Portada » Ciencias sociales » Transformación del Trabajo Social: Enfoques y Métodos de Intervención
Una actividad exclusivamente gestora suele desembocar en el enraizamiento de la pasividad entre los clientes, que ven a los trabajadores como meros conseguidores.
Para superar este enquistamiento, debe trascender la función de gestor a educador, desarrollando grupos interdisciplinares que nos acerquen a una comprensión holística de la realidad en la que se desarrolla el trabajo social. También se deben abordar los aspectos más concretos de la realidad social (nivel microsocial).
La interpretación de esta interacción entre niveles macrosociales y microsociales que condicionan el problema social nos da pie para poder tomar el marco teórico de otras ciencias (psicología, sociología, economía, pedagogía, etc.).
No se debe dejar de lado la dicotomía entre método profesional y método científico, y llegar a un equilibrio entre ambas partes, sin olvidar lo científico ni tampoco la relación directa. Esta dicotomía proviene de la idea del investigador distanciado de la realidad de estudio.
La singularidad del trabajo social radica en que una parte fundamental del diagnóstico ha de elaborarse desde una interpretación de la situación social, así como de la singularidad de los fenómenos que observamos. La interacción y la participación hacen posible la consecución de un cuadro interpretativo más complejo y ajustado al conocimiento.
Con la aplicación de esta técnica logramos:
En la fase de evaluación también se hace imprescindible la aplicación del método científico para poder investigar la acción mediante un examen de la situación de partida, del contexto, del proceso y de los resultados. La recogida de información debe ser sistemática y rigurosa.
La selección de técnicas científicas ha de adecuarse al reconocimiento del pluralismo cognitivo y a la multiplicidad de objetos de actuación, evitando las aplicaciones indiscriminadas positivistas y la caída en un empirismo simplista.
Los métodos son limitados en número y comunes a la mayoría de las Ciencias Sociales, grupo al que aspira incorporarse el Trabajo Social.
También llamado de caso individual, hace referencia a la ayuda que se presta a ese nivel y tiene su origen en las actuaciones de las instituciones de beneficencia europeas. Fue sistematizado por primera vez por Mary Richmond en su obra What is Social Case Work, siendo la primera en enfocar el problema individual dentro del contexto de la vida cotidiana de la persona afectada.
El enfoque sociológico se vio pronto desplazado por el enfoque psicológico dada la enorme fuerza de las teorías de Freud a partir de los años 20. La interpretación de los problemas se basaba en desórdenes psicológicos y emocionales. Así, la labor del Trabajador Social tomó un marcado carácter terapéutico. En los años 30, la atención se volvería a desplazar hacia factores económicos y sociales que orientarían la acción social hacia el entorno familiar. Sin embargo, el enfoque predominante en el método de casos es claramente psicologista, y dependiendo de la corriente dominante, se pondrá más énfasis en componentes psicoanalíticos, conductuales o modelos de comunicación-interacción.
El tipo de intervención que se suele realizar es en situaciones de marginalidad. Dado que se considera al individuo sujeto y objeto de la acción, se le acompaña en el reconocimiento de la situación para que él mismo pueda dar solución a los problemas. En el seguimiento de casos, se suele comenzar con una entrevista de solicitud y, a partir de ahí, con otras entrevistas en el centro o en el domicilio que faciliten una interpretación y un diagnóstico ajustado. El tipo de entrevista suele ser abierta, pero a medida que se suceden las siguientes entrevistas, se realiza un examen sistemático de lo observado, llevando a cabo entrevistas semiestructuradas y conociendo las relaciones familiares, educativas y sociales que rodean al afectado con mayor profundidad, para así poder completar mejor la labor.
Si bien el individuo sigue siendo el sujeto al que va dirigida la intervención, el grupo se convierte en medio y contexto de ayuda para transformar las interacciones que el individuo establece con su entorno social más cercano (microsocial). La definición de grupo como un conjunto de personas que pasan algún tiempo juntas, que se reconocen a sí mismas como miembros del grupo y también son reconocidas como tales por individuos ajenos, subraya la importancia del mismo en la influencia que ejerce sobre cada uno de sus componentes, ya que entre ellos se da un compromiso y lealtad que supera el espacio y el tiempo que comparten.