Portada » Lengua y literatura » Literatura Española del Renacimiento: Autores y Obras Clave
El Renacimiento es el periodo histórico, cultural, artístico y literario que sigue cronológicamente a la Edad Media. Surge en Italia e inmediatamente se difunde por toda Europa. Sus características principales son las siguientes:
Garcilaso de la Vega es autor de una reducida obra poética, en la que podemos destacar treinta y ocho sonetos y tres églogas. La principal aportación de este autor a la literatura española es la introducción del verso endecasílabo, tomados, fundamentalmente, de los poetas italianos, como Petrarca y Dante. El tema fundamental de la poesía de Garcilaso es el amor, pero el amor en sus diferentes momentos y matices: el dolor por el rechazo o la ausencia de la amada, la turbación ante su belleza, los celos, el lamento por su muerte, etc.
Para expresar estos sentimientos, el autor recurre en muchas ocasiones a la mitología clásica, concretamente a los mitos de Orfeo y Eurídice y el de Apolo y Dafne.
En sus Églogas, Garcilaso pone las quejas amorosas en boca de pastores que conversan en el marco de una naturaleza idealizada. Se desarrolla entonces uno de los tópicos más recurrentes en el Renacimiento, el locus amoenus, cuya definición es la de paraje idealizado, remanso de paz y armonía, que es el refugio acogedor para el ánimo atribulado del poeta, ya por el rechazo y la indiferencia de la amada, ya por la necesidad de huir de las intrigas y ambiciones mundanas.
Respecto a la forma métrica que toma de los poetas italianos podemos destacar las siguientes:
La poesía mística surge en España aprovechando el clima de espiritualidad de la época, en un intento de cristianización de las tendencias paganizantes que habían inspirado las creaciones literarias hasta ese momento.
Podemos distinguir tres vías místicas:
La poesía mística es la experiencia, difícilmente expresable, de la unión del alma con Dios. La experiencia mística presenta las siguientes características:
Para ello, el poeta recurre a las siguientes figuras literarias.
Símbolos en San Juan de la Cruz.
Todos estos símbolos están relacionados con los cuatro elementos naturales (tierra, aire, agua y fuego).
La obra principal de San Juan de la Cruz es Cántico Espiritual, compuesto por cuarenta liras, y que trata de la búsqueda del esposo (Dios) por la esposa (el alma) en un ambiente pastoril, inspirado en el Cantar de los Cantares.
Durante el Renacimiento, la narrativa se divide en dos grandes tendencias: idealista y realista.
Busca lo bello y lo perfecto, con personajes idealizados. Se destacan varios subgéneros:
Representa la vida cotidiana con personajes y ambientes reales, y un lenguaje cercano al del pueblo. La principal representante es la novela picaresca.
Comienza con La vida de Lazarillo de Tormes (1554, autor anónimo), que surge como reacción a los libros de caballerías y la novela pastoril. Describe la dura vida de los marginados y critica la hipocresía social.
La obra se estructura en un prólogo y siete Tratados. Es una carta dirigida a “Vuestra Merced”, en la que Lázaro explica su “caso” (una situación de deshonra).
El Quijote es la obra maestra de Miguel de Cervantes. Se compone de dos partes, la primera en 1605 y la segunda en 1615. El propósito inicial de Cervantes sigue el ideal clásico del docere et delectare, es decir, enseñar deleitando. Pero lo que persigue es, fundamentalmente, desterrar el gusto por las novelas de caballerías, consideradas por el autor como historias disparatadas. Pretende, por otro lado, resumir la narrativa de su época, y para ello recurre a elementos de la narrativa anterior.
Pero la obra también ofrece elementos originales:
La obra se estructura en torno a las tres salidas que realiza el protagonista. Las dos primeras salidas se corresponden con la primera parte de la obra, mientras que la tercera y última salida se corresponde con la segunda parte de la obra.
Finalmente, hay que destacar la multiplicidad de narradores, que le permite al autor construir una ficción basada en distintas perspectivas. Igual que en La Celestina, Cervantes recurre al «manuscrito encontrado». Por tanto, podemos encontrar en la obra los siguientes narradores: