Portada » Historia » Orígenes y Desarrollo de la Guerra del Chaco: Disputas Territoriales, Intereses Petroleros y la Batalla de Boquerón
La base geográfica que constituyó el país es la **Real Audiencia de Charcas**, que fue el primer asentamiento jurídico del Virreinato del Perú y, posteriormente, del Virreinato del Río de la Plata. Al terminar la Guerra de la Independencia, las naciones surgieron de acuerdo con derechos constitucionales que provenían de España. Estas constituciones se basaron en dos principios fundamentales:
El Utti Possidetis Iuris: Significa que «Lo que poseías en la colonia, seguirás poseyendo».
El Utti Possidetis Factum: Significa que «La victoria en batalla concede derechos sobre el territorio disputado».
Estos dos principios constitucionales fueron los que delimitaron el territorio de los países de América y, si bien se ha logrado llegar a acuerdos pacíficos para resolver conflictos, a su vez han sido perjudiciales en muchos casos.
En el caso del **Chaco Boreal**, el conflicto entre Bolivia y Paraguay comenzó a generarse desde 1900. Bolivia sostuvo que, como Estado, habría heredado la jurisdicción territorial de la Real Audiencia de Charcas, en virtud del Utti Possidetis Iuris de 1810. En contraposición, Paraguay alegaba el derecho de conquista y posesión, basado en el Utti Possidetis Factum, negando la posesión legal y priorizando la **posesión efectiva del territorio**.
La disputa entre ambos países no solo reflejaba un conflicto territorial, sino también divergencias en sus interpretaciones legales y sus aspiraciones políticas. La región del Chaco Boreal, aunque árida y poco desarrollada, era vista estratégicamente por ambos países debido a su potencial económico y su posición geográfica. A medida que los enfrentamientos verbales y diplomáticos se intensificaban, la posibilidad de un conflicto armado se hacía cada vez más inminente, llevando eventualmente a la **Guerra del Chaco entre 1932 y 1935**.
En el siglo XIX, Paraguay había comenzado a internarse en territorios de Tarija y Chuquisaca. Vanos fueron los intentos diplomáticos de Bolivia para que se desocuparan esos lugares. A esto se sumaba que Paraguay estaba dando concesiones a empresarios argentinos para ocupar territorio en el Chaco y la construcción de fortines, que no eran otra cosa que puestos militares para sentar soberanía en ese territorio inhóspito.
Por su parte, Bolivia ya había estado previendo cualquier tipo de contienda con su vecino Paraguay, por lo que comenzó a conseguir armamento (rifles, ametralladoras y aeroplanos), a agrandar su ejército con el reclutamiento de varones del área rural y el adiestramiento por parte de oficiales extranjeros, más concretamente alemanes, al mando de **Hans Kundt**, quien comenzó tal tarea a partir de 1911.
A esto se suma que, en el gobierno de Hernando Siles, se comenzó a establecer fortines en Alihuatá, Cuatro Vientos, Arce y **Vanguardia**. Este último fue atacado por fuerzas paraguayas en **diciembre de 1928**. Bolivia pretendió recuperar dicho fortín, pero no pudo llegar al lugar debido a inundaciones en el sector y decidió tomar el fortín paraguayo **Boquerón**.
Estando al borde de la guerra, una comisión integrada por Estados Unidos, México, Colombia y Uruguay actuaron como mediadores ante el conflicto, con la única solución de dejar todo como estaba antes de diciembre de 1928. Es decir, el fortín Vanguardia volvió a poder boliviano y el fortín Boquerón volvió a manos paraguayas. Ambos países aceptaron y firmaron el **Acta de Reconciliación en 1929**.
Daniel Salamanca asumió la presidencia el **5 de marzo de 1931**. En mayo de ese año ideó un plan para internarse en el Chaco, y en julio de ese año rompió relaciones diplomáticas con el Paraguay, haciendo inminente la guerra.
En el trasfondo de la guerra, había mucho en juego, siendo una causa fundamental las **reservas de petróleo existentes en el Chaco**. Esto inició una disputa entre empresas dedicadas a la extracción y comercialización del petróleo. Las dos empresas involucradas directamente fueron:
La **Standard Oil Co. of Bolivia**, proveniente de capitales estadounidenses.
La **Royal Dutch Shell**, de origen holandés.
Ambas empresas eran protegidas por los gobiernos de turno de ambos países. Para entender la participación de estos intereses empresariales en la conducción de la guerra, es preciso recordar que, en la época liberal, el país asumió deudas externas que llevaron a una gran crisis económica. Muchas de estas deudas fueron fomentadas desde Estados Unidos, que aseguró su influencia en el gobierno a raíz de la “ayuda” que simuló dar al país, aspecto que sin duda allanó la consolidación de capitales norteamericanos en nuestro país.
Durante la Guerra del Chaco, la Standard Oil se negó a ayudar a Bolivia con el suministro de gasolina para aviación e incluso proveyó clandestinamente combustible a Argentina y Paraguay. Esta actitud exacerbó las tensiones y contribuyó a la decisión del gobierno boliviano de nacionalizar la Standard Oil en **1936**.
Por otra parte, las salidas alternativas hacia el **océano Atlántico** eran útiles no solo al país, sino a la Standard Oil of New Jersey, cuyos negocios se veían favorecidos. En esa línea, se presume una influencia directa de la transnacional en las decisiones del gobierno para explorar y sentar soberanía en el Chaco como una medida para acabar con la mediterraneidad, aspecto que nunca pudo ser probado, pero que sin duda generó muchas repercusiones que más adelante dieron lugar a la nacionalización del petróleo.
En **junio de 1932**, un destacamento boliviano divisó la laguna Pitiantuta, la cual estaba custodiada por soldados paraguayos, y dio la orden de tomar dicho lugar, haciendo huir a los soldados paraguayos. Se rebautizó la laguna con el nombre de **Chuquisaca**. El ejército paraguayo volvió al ataque y recuperó la laguna, a lo que el comando militar boliviano decidió tomar los fortines paraguayos Corrales, Toledo y, por último, Boquerón.
El fortín Boquerón fue tomado el **9 de septiembre de 1932**. Inmediatamente, el ejército paraguayo al mando del Teniente Coronel **José Félix Estigarribia** lanzó la contraofensiva con la determinación de recuperar este fortín, y para ello mandó al frente más de **5450 soldados**. Entretanto, en Boquerón solo estaban aproximadamente **619 soldados bolivianos** al mando del Teniente Coronel **Manuel Marzana**.
En los primeros días, el ejército paraguayo atacó con fuerza, siendo repelido por las fuerzas bolivianas. Ante tal defensa, la estrategia paraguaya fue acorralarlos y dejarlos sin alimento, rodeándolos y disparando con fusiles, ametralladoras y cañones para así desgastar el armamento que tenían los soldados bolivianos. El coronel Marzana no cayó en la trampa y ordenó solo disparar si se tenía el blanco en la mira. Pensando que los defensores bolivianos eran superiores en número, Estigarribia pidió más hombres, llegando a casi **8000 hombres** que rodearon Boquerón.
En el lado boliviano casi no se contaba con alimento ni agua y las municiones eran escasas, pero la moral seguía firme. Desde el alto mando militar boliviano se decidió no abandonar Boquerón porque consideraron que su defensa era crucial para mantener la moral de los soldados y para enviar un mensaje de resistencia y determinación frente al enemigo.
El capitán **Víctor H. Ustarez** fue un héroe de la Batalla de Boquerón. En un acto de valentía, Ustarez rompió el cerco paraguayo y entró a Boquerón con **58 hombres**, reforzando y elevando la moral de los defensores. Posteriormente, realizó otra incursión fuera del fortín para intentar conseguir más refuerzos, pero lamentablemente cayó muerto en el intento.
El objetivo era suministrar alimento, agua y municiones a los defensores utilizando avionetas; sin embargo, esta misión se volvió extremadamente complicada debido a que los suministros lanzados desde el aire no lograban alcanzar con precisión el área donde se encontraban los defensores. Los suministros esenciales caían en lugares dispersos, dificultando su recuperación e incrementando el riesgo de que estos llegaran a manos enemigas.
Finalmente, después de más de **veinte días de resistencia**, los soldados bolivianos ondearon banderas, pero *no* en señal de rendición, sino para que pudieran conversar el Coronel Marzana (Bolivia) con el Coronel Estigarribia (Paraguay). Sin embargo, los paraguayos interpretaron que era la dimisión y las tropas ingresaron a Boquerón.
Al ingresar el ejército paraguayo al fortín Boquerón, solo vieron soldados envueltos en barro que no sobrepasaban los **450**. El presidente paraguayo Ayala dio a conocer que se había retomado Boquerón, resaltando la bravura del soldado boliviano por haber resistido heroicamente en las condiciones en que se encontraban. Esta hazaña quedó escrita en la historia mundial por la demostración de valentía y firmeza con que el soldado boliviano defendió con vehemencia y orgullo la dignidad de pertenecer a un país libre.
“En total, entre heridos, enfermos y sanos éramos solo 450 hombres, pero ellos (los paraguayos) querían sacar a 5 mil. Preguntaban a todos los soldados dónde estaban los demás, llegaron hasta a desenterrar a nuestros muertos buscando subterráneos donde creían se hubieran ocultado”.
— Díaz Arguedas, J. (1973). Los Elegidos de la Gloria.