Portada » Economía » Préstamos y Créditos Bancarios: Conceptos, Riesgos y Garantías
El préstamo es un contrato en el cual un banco o una caja le da una cantidad de dinero a un cliente, la cual fue previamente pactada, y que éste está comprometido a devolver, más intereses, según sea el plan de amortización establecido. El crédito, en cambio, es cuando la entidad financiera se compromete con el cliente a permitirle disponer de cantidades de dinero, de acuerdo con sus necesidades, hasta alcanzar el límite pactado. El cliente devolverá las sumas de las que ha dispuesto más los intereses que son a favor del banco.
En la banca actual hay una gran cantidad de préstamos, muchos de los cuales son de bajo importe y tienen plazos cortos de devolución. Para que esta tramitación sea rápida, los bancos y las cajas utilizan modelos de evaluación de la clientela informatizados y objetivos que otorgan al potencial prestatario una puntuación. De acuerdo con esta puntuación, se tendrá un criterio para aceptar o rechazar la solicitud del préstamo. La evaluación Scoring es un gran instrumento en manos del director del banco, puesto que le permite tomar decisiones rápidas, reduciendo el riesgo de la operación. Aún así, la aplicación del modelo debe conjugarse con el criterio personal y con el conocimiento de la clientela.
Con la proclamación del principio de responsabilidad patrimonial universal del deudor, los bancos, cajas y establecimientos financieros de crédito conceden préstamos y créditos a sus clientes, con garantía personal. La mencionada garantía personal supone que el prestatario o prestatarios, que reciben el dinero, responden de su devolución y de la de los intereses con todo su patrimonio, pero sin establecer ningún derecho real de garantía que ligue algún bien concreto al buen fin de la operación. En los préstamos y créditos con garantía personal, el riesgo que asume la entidad prestamista es muy superior al que sufre en los que tienen garantía real. Esta circunstancia se debe a que, en los préstamos y créditos con garantía personal, aunque en el momento de formalizar el préstamo tenga los suficientes bienes y derechos para hacer frente a su devolución, el deudor puede encontrarse en mala situación cuando llegue el vencimiento, con un patrimonio insuficiente para garantizar la operación si no se produce la devolución conforme a lo pactado. En los préstamos y créditos personales, los bancos y cajas extreman la prudencia y tienen muy en cuenta la seriedad del cliente y su buena experiencia con él.
Son documentos contractuales donde se formalizan las operaciones de esta naturaleza. En ellas figuran los datos del prestatario, así como las características de la misma. También se incluyen en estas pólizas las cláusulas del contrato, la firma de quienes lo suscriben y la intervención del notario.
Mediante el derecho real de prenda, el propietario de un mueble lo pone a disposición del acreedor para responder del buen fin de su deuda. Si el deudor no devuelve el préstamo conforme se ha pactado, el acreedor tiene derecho a cobrar el dinero prestado más sus intereses con el producto de la venta de la cosa pignorada.
Se pueden distinguir dos tipos de prenda:
La hipoteca mobiliaria es un derecho real de garantía que recae sobre una de las cosas muebles, perfectamente identificables, que prevé la ley de hipoteca mobiliaria y de prenda sin desplazamiento. La hipoteca inmobiliaria se constituye obligatoriamente en escritura pública que se inscribe en el registro de la propiedad. Si el deudor no devuelve el importe de su deuda, el acreedor hipotecario podrá ejecutar la garantía y cobrar lo que se le adeuda con el importe obtenido de la venta del inmueble hipotecado.
Los préstamos con garantía prendaria no son frecuentes en la banca actual. Cuando el cliente puede ser muy rentable y cuenta con pocas garantías, algunas entidades de crédito solicitan que se les entreguen bienes muebles, bajo la modalidad de prenda con desplazamiento. Los bienes muebles que se pignoran con más frecuencia son:
Los préstamos que se garantizan con hipoteca inmobiliaria son muy comunes y se utilizan para financiar inversiones, entre las que destacan la compra de inmuebles. Los plazos suelen oscilar entre 10 y 30 años y suelen ir acompañados de un seguro, que paga el cliente y que cubre al banco o caja frente al fallecimiento de éste. La mayor parte de los préstamos hipotecarios se conceden para la compra de una vivienda.
En el supuesto de casas de nueva construcción, el promotor de la obra recibió en su día un préstamo hipotecario con la garantía del solar sobre el que se van a levantar las viviendas. Cuando estas se han terminado y se produce la entrega, el comprador de cada una de ellas se subroga en una parte del préstamo hipotecario que en su día contrató el promotor, y comienza a pagar los recibos al banco o caja que financió la obra.
Otra situación frecuente en este tipo de operaciones son los préstamos hipotecarios para adquirir una vivienda usada. Aquí la tramitación es más compleja que en el supuesto anterior. Si la compra es de una vivienda usada hipotecada, el comprador puede cancelar la hipoteca que tenía el vendedor o puede subrogarse en la misma. Además, se deben reunir todos los afectados junto con el notario para suscribir las escrituras de compraventa, cancelación de hipoteca o subrogación en la misma.
Pasos del comprador:
Situación de la hipoteca y operaciones: