Portada » Psicología y Sociología » Percepción y Conocimiento Humano: Un Recorrido por sus Fundamentos Psicológicos
El conocimiento es la posesión inmaterial de la esencia o propiedades de una cosa. En todo conocimiento se dan tres elementos:
El conocimiento tiene dos grados principales:
La percepción se puede describir como el acto por el que conocemos las cosas materiales mediante los sentidos. El objeto de la percepción lo constituyen las cosas materiales, y el sujeto de la percepción es el yo.
La percepción es un proceso bipolar que depende, en parte, de las características de los estímulos que activan los órganos de los sentidos y, en otra parte, de las características de la persona que percibe (experiencias, motivaciones, expectativas, aptitudes, personalidad).
Es un fenómeno activo en el que interviene toda la persona, aunque no nos demos cuenta de ello. Como bien dijeron los filósofos medievales: «Todo lo que se recibe, se recibe según el modo del recipiente».
La función principal de la percepción en nuestra vida es facilitarnos información sobre el mundo, permitiéndonos estar en contacto con la realidad. La información que recibimos está directamente relacionada con nuestra adaptación al medio en que vivimos, y es crucial para la vida y la acción.
Los fenómenos de constancia perceptiva son un claro ejemplo de la función adaptativa de nuestras percepciones. Aunque los estímulos que recibimos de las cosas varían continuamente (cambios de iluminación, color, tamaño), si lo que percibimos variase constantemente, sería mucho más difícil reconocer los objetos y, por tanto, sobrevivir. Este fenómeno se basa en mecanismos integrativos profundamente impresos en el sistema nervioso, un legado de la evolución. El ser humano está adaptado a vivir y percibir horizontalmente, y la constancia perceptiva se da sobre todo en esa dirección.
La función adaptativa de la percepción explica su carácter selectivo. No solo podemos percibir una mínima parte de los posibles estímulos, sino que incluso los que nos llegan son demasiados y debemos seleccionar entre ellos. El cerebro no puede procesar toda la información que recibe.
¿Por qué percibimos unas cosas y no otras? La percepción es selectiva, y esta selección se realiza mediante lo que llamamos atención.
La atención es la selección activa de determinados estímulos, acompañada de la inhibición de todos los demás. Los factores que determinan la atención son muy numerosos:
Es sabido que para llamar la atención de los demás basta con tratar ciertos temas muy específicos. Por el contrario, se puede dar el fenómeno de defensa perceptiva para estímulos desagradables: no oímos lo que no queremos oír, mientras que nuestro oído se aguza extraordinariamente para lo que nos interesa.
Las sensaciones o impresiones sensoriales son elementos muy simples que se incluyen en la percepción y que solo pueden ser aisladas mediante su análisis. Son la respuesta del organismo a los estímulos exteriores. El par de conceptos estímulo-respuesta indica muy bien el carácter bipolar de la percepción.
Los receptores o sentidos son las «ventanas» por donde el organismo recoge información del mundo que le rodea (mundo exterior) y también del interior del propio cuerpo.
La percepción de un objeto es un acto originario. Fue la escuela de la forma (Gestalt) la que destacó este aspecto al insistir en el carácter de totalidad de lo percibido: lo percibido es una forma, una figura estructurada.
La escuela de la forma interpreta la percepción desde la teoría física del campo de fuerzas. Según esta interpretación, el campo perceptivo se organiza según leyes propias, prescindiendo de la actividad del sujeto.
Según la escuela de la forma, lo que percibimos es una figura que se destaca sobre un fondo. Las leyes de agrupación de los estímulos explican por qué se impone una figura como «buena figura» sobre otras configuraciones posibles. Estas leyes son: