Portada » Historia » La Política Exterior de Estados Unidos hacia América Latina: Un Recorrido Histórico
Entre su ocupación segunda de secundaria del comité nacional de la UJC.
Algunos escritores hablan de la geopolítica, como el sueco Rudolf Kjellen, que coincide con el estudio geopolítico con sus obras “Introducción a la Geografía Sueca” y “El Estado como Organismo Viviente”, y el geógrafo Halford John Mackinder en su tesis “El Pivote Geográfico de la Historia”.
Según Brzezinski, en su perspectiva geopolítica, el interés de EE.UU. considera que la primacía global estadounidense ha de ser sensible al hecho de que la geografía política sigue siendo un aspecto muy importante en los asuntos internacionales. Al tomar este aspecto, su criterio es que los Estados-nación siguen siendo las unidades básicas del sistema mundial o poder. Al concluir la Segunda Guerra Mundial, el Presidente Harry Truman suscribió la Ley de Seguridad Nacional de EE.UU., todo esto por una doctrina de “Contención al comunismo”. Ya con el presidente James Carter, confiere los asuntos de Seguridad Nacional a Zbigniew Brzezinski, donde presidió el NSC. Para Estados Unidos, la seguridad nacional en América es sinónimo de seguridad hemisférica; bajo esta concepción se lanza el Pacto de Río de 1947 para defensa mutua, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). En abril de 1948, en la ciudad de Bogotá, queda constituida la Organización de Estados Americanos (OEA). En 1950, Truman aprobó el memorando del NSC sobre colaboración militar interamericana.
Comienza la Guerra Fría con golpes militares como en Chile, Perú, Cuba, Venezuela, Paraguay, las viejas dictaduras en Nicaragua y República Dominicana, las revoluciones de 1952 en Bolivia, 1954 de los gobiernos nacionalistas de Brasil y Guatemala, 1955 en Argentina. Prácticamente, esto llevó a un deterioro de la economía latinoamericana; la represión anticomunista tomó cuerpo en todas las latitudes continentales.
Ese sendero no cristalizó, apenas duró siete meses. Desafortunadamente, la oposición de los sectores más retrógrados de la oligarquía con la cúpula militar y la alta jerarquía de la iglesia católica, en complicidad con la embajada estadounidense, quienes conspiraron tal como ha sucedido en infinidad de ocasiones.
La asunción de Lyndon B. Johnson como presidente de Estados Unidos luego del asesinato de John F. Kennedy. En cuanto a América Latina, un suceso adquirió especial connotación: el ataque cometido por las fuerzas golpistas que derrocaron al inolvidable presidente chileno Salvador Allende. En ese periodo de 1971-1976, dignos representantes del pueblo cubano fueron víctimas de numerosas acciones terroristas en diversas latitudes. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!
El presidente no solo fue valiente y firme en cumplir su palabra de morir defendiendo la causa del pueblo, sino que creció hasta límites increíbles; nunca en este continente ningún presidente protagonizó tan dramática hazaña.
Todo ello para aparentar ante la URSS. Reagan aprueba una orden ejecutiva imponiendo un embargo comercial a Nicaragua, el motivo que alega es “una amenaza inusual”, exactamente la misma fundamentación planteó el presidente Barack Obama en 2015, que Venezuela significaba “una amenaza inusual”.
Estados Unidos ha sido líder del mundo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, se basó en trabajar en sociedad con otras naciones que tienen objetivos comunes.
El año 1997, se ratificaron los tratados sobre las armas químicas. Es oportuno señalar que, desde el ángulo económico, la doble administración de Clinton consiguió un superávit.
George W. Bush, para muchos, ganó las elecciones por un fraude electoral. Ejerció como el 43º de los presidentes de los Estados Unidos. Nació en New Haven, hijo de Barbara Bush y George H. W. Bush, siendo el segundo presidente hijo de un expresidente. Graduado de la Universidad de Yale en 1968, se casó con Laura Welch en 1977. El hecho que atraviesa su mandato es el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, por lo que se dedujeron diferentes teorías sobre los acontecimientos que se suscitaron. Bush se dirigió al país con la frase de “Quienes no están con nosotros están contra nosotros”, demostrando con esta frase que utilizaría la fuerza ante todo.
Fidel Castro se refirió a los EE.UU. como un país que nunca tuvo odio a este país y Cuba siempre se referirá con respeto a esta Nación. Ninguno de los problemas del mundo puede resolverse por la fuerza. Cuba es el país que más tranquilo anda en el mundo. Cuba no se declarará nunca enemigo del pueblo americano.
En cuanto a las aspiraciones de Estados Unidos, fueron ser los partícipes en la dignidad humana, enfrentar al terrorismo global, prevenir los ataques contra nosotros y nuestros amigos.
En la capital mayor de las Antillas, un joven de 18 años estaba a punto de graduarse, con todos los honores, en uno de los bachilleratos más prestigiosos del país, dirigido por la orden de los Jesuitas.
Los que estiman la historia como algo superfluo, lo hacen por demostrar procesos complejos pero que no sirven para cimentar la lucha de los seres humanos por su emancipación.
A partir de la buena voluntad de Cuba, que incluye el viaje a los EE.UU. del presidente Fidel Castro en 1959, fue investida por Eisenhower y Nixon con el propósito inequívoco de derrocar la propuesta revolucionaria antillana, que, a la vez, fue multiplicando de forma exponencial su arraigo popular.
La proyección de Obama hacia Cuba entre el 2009 y 2014 se realizó con anuncios en forma simultánea mediante el acercamiento en la administración entre Estados.
El 17 de diciembre de 2014, los mandatarios de Estados Unidos y Cuba anunciaron al mundo la adopción de un grupo de medidas encaminadas al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos.
El pueblo cubano entendió que se afrontaban a un enorme desafío, pero al mismo tiempo a una gran oportunidad, para el acercamiento de ambos países.
Más allá de las múltiples apreciaciones que emergen, la situación cubana adquirió relieve dentro de las relaciones con los Estados Unidos. Con una gran cantidad y mejores universidades, centros científicos e instituciones de la más variada gama, escogiera como presidente a Donald Trump, quien encarna lo contrario. Eso refleja cuán pragmática y carente de cultura política está EE.UU.
Trump rompió todos los récords de falsedades emitidas por un político y consiguió la presidencia.
La investigadora argentina Paula Lugones, publica un libro “Estados Unidos de Trump”. En uno de sus capítulos dice: los habitantes de los estados unidos rojos son más pobres y tienen más madres adolescentes, más divorcios, peor salud, mayor obesidad, más cigarrillos, más muertes y drogas.
Continuidad o cambio, se inicia una nueva era. Estados Unidos se transforma en ¨trumpista¨.
Lo que sucede en los Estados Unidos no se puede pasar por alto, dados los sucesos acaecidos.
La relación entre Estados Unidos y Cuba ha marcado influencias recíprocas derivadas de la propia vecindad geográfica. Esto impulsó distintas etapas existentes entre ambas partes. Es decir, los dos países, desde los fundadores y sus tempranas expresiones imperialistas, con la élite dominante, siempre velaron por los intereses de los Estados Unidos.
Particularmente para los pueblos que bañan las aguas caribeñas (ese Marenostrum que marca de forma indeleble las esencias de sus ciudadanos, más allá de que nos expresemos en inglés, francés, español, creole o cualquier otra lengua), dicho dilema adquiere todavía mayor dramatismo. El intelectual dominicano Juan Bosch, quien radicó desde 1938 casi durante veinte años en Cuba, participando en la expedición de Cayo Confites en 1947, en la que también se enroló el joven estudiante de leyes Fidel Castro, fue precisamente quien colocara sobre el pecho de Bosch la Orden José Martí, el 11 de junio de 1988.
El Caribe, frontera imperial, al que Gabriel García Márquez catalogó de “obra monumental”, Bosch plasmó un concepto cardinal para entender el pasado, al tiempo en que revela sintéticamente desde el conocimiento histórico la necesidad de integrarnos (pertrechándonos del enorme acervo que nos nutre) como garante perdurable de nuestra vitalidad futura.
La historia del Caribe es la historia de las luchas de los imperios contra los pueblos de la región para arrebatarles sus ricas tierras; es también la historia de las luchas de los imperios, unos contra otros, para arrebatarles porciones de lo que cada uno de ellos había conquistado.
Resurgió entonces de este lado del Atlántico la doctrina de que la integración se produjera entregándole las riendas a Estados Unidos, quien consideraba que todo marchaba viento en popa con la entrada en vigor, junto a Canadá y México, el 1 de enero de 1994, del Tratado de Libre Comercio.
La Cumbre que hoy concluye demuestra la capacidad de nuestra región para dialogar y concertar posiciones sobre los problemas y desafíos comunes que enfrentamos, y para perseverar en la búsqueda de soluciones a los mismos, adaptadas a las condiciones, necesidades y prioridades del área.
La Cumbre que hoy concluye demuestra la capacidad de nuestra región para dialogar y concertar posiciones sobre los problemas y desafíos comunes que enfrentamos, y para perseverar en la búsqueda de soluciones a los mismos, adaptadas a las condiciones, necesidades y prioridades del área.
Ella había apoyado a Batista como su hombre fuerte en la isla prácticamente desde 1933, pero con potencia todavía mayor después que el camaleónico y sanguinario personaje diera el zarpazo que representó el golpe de Estado, del 10 de marzo de 1952. Los jóvenes barbudos desfilaban por todo el país imbuidos de una aureola casi mística, a partir de la extraordinaria epopeya que significó derrotar a una de las tropas mejor pertrechadas que disponía el imperialismo en la región, con más de 80 mil hombres sobre las armas.
Si bien era casi imposible que el diferendo histórico entre las dos naciones no alcanzara una nueva dimensión (sobre todo porque las pretensiones yanquis, lejos de desaparecer, se habían incrementado, aderezadas por la pérdida de su ilimitada influencia con todos los gobiernos de turno desde la ocupación y con la caricatura de república proclamada el 20 de mayo de 1902), lo cierto es que los gobernantes norteamericanos tuvieron en sus manos la posibilidad de que se produjera un nuevo tipo de relación, a partir de la buena voluntad mostrada desde el primer momento por Fidel y los principales dirigentes cubanos.
El Departamento de Estado y la CIA trabajaron de inmediato en un proyecto común con el propósito de acelerar el desarrollo de una oposición en Cuba, la cual, consideraban, podría propiciar cambios en el gobierno cubano, favorables a los intereses de Estados Unidos. Desde julio de 1955 hasta noviembre de 1956, a la vez que dirige los preparativos en el exilio azteca al que se vio forzado a partir para organizar la lucha, Fidel atiende la labor de los revolucionarios cubanos en otros países.
Por cierto que luego de concluida la sesión inaugural de dicha reunión en Naciones Unidas, justo cuando se les indicaba a los mandatarios marchar hacia un local para tomarse la foto oficial del evento, el compañero Fidel y el presidente Clinton cruzaron un breve saludo, el único entre presidentes de ambas naciones antes de que Barack Obama y el General de Ejército Raúl Castro lo hicieran en Sudáfrica en diciembre del 2013, en ocasión de las honras fúnebres del inolvidable luchador anti apartheid y expresidente Nelson Mandela.
Dejó claro además la necesidad de integrarnos en la región fomentando otros paradigmas, que privilegiaran la complementariedad y no la competencia salvaje que prevaleció durante siglos, desde el ángulo de las aberraciones capitalistas, exclusivamente enfocadas en la obtención de riquezas materiales.
“Estaba revisando con qué motivo, por qué había expulsado a Cuba el año 1962. Dice: por ser leninista, marxista, y comunista le expulsan de la OEA a Cuba. Ahora la nueva doctrina es una doctrina anti-ALBA. Cómo esos países nos organizamos, saludamos a Fidel, saludamos a Chávez, otros presidentes. Cómo tener un instrumento como el ALBA, un instrumento de integración, de solidaridad, solidaridad sin condiciones. Cómo compartir en vez de competir, cómo practicar políticas de complementariedad y no de competitividad. Cuando dependían los gobiernos de los Estados Unidos, ni siquiera podíamos erradicar el analfabetismo. Gracias a la cooperación incondicional de Cuba, especialmente como de Venezuela, hace dos años atrás declaramos a Bolivia territorio libre de analfabetismo, después de casi 200 años.”
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba desde hace 50 años, es el más largo en la historia de la humanidad. Es la expresión más elevada de una política cruel e inhumana, carente de legalidad y legitimidad y deliberadamente diseñada para provocar hambre, enfermedades y desesperación en la población cubana. El 17 de diciembre de 2014, en una locución simultánea[1], los presidentes de Cuba, Raúl Castro Ruz, y de Estados Unidos, Barack Obama, anunciaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países. En esa línea, Obama anunció un grupo de acciones a tomar por parte de su administración para aliviar el bloqueo contra la Isla.
Los Estados Unidos no tienen relaciones diplomáticas formales con Cuba y ha mantenido un embargo por el que resultan ilegales las relaciones comerciales de empresas estadounidenses con Cuba. La representación diplomática de los Estados Unidos en Cuba la ostenta la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, como ocurre por parte de Cuba en Washington; ambas son, oficialmente, parte de las respectivas embajadas en Suiza. Las pérdidas para Cuba por el bloqueo bajo la actual administración ascienden a más de 11 mil 500 millones de dólares. Mientras que el total de pérdidas monetarias por el bloqueo llega a 116 mil 800 millones de dólares, incluyendo las de sus filiales de terceros países y de las instituciones financieras internacionales.
Más del 70 por ciento de la población cubana ha nacido bajo el embargo.