Portada » Psicología y Sociología » Espiritualidad, Duelo y Cuidado de Enfermería: Conceptos Esenciales para Profesionales de la Salud
La espiritualidad se puede definir como una propensión humana a buscar sentido en la vida a través de conceptos que van más allá de lo tangible: un sentido de conexión con algo superior a sí mismo, que puede o no incluir una participación religiosa formal. Tiene que ver con la profunda convicción de que la vida no está completa por sí sola. Es la búsqueda del misterio de la existencia humana.
La religión se utiliza más en el sentido de la institucionalización, aunque es un espacio para la búsqueda de la espiritualidad.
La religión puede promover la salud al fomentar hábitos saludables y actitudes que desalientan prácticas nocivas para la salud.
Este estudio presenta resultados que no son generalizables. En los estudios de caso, los participantes en la investigación son seleccionados por su experiencia en una situación particular; en este caso, el apoyo de la religión y la espiritualidad en familias que cuidan a un niño con insuficiencia renal crónica. Los niños están en tratamiento en el mismo servicio y reciben atención profesional del mismo equipo. Lo que sí se puede generalizar de este estudio es la necesidad de alertar a las enfermeras sobre la importancia de evaluar la espiritualidad y las prácticas religiosas de las familias bajo su cuidado.
La atención espiritual es un reto para las enfermeras. Su papel en el cuidado espiritual de la familia implica estar presente para escuchar las necesidades de la familia y respetar sus creencias y valores. Uno de los aspectos más importantes es la necesidad de comunicación entre los miembros de la familia y las enfermeras sobre este tema.
— ¡Wow, creo mucho en Dios, ¿sabes? Él puede curar a mi hija, si lo desea. Mi madre y yo le pedimos mucho a Dios que cure a mi hija (Madre2).
En la Familia2, observamos que para la madre, Dios representa la esperanza de curar la enfermedad.
Su padre era muy cercano, no era un padre ausente. Fue muy cariñoso con ella [refiriéndose a la niña enferma]. Él [refiriéndose al Padre2] estaba deprimido porque no creía en Dios, ¿verdad? Él [refiriéndose al Padre2] entró en una terrible depresión y luego se suicidó cuando ella [refiriéndose a la niña enferma] tenía siete meses (Madre2).
La Iglesia representa un gran apoyo y una fuente de fuerza en la cura de las enfermedades de sus hijos.
La revisión mostró que la enfermería está construyendo un conocimiento sobre las necesidades específicas individuales, culturales y regionales de las familias de niños con cáncer, con el fin de ofrecer cuidados de enfermería que consideren la singularidad de cada caso.
La muerte es el final total y absoluto; no es más que la interrupción de un proceso neurofisiológico, sino un acontecimiento biológico.
La muerte en actividad se refiere al cese de las funciones del aparato respiratorio, circulatorio y/o nervioso, que puede ser reanimado y revertido.
La muerte absoluta es la desaparición definitiva de las actividades biológicas (no hay manera de revertir este proceso).
Propone 5 etapas de la pérdida:
El peligro de los modelos de etapas es que, al parecer muy lineales, son interpretados por los legos sin las advertencias necesarias de que:
El duelo puede ser definido como un conjunto de reacciones emocionales, físicas, conductuales y sociales que aparecen en respuesta a una pérdida, ya sea real o imaginaria (el miedo a perder). Esta pérdida puede ser por la muerte, o por la cesación o reducción de una función, posibilidad u oportunidad.
Según Bowlby (1985), son cuatro etapas del duelo:
Según RAIMBAULT (1979), para que el proceso de duelo se complete es necesario:
El duelo patológico es la imposibilidad de experimentar la situación adecuadamente. Sería una negación de la realidad. Hay un bloqueo, más que una ruptura. La persona está ligada a la pérdida y no puede seguir con su día a día. Si está vivo, es para vivir. Si hay algo que es preocupante, tenemos que resolverlo.
Duelo crónico: Se caracteriza por una incapacidad (que puede durar varios años) para aceptar la pérdida. La desesperanza crónica es un síntoma importante, y la historia de vida del doliente revela un alto grado de dependencia emocional hacia la persona perdida.
Duelo inhibido: La expresión emocional necesaria no se inicia, y el individuo no avanza hacia un desarrollo activo de su duelo.
En ambos casos, el resultado es que la persona deja de reconstruir su visión del mundo ante la ausencia del ser amado, no puede invertir su capacidad de amar a otras personas y, en distintos grados, se estanca en su vida productiva, laboral y relacional.
Eutanasia activa: Es el acto deliberado de causar la muerte sin sufrimiento del paciente, con fines misericordiosos.
Eutanasia indirecta o pasiva: La muerte del paciente se produce al final de un proceso, ya sea por no iniciar una acción médica o por la interrupción de una medida extraordinaria destinada a aliviar el sufrimiento.
Es la acción correcta frente a la muerte. Es el enfoque adecuado en un paciente que está muriendo. La ortotanasia puede confundirse con el sentido dado originalmente a la palabra eutanasia. La ortotanasia, si fuera un término ampliamente adoptado, implicaría los cuidados paliativos adecuados proporcionados a los pacientes en los momentos finales de su vida.
La distanasia (del griego «dis», mal, algo mal hecho, y «thanatos», muerte) es etimológicamente lo contrario de la ortotanasia. Consiste en retrasar lo más posible el momento de la muerte por cualquier medio, haya o no esperanza de curación, y aunque eso signifique infligir un sufrimiento adicional a los moribundos. Obviamente, no es capaz de eliminar la muerte inevitable, sino solo demorarla un par de horas o días en condiciones deplorables para los enfermos. La distanasia también se denomina «terapia de intensificación», aunque es más correcto llamarla terapia «agresiva».
El objetivo de la medicina paliativa es abordar la institucionalización de la muerte, ofreciendo al paciente la opción de permanecer en casa durante su agonía.