Portada » Economía » Modelos de Estructura Organizacional, Cultura y Liderazgo Empresarial
Está compuesta principalmente por el ápice estratégico y el núcleo de operaciones. El mecanismo básico de coordinación es la supervisión directa del directivo.
Este modelo es característico de organizaciones nuevas que necesitan gran dinamismo y flexibilidad para adaptarse a las exigencias del entorno. Además, muchas organizaciones pequeñas permanecen con esta estructura.
Este modelo aparece como evolución del modelo simple, cuando la organización crece.
Este modelo es apropiado para organizaciones que se mueven en entornos relativamente estables.
El principal mecanismo de coordinación es la normalización de los procesos de trabajo, la parte fundamental es la tecnoestructura y los principales parámetros de diseño son la formalización del comportamiento y la especialización horizontal y vertical.
Este modelo es característico de organizaciones con un núcleo de trabajo rutinario, sencillo y repetitivo, con procesos de trabajo altamente normalizados. Es propio de grandes empresas, como las típicas empresas de servicios públicos, empresas industriales y de servicios de los años 50 y 60.
Su principal mecanismo de coordinación es la normalización de los resultados, y su parte fundamental es la línea media.
Es propio de empresas grandes, de servicios e industriales, con estrategias de diversificación. Este modelo facilita la toma de decisiones.
El modelo adhocrático es intermedio entre los modelos clásicos y los virtuales. Carece de una forma estructural definida, ya que adopta diferentes formas según las necesidades. Es muy importante el trabajo en equipo, la adaptación, la motivación, etc.
Las partes más importantes son el ápice estratégico y el núcleo de operaciones (las agrupaciones se realizan dependiendo del criterio funcional y de mercado).
Es propio de empresas de reciente creación, compuestas por profesionales de sectores de tecnologías avanzadas y de servicios a otras empresas.
El modelo matricial intenta integrar las ventajas de otros modelos, funcional y divisional, incorporando dos criterios simultáneos de departamentalización.
La estructura se compone por el ápice estratégico y un núcleo de operaciones doble, es decir, los integrantes de la estructura están agrupados en una doble dimensión. Esto supone que las tareas dependen de una doble jerarquía, lo que genera fuertes conflictos.
Los mecanismos de coordinación utilizados serán la normalización de habilidades y resultados y la adaptación mutua.
Se aplica en el momento de creación de la empresa y cuando la empresa se enfrenta a un entorno muy dinámico.
La unidad central es cada vez más pequeña, pero coordina, asesora y apoya divisiones, manteniendo la misión, cultura y estrategia. Es propia de los grupos de empresas muy diversificados con actuación internacional y con diferentes grupos de propiedad, en los que hay una fuerte presencia de acuerdos y alianzas estratégicas.
Existen diversas unidades que comparten una misión global y unos valores culturales. Importante: no es un proceso de descentralización.
El modelo en trébol es quizá el más desarrollado y se basa en la diferenciación del núcleo profesional.
Se define el clásico trébol de tres hojas con las partes principales. Este trébol tiene una parte que se corresponde con la alta dirección y que debe intentarse que sea lo más reducido posible.
Para que el trébol llegue a su máxima perfección, hay que intentar crear una cuarta hoja, que supone el intento de que sean los propios clientes los que hagan el trabajo, que busquen su autonomía siempre que sea posible (ej.: la banca con los cajeros automáticos).
Este modelo está mostrando su efectividad en grandes empresas de servicios o industriales que trabajan en sectores con elevados ritmos de cambio tecnológico.
Es el conjunto de creencias, actitudes, valores y expectativas compartidas por la mayoría de los miembros de la organización, que se manifiesta en la imagen de la misma. La cultura permite orientar y dirigir el comportamiento individual de los miembros de la organización. Se refiere a un sistema de significado compartido por los miembros de la organización, el cual distingue a una organización de las demás.
Las características son:
Una cultura dominante expresa los valores fundamentales que comparte la mayoría de los miembros de la organización, y que brinda a la organización su personalidad distintiva.
Las subculturas son microculturas dentro de una organización; por lo general, están definidas por las designaciones departamentales y la separación geográfica. Suelen darse en organizaciones grandes para reflejar problemas o experiencias comunes que enfrentan los integrantes de un mismo departamento o lugar.
Una cultura fuerte se difunde y es aceptada a lo largo y ancho de toda la organización (reducción de la rotación del personal, fomento de la cohesión, lealtad y del compromiso). Los valores fundamentales son compartidos por la mayoría y se adoptan de forma intensa (la mayoría de los empleados tienen la misma opinión acerca de la misión y los valores de la empresa).
Una cultura débil es la que no está ampliamente sostenida y no disfruta de la aceptación de toda la compañía. Los empleados pueden encontrar difícil identificarse con la empresa e incluso con sus metas y valores más importantes.
Las funciones de la cultura, según Robbins (1987), son:
Características (de Val, 1997):
Aspectos disfuncionales de la cultura que pueden influir en la eficacia de las organizaciones:
La visión de la organización tiene un gran impacto en la cultura inicial de la organización, ya que la cultura en sus inicios no está limitada por costumbres ni ideologías. El tamaño inicial de la empresa facilita la imposición de la visión en todos los miembros. Pero, además de crearla y transformarla, los líderes juegan un papel decisivo en su comunicación y mantenimiento. Los líderes crean y mantienen la cultura de la organización (Schein, 1985). Los líderes se encargan de transmitir y reforzar la cultura, no solo con palabras, sino con acciones y ejemplos. Además, el líder transmite la cultura, haciendo que fluyan su forma de ser, sus percepciones y sus valores.
Roger Harrison define cuatro tipos de orientaciones culturales según los objetivos empresariales y los valores:
Liderazgo: Es la habilidad para influir en un grupo y dirigirlo hacia el logro de una visión o un conjunto de metas. Es la capacidad que tiene una persona de influir sobre otras para lograr unas metas y objetivos.
Se necesitan líderes que generen visiones de futuro y que inspiren a los miembros de las organizaciones para que deseen hacer realidad esas visiones. El líder se encarga de la orientación de personas e ideas; sus recursos son las personas. La orientación de estructuras se encarga de la cobertura actual y previsional para el desarrollo futuro. En cuanto a la fuente de información, encontramos sentimientos, valores y opiniones, y en relación con la orientación al cambio, es la razón de ser.
El gerente se encarga de elaborar planes detallados, crear estructuras organizacionales eficientes y supervisar las operaciones cotidianas. El gerente se encarga de la orientación de programas y procesos; sus recursos son económicos, físicos y tecnológicos. La orientación de estructuras es la cobertura de necesidades actuales de la organización. En cuanto a la fuente de información, encontramos datos y hechos, y en relación con la orientación al cambio, es por necesidad.
Esta teoría busca las características personales, los rasgos de personalidad (modo de comportamiento ante otros), físicos (presencia, altura), sociales (entorno, familia, lugar de nacimiento) e intelectuales (capacidad de conocimiento abstracto, inteligencia matemática, analítica) que diferencian a los líderes de los que no lo son.
Por lo tanto, es posible seleccionar al líder.
Da por hecho que los líderes nacen y no se hacen.
Distinguen a los líderes de los que no lo son.
Según esta teoría, se podría preparar y capacitar a las personas para ejercerlo.
Distinguen dos grupos que explican la mayoría de las conductas de liderazgo descritas por los subordinados:
Identifican dos conductas del líder:
Proponen el GRID ADMINISTRATIVO, una matriz de nueve por nueve que propone 81 estilos diferentes de liderazgo. En esencia, representan las dimensiones de los estudios anteriores (consideración y estructura inicial), (orientación al empleado, orientación a la producción).
Descubren que, independientemente de la época y el contexto, las personas que guían a otras hacia caminos innovadores siguen pautas sorprendentemente similares. Aunque cada experiencia sea única en su expresión individual, existen comportamientos y acciones claramente identificables que marcan la diferencia cuando consiguen que ocurran cosas extraordinarias en una organización.
Cinco Prácticas del Liderazgo Ejemplar:
Expectativa positiva de que otra persona no actuará de forma oportunista. Los seguidores que confían en un líder piensan que este no abusará de sus derechos e intereses. La confianza entre supervisores y empleados tiene varias ventajas:
A menudo, los líderes asumen la responsabilidad de desarrollar a futuros líderes. Un mentor es un empleado de alto rango que patrocina y apoya a un trabajador menos experimentado. Un mentor exitoso es un buen maestro, presenta sus ideas con claridad, escucha bien y es empático con los problemas de su protegido.