Portada » Ciencias sociales » Procesos de Socialización: Elementos, Fases y su Impacto en la Sociedad
Los procesos de socialización son la manera en que los individuos de una colectividad aprenden los modelos sociales, los asimilan y los convierten en suyos propios. Este proceso es el que nos hace realmente personas y, aunque parezca paradójico, es el que nos permite ser autónomos y tener nuestras ideas y opiniones propias. Se trata de un proceso que nos conduce desde el aprendizaje y la educación hasta la construcción de nuestra propia personalidad.
A partir de esta definición, podemos extraer los elementos básicos del proceso:
Hay dos fases fundamentales:
Para ser lo que somos necesitamos contar con otros. La sociabilidad ha evolucionado desde formas de presión más intensas a otras más permisivas. El individualismo es el modelo social de nuestra época, que defiende que por encima del grupo o del poder está la soberanía del individuo y de la persona. Esta afirmación ha sido un logro social, pues una parte importante de las capacidades humanas son propiedades emergentes que han surgido de la relación social, que han sido fruto de luchas, conquistas, revoluciones, empeño y esfuerzo de personas particulares unidas por ideas, valores y causas comunes.
Sus frutos más importantes se han dado a partir de la modernidad, pero esta es deudora de otras anteriores. Es necesario recordar las deudas contraídas. La expresión «deuda social» empezó a utilizarse en la filosofía de la Ilustración: Kant y Fichte estudiaron esta herencia y sus posibilidades.
El lenguaje es nuestro medio ordinario de comunicación. El lenguaje verbal es exclusivo del ser humano, y en las posibilidades que nos da radica la gran diferencia que nos separa del resto de los animales. Por eso, los filósofos han definido al ser humano como homo loquens (locuaz, que habla).
Somos lo que somos por estar en comunicación con los demás. Los primeros filósofos utilizaron el término logos, que daba cuenta de esta íntima relación entre pensamiento y palabra. Queremos destacar la naturaleza social de esta conquista. Desde que nacemos somos acogidos en un ámbito de comunicaciones que nos va humanizando, haciéndonos personas y forjando nuestra personalidad.
Gracias a la comunicación entendemos, construimos y entendemos la realidad. Casi nada sabemos del mundo por experiencia propia: casi todo lo sabemos y lo conocemos gracias al lenguaje, de aquí que digamos que todo existe gracias al lenguaje y a la comunicación.
La inteligencia humana se expresa y desarrolla a través del lenguaje. No hay pensamiento sin lenguaje. La inteligencia es un logro social. Esto quiere decir, en primer lugar, que por el hecho de vivir en sociedad hemos podido acumular y potenciar las posibilidades de nuestra inteligencia. De sociedades primitivas hemos pasado a sociedades más complejas.
Por otro lado, esta complejidad implica una acumulación de problemas de todo tipo: éticos, políticos, etc., pero también una acumulación de saberes y un repertorio cada vez más amplio de soluciones. Esta es la dinámica del progreso humano: contamos con una inteligencia que ha de ser compartida, porque nuestros problemas son comunes. Todo individualismo y la autonomía de la persona dentro del grupo solo es posible contando con la complicidad de los otros.
Una de las definiciones clásicas del ser humano es la de «ser libre». El proceso de socialización también conlleva el ejercicio de la libertad humana. Esto puede apreciarse a dos niveles:
No nacemos siendo libres o seres inteligentes, tenemos que aprender a serlo a través de la educación y el aprendizaje gracias a todos los agentes sociales. Por eso tiene tanta importancia la educación para la vida humana. No se conoce ninguna cultura que no haya dedicado un lugar importante a la educación. Por eso debe ser incluida entre los logros sociales.
Las sociedades desarrolladas cada vez dedican más recursos a los sistemas educativos. Pero cuando nos referimos a la mejora de la educación, nos referimos al ideal ilustrado de poder «mejorar la humanidad». Si lo que somos depende en gran medida de la educación, significa que podemos intervenir en lo que seamos, que podemos elegir nuestros proyectos de vida. En esta afirmación se basa el proyecto ético común fundado en la dignidad de la persona y los derechos humanos. Se trata de un asunto trascendental para la vida humana.