Portada » Historia » Momentos Decisivos: España, Segunda República y Guerra Civil (1933-1939)
La guerra civil está agotada en sus…
Este texto corresponde al discurso del Presidente de la República, Manuel Azaña, pronunciado el 18 de julio de 1938, en el segundo aniversario del golpe militar que dio lugar a la Guerra Civil, desde el Ayuntamiento de Barcelona.
En este emotivo discurso, hay una idea fundamental sobre la que continuamente el presidente Azaña reflexiona: la necesidad de una reconstrucción o reconciliación nacional. Un sentimiento patriótico, pero sin referencias a ninguna ideología. La idea principal es la de desear una paz sin vencedores ni vencidos, porque entiende que en una guerra civil no puede haberlos, ya que quien pierde es la propia nación. Igualmente, incide en el concepto de reconstrucción de España, que solo es posible con hombres libres. No utiliza argumentos políticos, sino que apela a la conmoción moral del sufrimiento y la pérdida. Al patriotismo recurrirán tanto Azaña como Negrín, no como una forma de exaltación patriotera, sino como una oferta de concordia tras la guerra. Las últimas frases del discurso hacen referencia a la única lección moral que se puede sacar de esta guerra: que cuando pase el tiempo y las circunstancias políticas de España puedan hacer surgir el enfrentamiento entre españoles, estos tengan presente a los muertos y el sufrimiento que esta guerra está ocasionando.
Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, Azaña se convirtió en presidente de la República. Fue en ese destacado puesto desde el que vivió el estallido de la Guerra Civil. Para 1938, Azaña comenzó a pensar en la posibilidad de terminar con el conflicto civil y se mostró contrario a proseguir la guerra a cualquier coste, en contraste con lo que pensaba el entonces Presidente del Gobierno, Juan Negrín. Este discurso se denominó de las tres “P”: Paz, Piedad y Perdón. Su intención básica era pedir el retorno a la concordia nacional en un contexto en el que la guerra parecía razonablemente perdida ya para la República (tras la Batalla de Teruel y la posterior contraofensiva que provocó la división del territorio republicano, aislando a Cataluña). Pero no era del mismo parecer Negrín, el máximo responsable gubernamental, quien buscó la prolongación de la guerra hasta mezclarla con el conflicto global que se avecinaba (Segunda Guerra Mundial). Para 1938 era comprensible que Azaña pronunciara su célebre discurso. La estrategia del Presidente de la República era clara: ya no se trataba de ganar una guerra, pues estaba perdida; era el momento de mirar hacia el porvenir solicitando de los vencedores “Paz, Piedad y Perdón”. Los contenidos reconciliadores del pensamiento de Azaña no tuvieron efecto inmediato, ya que, acabada la guerra, la represión se cebó con los vencidos, sobre todo durante los años cuarenta (Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo); pero tuvieron una gran repercusión sobre la Transición Democrática, donde los planteamientos y consideraciones de Azaña se convirtieron en realidad.
Tras el triunfo del Frente Popular
Declaración del gobierno francés, iniciando la política de no-intervención ante el estallido de la Guerra Civil Española (agosto de 1936).
La idea principal que encontramos es el pacto de no intervención en el conflicto español, concretamente, la Guerra Civil iniciada en julio de 1936. Como ideas secundarias podemos observar la participación del Gobierno francés en lo marcado previamente desde Londres con el objetivo de evitar cualquier enfrentamiento que pudiera llevar a una guerra general. Otro de los puntos secundarios más importantes del texto a analizar es la ausencia de abastecimiento a España de tropas, munición y todo lo relacionado con el armamento de guerra.
Tras estallar el conflicto bélico, los dos bandos (nacionales y republicanos) buscaron desde un principio apoyo exterior, y todas las opiniones coinciden en que sin la masiva ayuda extranjera, la guerra de España no hubiese durado más de medio año por la escasez de material militar y de repuestos en los dos bandos. La Guerra Civil coincidió con el momento de mayor poder de Hitler y Mussolini, y los países europeos comenzaron a albergar el temor de que el conflicto se extendiera si participaban en él.
Esto llevó a que Gran Bretaña y Francia crearan el Comité de No-Intervención, cuyo objetivo era mantener la paz en Europa y no ayudar a ninguno de los dos bandos en conflicto. El pacto de no intervención fue firmado por 27 países, pero no se cumplió. En conclusión, este texto refleja bastante bien la dimensión internacional de la Guerra Civil, en la que finalmente sí intervinieron muchos países, más a favor del bando nacional que del republicano, y entre los cuales había muchos firmantes de este acuerdo. Todo esto sería un factor decisivo en el resultado de la Guerra Civil.
“Art. 2.-Art. 4.- …
Este texto se trata de un fragmento de la Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939, promulgada por el gobierno de Franco.
En febrero de 1939 se aprobó la Ley de Responsabilidades Políticas, por la que, entre otros puntos, se designaba «rebeldes» a todos los que se hubieran enfrentado al Movimiento Nacional. De esta manera, se creó una legislación que institucionalizó la represión contra los vencidos. El texto está dividido en dos artículos:
El texto se sitúa a principios de 1939, cuando la guerra estaba llegando a su fin. El gobierno del bando Nacional estaba situado en Burgos, con Franco como Caudillo. En febrero de 1939 ya controlaba casi todo el territorio; tan solo estaba bajo el poder republicano la llamada zona centro (Madrid, Castilla-La Mancha y la costa mediterránea desde Valencia hasta Almería), y ya había caído toda la zona de Cataluña. Sin embargo, los sublevados se hacían más fuertes y la guerra duró poco más, hasta el 1 de abril, cuando Franco se proclamó vencedor frente al Ejército Rojo (el golpe de estado del coronel Casado en marzo, que también intentó una paz negociada con Franco, tuvo mucho que ver).
El texto se sitúa, por lo tanto, antes de que Franco ganase la guerra; pero los artículos en él presentes muestran la convicción por parte de los nacionales de que la guerra la tenían ya ganada y de que ellos solos habían de construir “la paz”. La represión institucionalizada del régimen fue llevada a cabo por el ejército, y se llevaron a cabo millares de juicios militares para castigar con fuerza a los “criminales” contra el franquismo. La Ley de Responsabilidades Políticas fue uno de los principales instrumentos de la España del momento, hasta que en 1969 surgieran las leyes de amnistía. Pero las ideas de esta ley permanecieron vigentes hasta la muerte del generalísimo Franco, en el año 1975 (con la implantación desde los sesenta de los Tribunales de Orden Público, por ejemplo, o la fuerte represión al final del franquismo).
Serán susceptibles de expropiación
Este texto corresponde al discurso del Presidente de la República, Manuel Azaña, pronunciado el 18 de julio de 1938, en el segundo aniversario del golpe militar que dio lugar a la Guerra Civil, desde el Ayuntamiento de Barcelona.
En este emotivo discurso, hay una idea fundamental sobre la que continuamente el presidente Azaña reflexiona: la necesidad de una reconstrucción o reconciliación nacional. Un sentimiento patriótico, pero sin referencias a ninguna ideología. La idea principal es la de desear una paz sin vencedores ni vencidos, porque entiende que en una guerra civil no puede haberlos, ya que quien pierde es la propia nación. Igualmente, incide en el concepto de reconstrucción de España, que solo es posible con hombres libres. No utiliza argumentos políticos, sino que apela a la conmoción moral del sufrimiento y la pérdida. Al patriotismo recurrirán tanto Azaña como Negrín, no como una forma de exaltación patriotera, sino como una oferta de concordia tras la guerra. Las últimas frases del discurso hacen referencia a la única lección moral que se puede sacar de esta guerra: que cuando pase el tiempo y las circunstancias políticas de España puedan hacer surgir el enfrentamiento entre españoles, estos tengan presente a los muertos y el sufrimiento que esta guerra está ocasionando.
Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, Azaña se convirtió en presidente de la República. Fue en ese destacado puesto desde el que vivió el estallido de la Guerra Civil. Para 1938, Azaña comenzó a pensar en la posibilidad de terminar con el conflicto civil y se mostró contrario a proseguir la guerra a cualquier coste, en contraste con lo que pensaba el entonces Presidente del Gobierno, Juan Negrín. Este discurso se denominó de las tres “P”: Paz, Piedad y Perdón. Su intención básica era pedir el retorno a la concordia nacional en un contexto en el que la guerra parecía razonablemente perdida ya para la República (tras la Batalla de Teruel y la posterior contraofensiva que provocó la división del territorio republicano, aislando a Cataluña). Pero no era del mismo parecer Negrín, el máximo responsable gubernamental, quien buscó la prolongación de la guerra hasta mezclarla con el conflicto global que se avecinaba (Segunda Guerra Mundial). Para 1938 era comprensible que Azaña pronunciara su célebre discurso. La estrategia del Presidente de la República era clara: ya no se trataba de ganar una guerra, pues estaba perdida; era el momento de mirar hacia el porvenir solicitando de los vencedores “Paz, Piedad y Perdón”. Los contenidos reconciliadores del pensamiento de Azaña no tuvieron efecto inmediato, ya que, acabada la guerra, la represión se cebó con los vencidos, sobre todo durante los años cuarenta (Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo); pero tuvieron una gran repercusión sobre la Transición Democrática, donde los planteamientos y consideraciones de Azaña se convirtieron en realidad.
Hacemos saber: Que el Comité a)
Este texto hace referencia al bando o decreto del Comité Revolucionario de Asturias, el cual se dirige al pueblo asturiano el 9 de octubre de 1934 para aclarar ciertos aspectos acerca de la revolución que se estaba llevando a cabo en varios lugares de España, en este caso en Asturias.
Se puede decir que Asturias fue el único lugar de España donde triunfó la insurrección de 1934. La UGT, el PSOE y los comunistas se aliaron para formar la Alianza Obrera y, tras la ocupación de la provincia por una gran cantidad de obreros armados, se creó el Comité Regional de Alianza Obrera (el cual redactó este bando) con el fin de tomar medidas de socialización. Este texto está referido a seis puntos o medidas que el Comité, como portavoz del pueblo, considera importantes para salvaguardar los intereses de esa revolución:
El giro conservador del gobierno que formó Alejandro Lerroux radicalizó a las izquierdas y la crispación social fue en aumento. Por su parte, la CEDA exigió entrar en el Gobierno con tres ministros en octubre de 1934. Esta remodelación del gobierno fue interpretada por la izquierda como el anuncio del triunfo inminente del fascismo en nuestro país. La cada vez más radicalizada izquierda llamó a la huelga general contra el gobierno y los nacionalistas catalanes se enfrentaron al gobierno central. En Cataluña, Lluís Companys, desde la presidencia de la Generalitat, dirigió una insurrección con claro matiz independentista, proclamando el Estat Català dentro de la República española. La revuelta fue rápidamente reprimida por el Ejército.
Mientras, el seguimiento de la huelga fue muy desigual. Fracasó en Madrid, donde el Gobierno detuvo a los principales dirigentes socialistas y comunistas. Pero en Asturias, la huelga general triunfó: los mineros armados ocuparon los pueblos de la zona minera, asaltaron parte de los cuarteles de la Guardia Civil y sustituyeron los poderes públicos por comités de obreros y campesinos. El Gobierno decretó el estado de guerra y envió a los militares bajo el mando del general Franco, siendo la insurrección brutalmente reprimida. El balance de la Revolución de Octubre de 1934 fue aterrador: más de mil trescientos muertos, el doble de heridos, treinta mil detenidos, entre ellos Companys, Azaña (que no había apoyado el levantamiento) y los principales dirigentes del PSOE como Prieto o Largo Caballero.
Sucesos de Casas Viejas. El 10 de enero de 1933, dentro de un contexto de huelga general, se declaró una huelga anarquista en Casas Viejas, proclamándose la Revolución Comunista Libertaria. Los revolucionarios asaltaron el cuartel de la Guardia Civil, donde cayeron abatidos dos guardias civiles.
B. Encarcelamiento de Lluís Companys (en el centro) y el gobierno de la Generalitat.
En Cataluña, Lluís Companys, desde la presidencia de la Generalitat, dirigió una insurrección con claro matiz independentista, proclamando el Estat Català dentro de la República española. La revuelta fue rápidamente reprimida por el Ejército.
TEMA 23
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), ambos bandos recibieron apoyo internacional, aunque de manera muy desigual. El bando republicano recibió apoyo de países y organizaciones con ideologías antifascistas, aunque con limitaciones debido a la política de no intervención impulsada por Reino Unido y Francia. El bando sublevado recibió un apoyo militar más constante y efectivo, lo que fue clave para su victoria. El apoyo internacional al bando sublevado fue más efectivo, ya que Alemania e Italia proporcionaron armas y tropas sin exigir pago inmediato, mientras que la ayuda soviética a la República dependía del envío de oro y se vio obstaculizada por el bloqueo internacional.