Portada » Historia » La Evolución del Movimiento Obrero: Desde el Cartismo hasta la Segunda Internacional
Los obreros se agruparon en Trade Unions en 1834. Se produjo la unión de muchos sindicatos en la Great Trade Union, que llegó a tener más de un millón de afiliados.
El cartismo fue un movimiento que surgió en el Reino Unido, donde el movimiento obrero tomó la iniciativa de organizarse en un proyecto político. Las enormes dificultades legales de las Trade Unions les convencieron de la necesidad de participar en la política para cambiar las leyes. En 1836, un grupo de obreros fundó el Working Men’s Association, que publicó la Carta del Pueblo. Se transformó en la Asociación de la Carta (un partido político) que reclamaba:
No consiguieron sus objetivos, pero permitieron la concienciación de amplias capas de trabajadores.
En 1850, muchos trabajadores y pensadores socialistas se unieron, considerando que eran una misma clase más allá de los estados o las fronteras. Así, se formó la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) en Londres en 1864, con la participación de ingleses, franceses, polacos, italianos y alemanes. Se organizó en secciones nacionales y tenía un consejo general formado por Marx, quien redactó los principios básicos:
En los primeros congresos se adoptaron acuerdos para impulsar las movilizaciones obreras y se definieron una serie de reivindicaciones:
Hubo enfrentamientos entre Marx y Bakunin. Bakunin decía que los acuerdos reflejaban posiciones marxistas, mientras que él quería abolir el estado. Los países industrializados apoyaban a Marx, mientras que España apoyaba a Bakunin.
Tras fracasar la Primera Internacional, los anarquistas intentaron mantener una internacional antiautoritaria, pero tuvo una vida corta y celebró su último congreso en 1881. El movimiento libertario se fraccionó en:
Se fundó en París en 1889, solo con partidos socialistas, y organizó una confederación de partidos nacionales autónomos sin un consejo general que centralizase la acción. A diferencia de la AIT, se creó un Buró Socialista Internacional con sede en Bruselas, encargado de dar continuidad a la organización entre la celebración de cada tres años. Las resoluciones en el congreso fundacional reclamaban:
Los principios de la Segunda Internacional son:
Asimismo, condenó el colonialismo como una forma más de explotación capitalista. Hubo símbolos del movimiento obrero, como el himno y la celebración del 1 de mayo, el Día de los Trabajadores.
La Segunda Revolución Industrial, en el siglo XIX, estuvo marcada por innovaciones tecnológicas relacionadas con la investigación científica. En la industria, se destacaron:
Las nuevas fuentes de energía impulsaron nuevos sectores productivos. La siderurgia creció gracias a la producción masiva de aluminio y acero, y la metalurgia se benefició de la construcción de automóviles, lo que provocó un cambio en la producción mundial. El comercio interior se expandió, hubo un aumento en los salarios de los obreros y aparecieron nuevos sistemas de venta. Los préstamos generaron un consumo de masas ante tanta demanda, revolucionando el sistema de ventas.
El Taylorismo propuso que la eficiencia del trabajo podía mejorar si se ahorraba tiempo. Para ello, simplificó las diferentes operaciones al objeto de reducirlas al mínimo tiempo posible. Aumentar la productividad mediante la especialización del trabajo permitió abaratar costes de producción y precios. El taylorismo dio paso al Fordismo, un sistema creado por Ford que combinaba la producción en serie con incentivos salariales a los trabajadores. La fabricación estimuló la concentración de capitales y de empresas, creando así carteles, monopolios y multinacionales.
La concentración vertical se refiere a empresas que realizan actividades complementarias, mientras que la concentración horizontal se refiere a productores de un mismo ramo productivo.
