Portada » Historia » Transición y Consolidación Democrática en España (1978-1993)
A pesar de la legalización de los partidos políticos, la consolidación del sistema democrático no fue sencilla. La actuación de la ultraderecha y de la ultraizquierda generó confusión y temor. Los periódicos que apoyaban la apertura del régimen sufrieron sucesos violentos. Sin embargo, la tozudez democrática de la que dieron muestras los miembros del gobierno, los de la oposición y el propio pueblo consiguió que, a pesar de la crispación provocada, se intentase dar muestras de normalidad.
El 1 de marzo de 1979 se celebran las primeras elecciones después de la aprobación de la Constitución. Supuso el ascenso o mantenimiento de UCD, PSOE y PCE, el descalabro de AP, el ligero descenso de los partidos nacionalistas tradicionales y la aparición en escena de Herri Batasuna y otros partidos regionalistas. A finales de mayo de 1979, el GRAPO ponía una bomba en la cafetería California de Madrid, provocando 8 muertes y 40 heridos.
UCD, formada por un conglomerado de partidos de diversa ideología, comenzaba a desmoronarse y, a finales de enero de 1981, Suárez presentaba la dimisión. Para sustituirle, la UCD propuso a Leopoldo Calvo Sotelo. Cuando, el 23 de febrero de 1981, se estaba procediendo a la votación para la investidura del nuevo Presidente, el Congreso de Diputados fue tomado por fuerzas de la guardia civil al mando del teniente coronel Tejero. Tras largas y tensas horas, el golpe fracasó: ni el Capitán General de Madrid ni el Jefe del Estado Mayor apoyaron el golpe y, a la una de la madrugada, el Rey intervino en la televisión dejando claro su apoyo al régimen constitucional. Pero esa corriente golpista ya había dado señales de vida en 1978, cuando se descubría una conspiración de militares integristas, conocida con el nombre de «operación Galaxia».
El hecho más destacado fue el ingreso en la OTAN, aprobado en el Congreso en octubre de 1981, siendo efectivo en mayo de 1982, aunque con la abierta oposición de los partidos de izquierda. Paulatinamente, la descomposición de UCD era cada vez más evidente. El Presidente empezaba a no encontrar apoyos dentro del partido y, ante la imposibilidad de gobernar, convocó elecciones para el 28 de octubre de 1982, que dieron la victoria al Partido Socialista Obrero Español. La verdadera transición había terminado, puesto que se había producido la sustitución de un gobierno de centro-derecha por otro de centro-izquierda de una forma pacífica y constitucional.
El cambio fue resultado de la conjunción de una serie de fenómenos electorales como la práctica desaparición de UCD y el debilitamiento interno del PCE. De los primeros, muchos se pasaron a votar a AP y un reducido grupo a CDS, pero también lo hicieron al PSOE, que también recogió numerosos votos del PCE. El PSOE había sufrido un cambio de liderazgo e ideológico que ahora daba sus frutos. Felipe González había llevado al partido al abandono de la visión marxista hacia una visión del nuevo socialismo moderado.
Los principales hitos de esta legislatura:
Pese a haber prometido que el país saldría de la OTAN, Felipe González cambió de parecer (habría sido mal vista por EE.UU. y por la CEE y, además, suponía el fin del aislamiento exterior de España). Referéndum en marzo de 1986: el PSOE pidió el Sí a la OTAN, frente a la oposición de gran parte de la izquierda, muchos socialistas entre ellos, que abogó por el No, y la «abstención» de la derecha; finalmente, triunfó el Sí.
Antes de terminar la primera legislatura, Felipe González convoca elecciones generales para el 28 de junio de 1986, que tuvo el siguiente resultado: El PSOE mantuvo la mayoría absoluta a pesar de que disminuyó el número de sus diputados. Configuración definitiva del estado autonómico. Cataluña y Euskadi tenían gobiernos nacionalistas.
La tercera legislatura estuvo marcada por acontecimientos que llevaron al PSOE desde lo más alto (gobierno de mayoría absoluta) hasta los mayores problemas de los 10 años de gobierno: