Portada » Biología » Sistemas Sensoriales y Musculoesquelético: Funcionamiento y Cuidado del Cuerpo Humano
En la piel se encuentran receptores sensitivos que captan estímulos muy diversos que, en conjunto, conocemos como tacto. El tacto no es un sentido único, pues permite percibir distintos tipos de sensaciones:
El sentido del gusto permite captar información de los compuestos químicos de los alimentos ingeridos, disueltos en la saliva, lo que es importante para analizar los alimentos que van a ser ingeridos. Los receptores del gusto son células agrupadas en botones gustativos, los cuales, a su vez, forman las papilas gustativas, que se encuentran en el interior de la boca, sobre todo en la lengua. Las sensaciones producidas constituyen los sabores y, aunque existe una enorme variedad, todos son el resultado de la combinación de cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo.
El sentido del olfato consiste en la detección de las moléculas gaseosas que llegan a la nariz. En el interior de las fosas nasales, en una zona denominada pituitaria amarilla, se encuentran las células olfativas, que se agrupan en el bulbo olfatorio. Las sensaciones creadas por la estimulación de estas células constituyen los olores. El ser humano puede detectar cerca de 3000 olores distintos. Se piensa que todos ellos son el resultado de la combinación de siete olores básicos o primarios: alcanfor, almizcle, flores, menta, éter, acre y podrido.
La contracción de los músculos consiste en su engrosamiento y acortamiento. Para ello son necesarias:
Para que la contracción muscular origine el movimiento adecuado, debe producirse de forma coordinada en varios músculos a la vez. Los músculos que cooperan para realizar un único movimiento se denominan músculos agonistas. Los músculos antagonistas, por el contrario, actúan en sentidos opuestos: cuando uno se contrae, el otro se relaja.
Los huesos son órganos que contienen sales de calcio que les proporcionan dureza. Pero, a pesar de la presencia de estos compuestos inorgánicos, también poseen, como los demás tejidos, células vivas que les permiten crecer y soldarse tras una rotura. Los huesos están formados por tejido óseo, que puede ser de dos tipos: tejido óseo esponjoso, el cual presenta cavidades que les dan un aspecto característico, y tejido óseo compacto, macizo y sin espacios interiores. Las funciones de los huesos son las siguientes:
Según su forma, los huesos pueden ser:
Los huesos se unen unos a otros formando las articulaciones, que pueden ser de tres tipos: