Portada » Historia » La Restauración Borbónica en España: Sistema Político, Conflictos y Republicanismo
Tras la caída de la Primera República, Cánovas del Castillo diseñó un sistema político que buscaba la estabilidad y evitar los conflictos que habían marcado el siglo XIX en España.
Aunque este modelo trajo estabilidad, también fomentó la corrupción electoral y el caciquismo.
Cánovas del Castillo identificó dos problemas principales en la inestabilidad política de España en el siglo XIX:
Para solucionar esto, Cánovas impulsó una reforma que limitaba el poder de los militares:
Para evitar conflictos y garantizar estabilidad, se diseñó un sistema de alternancia entre partidos:
Este sistema, conocido como el «turno pacífico«, garantizaba estabilidad, pero también fomentó la corrupción y el fraude electoral.
Las elecciones estaban manipuladas para asegurar la alternancia entre partidos.
Esto permitió que el sistema se mantuviera estable por un tiempo, pero a costa de la democracia real.
Fue el último gran intento de los carlistas por restaurar su dinastía en el trono español.
Finalmente, fueron derrotados en 1876, lo que llevó a la abolición de los fueros vascos.
Fue el primer gran conflicto independentista cubano contra España. Inició en 1868 con el Grito de Yara, un movimiento liderado por independentistas cubanos. Los cubanos exigían mayor autonomía y el fin de la esclavitud.
Terminó con el Pacto de Zanjón en 1878, que prometió:
Sin embargo, muchas de estas promesas no se cumplieron, lo que llevó a nuevos conflictos en el futuro, como la Guerra Chiquita (1879-1880) y la Guerra de Independencia (1895-1898).
Durante la Restauración, el sistema electoral español estaba profundamente manipulado a través del caciquismo.
Uno de los factores que facilitó el caciquismo fue el alto índice de analfabetismo en España. Entre el 60 y el 65% de la población no sabía leer ni escribir, lo que la hacía más vulnerable a la manipulación y a las influencias externas a la hora de votar.
El analfabetismo y la falta de acceso a la educación generaban una sociedad políticamente desinformada, donde muchos ciudadanos dependían de las élites locales para interpretar el proceso electoral. Los caciques eran grandes propietarios de tierras, nobles o administradores de fincas, que actuaban como intermediarios entre el poder político y la población rural. Eran quienes controlaban los votos en sus respectivas regiones mediante diversas formas de coacción y fraude electoral. El sistema electoral estaba falseado a través de distintos mecanismos de manipulación del voto:
Estos mecanismos aseguraban que los partidos del turno (conservadores y liberales) se alternaran en el poder sin oposición real.
El republicanismo en España surge a mediados del siglo XIX como una escisión del Partido Progresista. Desde su origen, el pensamiento republicano se caracterizó por una falta de unidad interna, con continuos enfrentamientos entre sus facciones debido a desacuerdos en cuestiones fundamentales:
La Primera República Española surgió como una consecuencia de la crisis monárquica. La Revolución de 1868 había derrocado a Isabel II y expulsado a la dinastía borbónica. Los líderes de la revolución no pretendían instaurar una república, sino buscar un nuevo rey para España.
Se aprobó la Constitución de 1869, un texto que establecía una monarquía constitucional democrática.
Amadeo I de Saboya aceptó el trono en 1871, pero su reinado fue inestable y breve. En 1873, abdicó y abandonó España. Dado que no había un nuevo candidato monárquico viable, el vacío de poder llevó a la proclamación de la Primera República Española (1873-1874). Desde el inicio, la Primera República se encontró con múltiples problemas que dificultaron su estabilidad:
En un primer momento, se intentó implantar un modelo de república centralista. Tras su fracaso, se trató de instaurar una república federal, elaborando un proyecto de Constitución Federal (Emilio Castelar) basado en la de 1869.
Este texto nunca llegó a promulgarse, ya que la república cayó tras un golpe de Estado militar.
En 1874, la república cayó tras el golpe de Estado del general Pavía, lo que llevó a la Restauración de la monarquía con Alfonso XII.
A finales del siglo XIX, el sistema de la Restauración empezó a mostrar sus primeras grietas:
Este escenario ofrecía una oportunidad para el republicanismo, pero los republicanos no supieron aprovechar la coyuntura. Ante la debilidad del sistema de la Restauración, se intentó unir a los distintos grupos republicanos, pero los intentos fueron infructuosos debido a:
No fue hasta el siglo XX, con la crisis de la monarquía de Alfonso XIII, cuando el republicanismo resurgió con fuerza, culminando en la proclamación de la Segunda República en 1931.