Portada » Ciencias sociales » Evolución de la Asistencia Social y la Filantropía: De la Caridad Ilustrada a la Cuestión Social
En la Europa del siglo XVIII, aparece el movimiento de la Ilustración. De modo manifiesto, se va desacralizando la limosna y se transita de “hacer el bien por amor a Dios” a “hacer el bien por amor al hombre”.
La Ilustración no se configura como un sistema compacto de doctrinas, sino como un movimiento filosófico, pedagógico y político que se expande gradualmente desde Inglaterra por el resto de los países europeos. Poniendo como base la confianza en la razón humana, intenta impulsar el progreso de la humanidad, liberar de las cadenas ciegas de la tradición y desenmascarar los temores de la ignorancia, la superstición y la opresión.
El siglo XVIII fraguó conceptos básicos que marcarán decisivamente las reflexiones y las prácticas del siglo posterior: la confianza en la ciencia, la confianza en la educación y la confianza en un progreso que conducirá hacia una sociedad mejor.
La Ilustración, antes que un hecho científico, antes que una crítica religiosa, antes que una apología de la razón o de la libertad, es una lucha a favor del hombre. De un nuevo tipo de hombre que confiaban alcanzar sobre todo mediante la educación.
Aunque el término «caridad» aparecía en todas las iniciativas que, durante los siglos XVIII y XIX, realizaban las personas deseosas de hacer el bien a través de asociaciones benéfico-asistenciales, el acento no recaía sobre el amor a Dios, sino en el amor por este mundo, por la solidaridad para con el infortunado que requería ayuda.
Secularizada así la caridad, esta evocaba un revulsivo y remedio social a través de la filantropía, que recaía sobre objetivos tan diversos como escuelas, cárceles, asilos, etc. Sin embargo, cada movimiento o asociación «campaba por sus fueros». Desconectadas unas de otras, realizaban apreciables acciones sociales, pero de forma indiscriminada y malogrando su efectividad.
Frente a tal proceder irreflexivo y anárquico, surgieron organizaciones que, tanto a nivel funcional como profesional, intentaron incidir en esferas en las que el Estado no lograba intervenir del modo deseable. Es así como finaliza una larga y accidentada prehistoria de la acción social, a la que se ha denominado «etapa pretécnica».
En este punto, solo haré referencia a la definición de pauperismo: Se emplea esta palabra para designar la extensión de la miseria a grandes masas de individuos, a clases enteras de la sociedad. Pobre es el que tiene poco; indigente, el que no posee nada. El pauperismo es la existencia de colectividades muy numerosas que carecen de bienes económicos e incluso de la posibilidad de adquirirlos, o se hallan a cada paso expuestas a caer en esa situación.
La cuestión social se refiere a aquellas demandas que los trabajadores dirigen a las administraciones a través de sindicatos, organizaciones obreras, etc., para resolver sus problemas y necesidades.
Estas dos situaciones, que se empezaron a manifestar de manera visible en el siglo XIX, daban cuenta de una profunda desigualdad entre clases. Se empezó a valorar mucho el hecho de tener un trabajo; era lo que diferenciaba al individuo, lo que le hacía ser considerado productivo o no. Empezaron a aparecer los primeros movimientos revolucionarios obreros (fruto de la Revolución Industrial), se manifestó lo que antes se ha mencionado (la cuestión social) y se atendieron las necesidades en función de dos tipos:
Mientras el objetivo general de la filantropía de socorrer las diferentes clases de miseria social permanece inalterado en los distintos periodos, los objetivos, la finalidad y el método de la acción filantrópica cambian a medida que varía el contexto social.
No hubo ningún intento de coordinar los esfuerzos de las diferentes organizaciones, que se mantenían aisladas. Esta falta de cooperación entre las organizaciones caritativas condujo al ulterior abuso de dar a todo el que pedía sin investigar la necesidad ni determinar la cantidad de ayuda necesaria.
Thompson suprimió la mendicidad y puso especial énfasis en el fomento de la autodependencia. Fundó una «casa de trabajo militar» dedicada a la fabricación de vestimenta para el ejército. Empleó comisiones de barrio de carácter gratuito (al estilo de las de Hamburgo) para integrar a los mendigos válidos para el trabajo en dichos centros, donde se les daba de comer gratis. También facilitó gratuitamente materias primas para el trabajo a domicilio.
Notable intento de organizar el socorro de los necesitados, promoviendo la individualización del problema y la coordinación de esfuerzos.