Portada » Arte » Maestros del Primer Renacimiento: Arquitectura y Escultura en Florencia
Cuando Filippo Brunelleschi recibió el encargo de realizar la cúpula de Santa María del Fiore, solo faltaba por cerrar la parte del crucero. Entrañaba una enorme dificultad debido a la amplitud de la base, que era de 42 metros. Brunelleschi asentó la cúpula sobre un gran tambor de planta octogonal en el que se abren óculos. Planteó la cubrición con doble cúpula: una exterior peraltada y con los nervios visibles al exterior, lo que permitió contrarrestar el empuje vertical.
La Sacristía Vieja de San Lorenzo también fue obra suya en este periodo. Presenta una planta cuadrada, similar a la del ábside. Su alzado se basa en pilastras de orden gigante, concebidas como elemento decorativo, ya que no cumplen una función de sustentación estructural. El espacio se concibe como un cubo perfecto, desde el cual se accede a la cúpula mediante pechinas. La bóveda es de media naranja con linterna. En este edificio se observa una clara recuperación de los órdenes y elementos clásicos: pilastras, columnas, frontones y entablamentos.
En la Capilla Pazzi, situada en el claustro del convento franciscano de la Santa Croce (Santa Cruz), Brunelleschi repite la planta, disposición y elementos de la Sacristía Vieja de San Lorenzo. Presenta planta cuadrada, bicromía y pilastras, aunque se prolonga en anchura con dos arcos. Su finalidad es funeraria. La decoración es obra de Luca della Robbia (medallones vidriados). Otra novedad es la fachada, diseñada con un pórtico donde se alternan el arco de medio punto y la estructura adintelada, a modo de arco triunfal.
Alberti recibió el encargo de terminar la fachada de Santa María Novella en Florencia. La concibe con formas geométricas (tres cuadrados: dos en la base y uno sobre ellos, y un triángulo), sometiéndola a una racionalización a partir de un «módulo» que es el cuadrado del entablamento. Utiliza elementos clásicos como pilastras, entablamentos y frontón, evocando la fachada de un templo tetrástilo. Para unir los dos cuerpos, emplea unos aletones. Toda la fachada está cubierta con mármoles de colores, al estilo del aplacado romano.
Su gran obra es la Iglesia de San Andrés de Mantua. La planta es de cruz latina, pero con una sola nave y capillas laterales que actúan como contrafuertes o refuerzos del muro, ya que la nave central está cubierta con una bóveda de cañón acasetonada, inspirada en las termas y basílicas romanas. La fachada presenta un gran arco de triunfo de orden gigante con columnas que abarcan tres ventanas, y el remate se realiza con un frontón.
Alberti continuó las obras del Palacio Rucellai de Florencia, iniciadas por Rosellino, concibiéndolo como un palacio urbano. Se organiza en tres pisos, separados por un entablamento (elemento que aún no había aparecido en el Palacio Pitti). Remata con una cornisa volada, actuando a modo de un nuevo entablamento. El paramento presenta un almohadillado suave y está organizado con pilastras adosadas con superposición de órdenes (dórico, jónico y corintio), inspirado en el Coliseo, marcando una clara verticalidad.
En el concurso para las puertas del Baptisterio de Florencia, se presentaron siete escultores, siendo elegidos Filippo Brunelleschi y Lorenzo Ghiberti. El tema propuesto fue el del Sacrificio de Isaac, y se establecieron algunas normas y personajes clave. La composición de Ghiberti fue considerada superior, basada en la diagonal, logrando una mejor perspectiva y mayor espacialidad al representar un personaje de espaldas. La anatomía de Isaac es mucho más perfecta, y los paños son mucho más dinámicos.
Su obra maestra, sin embargo, es la tercera puerta del Baptisterio, conocida como las Puertas del Paraíso. Los temas representados son del Antiguo Testamento y resumen la creación y la historia de Israel. El tratamiento de las figuras incorpora el gusto por las formas clásicas en los ropajes, anatomías y peinados. Estas obras representan una trasposición de la pintura a la escultura, logrando incluso captar el ambiente con la técnica del schiacciato, que consiste en desdibujar las figuras más alejadas, sumergiéndolas en cierta neblina o nubosidad.
El Gattamelata es una escultura de bronce ubicada en Padua, que representa a un general que defendió los intereses de Venecia frente a Milán. La escultura fue encargada por el Senado de Venecia, que le concedió el honor de colocarla frente a la Basílica de San Antonio. Aparece sobre un pedestal, que es su propia tumba, y está representado a caballo, inspirado en la escultura ecuestre de Marco Aurelio.
Hacia el final de su vida, Donatello regresó a Florencia y dotó a su obra de toques dramáticos, como se observa en su escultura de María Magdalena Penitente. La representa demacrada por el ayuno y la penitencia, inspirándose en la predicación de San Antonino, quien, siendo arzobispo, predicaba por la ciudad vestido de harapos, con frases como: «¡Oh, cuerpo, materia de corrupción, ¿qué tengo que hacer contigo?!»
En la obra de Donatello se conjugan el idealismo y un profundo realismo.