Portada » Lengua y literatura » Participación Juvenil y Derecho al Voto: Reflexiones Sociales y Literarias
El tema central del texto es la participación de los adolescentes en la sociedad y su derecho a tomar decisiones políticas.
Las ideas principales son:
Desde mi punto de vista, los adolescentes de 16 años pueden alcanzar una madurez significativa, ya que a menudo se encuentran en situaciones o cursos donde deben tomar decisiones cruciales para su futuro o su situación actual.
Muchos ciudadanos piensan que los jóvenes no deberían tener derecho a voto, argumentando que no son plenamente conscientes de lo que sucede en la política. Sin embargo, considero que esta percepción no es del todo precisa. Si bien es cierto que no todos están completamente informados sobre la situación del país, si pueden tener una jornada laboral, también deberían tener el derecho a voto. De igual manera, a los ancianos se les otorga el derecho a votar cada cuatro años, sin que se cuestione su capacidad o demanda. Este debate sobre la igualdad en el derecho a voto, a menudo expresado en las redes sociales, genera más disputa en la sociedad.
En conclusión, considero que los adolescentes deberían tener derecho a voto para lograr una mayor igualdad y, de este modo, reducir las disputas en la sociedad.
En el texto se observan rasgos de subjetividad característicos de los textos argumentativos:
En cuanto a la cohesión del texto, esta se logra mediante conectores y fenómenos semánticos.
En este texto hallamos conectores como «tal y como» (línea 2) y «sin embargo» (línea 27).
Además, podemos señalar fenómenos semánticos como:
Tras la Guerra Civil (1936-1939), la censura franquista condiciona la literatura española. Muchos escritores usan la novela como denuncia o se ven obligados a publicarla fuera del país.
En los años 40, autores como Carmen Laforet, Camilo José Cela y Miguel Delibes inician una revolución literaria. Laforet, con Nada, refleja el vacío existencial de la posguerra. Cela publica La familia de Pascual Duarte y La Colmena, esta última prohibida en España. Delibes denuncia la desigualdad en obras como Los santos inocentes.
En los años 50, surge la novela social, con dos tendencias principales: el realismo objetivista y el realismo social. El objetivismo muestra la realidad sin juicios; destacan autores como Ignacio Aldecoa, Carmen Martín Gaite y Rafael Sánchez Ferlosio. El realismo social, con una clara intención crítica, tiene como representantes a Juan Goytisolo, Caballero Bonald y Juan Marsé.
En los años 60, influencias extranjeras provocan una revolución formal y temática. Luis Martín-Santos, con Tiempo de silencio, introduce la novela experimental.
En los años 70 aparece la Generación del 68, con autores como Eduardo Mendoza. Esta generación se aleja del compromiso político y recupera el placer de contar. La novela española evoluciona hacia una literatura más libre, creativa y moderna.
En la novela Nada, queda muy marcada la diferencia entre los espacios interiores y los exteriores.
Los espacios interiores, como la casa de Aribau, son oscuros, sucios, sórdidos y claustrofóbicos. Están en consonancia con la decadencia económica y moral de los familiares de Andrea, y representan el ámbito de la opresión y la frustración. (Se podrían añadir ejemplos específicos aquí).
Sin embargo, los espacios exteriores son luminosos y adquieren connotaciones de libertad y felicidad. Representan la evasión y la paz. (Se podrían añadir ejemplos específicos aquí).
Este texto pertenece al género narrativo, concretamente a la novela.
De esta manera, nos hallamos ante una narradora testigo en primera persona, como se observa en «sentí el empujón de Román» (línea 5) o en «mi fantasía me hizo pensar» (línea 2). De esta presencia de la narradora en la historia se extrae un estilo impresionista, pues Andrea explica todo lo que percibe a su alrededor, como ocurre en «su mirada, era la mirada burlona de los peores momentos» (línea 14) o «sus brillantes u opacos» (línea 20).
Por último, cabe destacar que esta novela posee un estilo con un alto valor poético y literario, por lo que podemos encontrar numerosos recursos literarios. Así, nos encontramos con la «explosión de pena» (línea 23), que realmente significa el momento chocante al llegar a la calle. Asimismo, encontramos comparaciones como «me abracé a él como una loca» (línea 3). Por último, encontramos expresionismo en «sus labios se curvaban» (línea 17).