Portada » Magisterio » Principios Esenciales para la Gestión y el Desarrollo Organizacional
Un emprendedor es una persona que enfrenta con resolución acciones difíciles. Específicamente en el campo de la economía, los negocios o las finanzas, es aquel individuo dispuesto a asumir un riesgo económico o de otra índole. Desde este punto de vista, el término se refiere a quien identifica una oportunidad de negocio y organiza los recursos necesarios para ponerla en marcha.
Es habitual emplear este término para designar a una «persona que crea una empresa» o a alguien quien inicia un proyecto por su propia iniciativa. Se ha sugerido que el «ser emprendedor» es una de las cualidades esenciales de un empresario, junto con la innovación y la capacidad de organización y gestión.
Establecer sensación de urgencia
Es imprescindible para conseguir la cooperación necesaria. Con alta complacencia, las transformaciones usualmente no prosperan, dado que pocas personas están interesadas en trabajar por el cambio. Por lo tanto, es necesario remover las fuentes de la complacencia para minimizar su impacto. Por ejemplo: estableciendo estándares altos, solicitando retroalimentación externa, y reconociendo la conversación honesta en las reuniones donde la gente está dispuesta a confrontar los problemas.
Crear una coalición guía
En ocasiones, las transformaciones importantes se asocian a la labor de una persona individual. Sin embargo, dado que el cambio es difícil de lograr y sostener, es necesario conformar coaliciones fuertes, equipos compuestos por personas con alta credibilidad, experticia, habilidades de liderazgo y gestión que compartan objetivos comunes y altos niveles de confianza.
Desarrollar visión y estrategia
La visión refiere a la imagen del futuro de la organización y a cómo esa visión puede llegar a crearse a través de determinadas estrategias. Una imagen atractiva, sensible, flexible y lógica de futuro. Las visiones efectivas son:
Comunicar la visión de cambio
La visión debe comunicarse de forma efectiva. Debe ser simple (evitando tecnicismos), repetirse para que pueda ser recordada, explicarse, expresarse mediante metáforas, analogías y ejemplos, y hacerse explícita en múltiples foros, tanto formales como informales.
Empoderar una acción con base amplia
Los empleados deben compartir el sentido de propósito de la organización y estar capacitados para desarrollar las habilidades y actitudes necesarias para poder hacer realidad la visión.
Generar victorias de corto plazo
Las victorias a corto plazo son visibles, no son ambiguas y están claramente relacionadas con el esfuerzo por el cambio. Proveen evidencias de que el sacrificio vale, desalientan a los cínicos y a los resistentes, y transforman a los neutrales en ayudantes activos.
Consolidar los logros y producir más cambios
Es necesario pensar en el largo plazo para que el cambio no cese y se consigan nuevos avances. Los cambios importantes requieren tiempo, especialmente en las grandes organizaciones. El progreso puede llegar a disiparse si no está anclado en la cultura corporativa y no se visualiza que, si bien no podrá cambiarse todo rápidamente, sí se pueden lograr pequeños cambios.
Anclar los nuevos enfoques en la cultura
La cultura corporativa refiere a las normas de conducta y los valores compartidos entre las personas. El cambio deberá anclarse en la cultura corporativa. Requerirá de mucha conversación entre las personas que participen de él y dependerá de los resultados, que deberán demostrar que los nuevos métodos son claramente superiores a los antiguos.
La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones de la vida en diversos contextos: a nivel laboral, familiar, sentimental o empresarial (utilizando metodologías cuantitativas que brinda la administración). La toma de decisiones consiste, básicamente, en elegir una opción entre las disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial (aun cuando no se evidencie un conflicto latente).
Las decisiones programadas o decisiones estructuradas son aquellas que se toman frecuentemente, es decir, son repetitivas y se convierten en una rutina. En ellas, la persona que toma la decisión no tiene la necesidad de diseñar ninguna solución, sino que simplemente se rige por la que se ha seguido anteriormente. En las decisiones no programadas o decisiones no estructuradas, la persona que toma la decisión aborda el problema de forma mecánica, puesto que es común enfrentarlo.
Las decisiones no programadas o no estructuradas son decisiones que se toman ante problemas o situaciones que se presentan con poca frecuencia.
Se tiene conocimiento total sobre el problema; las opciones de solución que se planteen van a causar siempre resultados conocidos e invariables. Al tomar la decisión, solo se debe pensar en la opción que genere mayor beneficio.
La información con la que se cuenta para solucionar el problema es completa; es decir, se conoce el problema, se conocen las posibles soluciones, pero no se conoce con certeza los resultados que pueden arrojar.
En este tipo de decisiones, las posibles opciones de solución tienen cierta probabilidad conocida de generar un resultado. En estos casos, se pueden usar modelos matemáticos o también el decisor puede hacer uso de la probabilidad objetiva o subjetiva para estimar el posible resultado.
La probabilidad objetiva es la posibilidad de que ocurra un resultado basándose en hechos concretos (puede ser cifras de años anteriores o estudios realizados para este fin). En la probabilidad subjetiva se determina el resultado basándose en opiniones y juicios personales.
Se posee información deficiente para tomar la decisión; no se tiene ningún control sobre la situación; no se conoce cómo pueden variar o interactuar las variables del problema. Se pueden plantear diferentes opciones de solución, pero no se les puede asignar probabilidad a los resultados que arrojen. (Por esto, se le llama «incertidumbre sin probabilidad»).
Con base en lo anterior, hay dos clases de incertidumbre:
La motivación laboral es una herramienta muy útil a la hora de aumentar el desempeño de los empleados, ya que proporciona la posibilidad de incentivarlos a que lleven a cabo sus actividades y que, además, las hagan con gusto, lo cual proporciona un alto rendimiento por parte de la empresa. La motivación laboral está influenciada directamente por varios factores, como la personalidad de la persona, su sistema de creencias, etc. La motivación laboral dependerá en gran manera de dos factores: 1) cómo la persona se autoestimule y 2) cómo la estimule el medio.
El análisis de la trascendencia que pueda tener la motivación laboral empieza con un par de sencillas preguntas:
Para responder a la primera pregunta, se debe considerar la situación específica por la cual la persona esté pasando, de cuyo contexto se podrá obtener la respuesta. En general, lo que impulsa a las personas es su deseo de alcanzar su meta u objetivo. Este deseo es mayor o menor dependiendo de cada persona individual y está fundamentado en las creencias religiosas, enseñanzas familiares y experiencias propias de la persona, lo que hace tan particulares estos deseos o fuerzas que le ayudan a seguir adelante y que, en la mayoría de los casos, se les llama motivaciones.
Para la segunda pregunta: «La motivación no es un acto, un momento o una acción; es, más bien, un conjunto coordinado de acciones, es un proceso, reflejo de la personalidad del individuo».
¿Cuál es la motivación que moverá a cada una de estas personas? Para el evangélico, la motivación será seguir adelante, ya que la prueba le permite acercarse cada vez un poco más hacia su señor y seguirá los mandatos de este. Para el ateo, su motivación puede ser demostrarle al jefe que él estaba equivocado y que es un gran empleado (en el mejor de los casos); si no, sentirá resentimiento y frustración contra el jefe, y su motivación, en lugar de aumentar, irá disminuyendo cada vez más.
Una competencia es la capacidad para satisfacer exitosamente una demanda compleja o llevar a cabo una actividad o tarea exitosamente en un contexto particular.
La demanda define la estructura interna de la competencia.
La conducta está influida por algunos elementos:
Lo que una persona sabe hacer bien.
Corresponden a lo que una persona conoce sobre un área particular.
Son las imágenes que una persona proyecta a otros, lo que refleja lo que cree importante hacer o ser.
La manera en que una persona se ve a sí misma.
Un patrón de conducta habitual.
Pensamiento y preferencia naturales y consistentes que dirigen y mueven la conducta de una persona.
Existen tres tipos de competencias:
Iniciativa: *Idea que sirve para hacer o iniciar una cosa*.
Motivación: *Se define como el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia una necesidad, creando o aumentando con ella un impulso necesario para que ponga en acción o deje de hacerlo*.
Toma de decisiones: *Es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones de la vida en diferentes contextos*.
Emprendimiento: *Acometer o comenzar una obra o empresa*.
Decisión: *Resolución que se toma o se da en una cosa en la que existen dos o más alternativas*.