos a dejar de conceder créditos. Muchas empresas, a su vez, dejaron de pagar a sus empleados. Además, se arrastraba una crisis de sobreproducción que hizo caer los precios. Para intentar subirlos, muchas empresas redujeron la producción. Numerosos agricultores se habían endeudado y, al caer los precios, no pudieron pagar sus deudas, lo que resultó en la expropiación de sus tierras. Llegó un momento en que, para hacer subir los precios agrarios, se quemaban los alimentos, incluso en momentos en que la gente del campo pasaba hambre.
La crisis se expandió globalmente porque Estados Unidos era la principal potencia económica y uno de los mayores compradores de alimentos y materiales de otros países. Esto provocó una drástica caída de las ventas en las demás naciones, arrastrando a la economía mundial a la depresión.
Debido a la depresión, muchos trabajadores pasaron a media jornada y cobraron medio sueldo; otros quedaron en paro sin ninguna ayuda, lo que sumió a mucha gente en la miseria. La población rural quedó arruinada y tuvo que emigrar a las ciudades en busca de trabajo, exacerbando los problemas urbanos.
Ante la magnitud de la crisis, se propusieron y aplicaron diversas respuestas económicas:
Consistía en dejar que el mercado regulara la economía por sí solo, bajo la premisa de que la intervención estatal era perjudicial. Se bajaron los impuestos y los gastos del Estado, y se redujo la cantidad de dinero en circulación. Esto provocó una bajada de sueldos, un aumento del paro y una disminución de la producción, lo que llevó a fuertes protestas en las calles.
John Maynard Keynes sostenía que el factor más importante para la demanda era el consumo. Para favorecerla, animó a la gente a consumir y propuso que el gobierno interviniera activamente en la economía. Esto incluía la recaudación de impuestos para ayudar a los sectores más afectados y la iniciativa estatal de obras públicas para acabar con el paro.
El New Deal, implementado en Estados Unidos, consistía en inyectar dinero al sistema económico a través de las obras públicas y una serie de reformas estructurales. Las principales reformas del New Deal fueron: