Portada » Historia » Transformaciones Políticas en España: Del Sexenio Democrático al Ocaso de la Restauración (1868-1923)
España arrastraba una crisis debido a malas cosechas y la ausencia de un mercado nacional. Isabel II se inclinaba por los moderados, lo que provocó la radicalización de los progresistas y la firma del Pacto de Ostende (1866). En septiembre de 1868, el almirante Topete, secundado por Prim y Serrano, se sublevó en Cádiz, dando inicio a la Revolución de 1868 (La Gloriosa) y al período del Sexenio Democrático. En vista de ello, Isabel II partió a Francia.
Se formó un gobierno provisional compuesto por la Unión Liberal y progresistas. Se convocaron Cortes Constituyentes con sufragio universal masculino (para mayores de 25 años).
España quedó sin rey, estableciéndose una regencia presidida por Serrano, mientras Prim se hizo cargo del gobierno.
Gracias a las gestiones de Prim, la Casa de Saboya propuso a don Amadeo para aceptar el trono de España.
Amadeo abdicó, y el Congreso y el Senado proclamaron la Primera República en 1873.
Figueras fue designado presidente. Quería convocar unas Cortes Constituyentes para promulgar una nueva constitución, pero se enfrentó a los problemas de la guerra carlista y la cuestión de Cuba. La República unitaria carecía de apoyo popular masivo, y las elecciones dieron el triunfo a los republicanos federales. Pi y Margall fue nombrado presidente. Surgieron discrepancias en la organización de la España federal entre los intransigentes y los transigentes. La retirada de los intransigentes dio inicio a la revolución cantonal. Pi y Margall, al no alcanzar la aprobación de su proyecto de constitución y presionado por la revolución de los cantones, dimitió. Le sucedió Salmerón, quien también dimitió tiempo más tarde. Tras esta dimisión, fue elegido Castelar, quien logró someter la resistencia del cantón de Cartagena. El 3 de enero de 1874, el general Pavía dio un golpe de Estado: entró en el Congreso y disolvió las Cortes, poniendo fin a la Primera República. Continuaban los problemas de Cuba y la guerra carlista, favoreciendo así la causa alfonsina liderada por Cánovas del Castillo. Sin embargo, y contra la opinión de Cánovas, el general Martínez Campos realizó un pronunciamiento en Sagunto (Valencia) el 29 de diciembre de 1874, proclamando rey de España a Alfonso de Borbón y dando comienzo al período de la Restauración.
Alfonso XIII accedió al trono en 1902. El ambiente político estaba caracterizado por la crisis del sistema canovista, la influencia del regeneracionismo y la desaparición de figuras clave como Cánovas y Sagasta.
Esta etapa se puede dividir en tres períodos:
Hasta 1917 se mantuvo la alternancia bipartidista entre el Partido Conservador, dirigido por Antonio Maura, y el Partido Liberal, encabezado por José Canalejas. Ambos emprendieron una política regeneracionista que intentó implantar ciertas mejoras sociales. El principal problema de este período fue la Guerra de Marruecos. Este conflicto se originó a raíz de la ocupación española de su protectorado en el norte de Marruecos, dando lugar a enfrentamientos con los habitantes del Rif. La guerra provocó la movilización de reservistas en 1909, la mayoría de ellos padres de familia, lo que originó violentos disturbios en Barcelona, conocidos como la Semana Trágica. Su dura represión, que incluyó el fusilamiento del pedagogo anarquista Ferrer Guardia, generó un escándalo internacional y la dimisión de Antonio Maura.
Esta crisis se manifestó en tres vertientes revolucionarias: militar, burguesa y proletaria.
Surgieron en 1910 en oposición a los ascensos por méritos de guerra, restablecidos en Marruecos, donde además los sueldos eran más altos. Su principal objetivo era evitar estos ascensos y exigir aumentos salariales. En 1918, se aprobó la Ley del Ejército, que reguló los ascensos y aumentó los sueldos, reforzando así el papel del ejército en la monarquía y el gobierno.
Fue convocada en Barcelona en 1917 por Francesc Cambó y la Lliga Regionalista en respuesta al cierre de las Cortes desde febrero de ese año. Reunida en Barcelona, exigía la reapertura del Parlamento, mayor autonomía para Cataluña y una reorganización estatal basada en autonomías. Sin embargo, el gobierno terminó disolviendo la asamblea.
La huelga general de agosto de 1917, convocada por la UGT, el PSOE y la CNT, afectó a las principales zonas industriales y derivó en enfrentamientos con el ejército, causando muertos y heridos. La crisis llevó a Alfonso XIII a reemplazar al presidente Eduardo Dato por García Prieto, quien formó un gobierno de concentración nacional con la participación de Cambó.
A partir de la crisis de 1917, España entró en una fase de agudización de los problemas.
La situación política se volvía cada vez más complicada.