Portada » Historia » La Crisis del Antiguo Régimen en España: De Carlos IV a la Guerra de la Independencia (1808-1814)
Los inicios del reinado de Carlos IV coincidieron con la Revolución Francesa, y su impacto condicionó la política interior y exterior del reinado, a pesar de que se cerraran las fronteras a la propaganda revolucionaria. Las dificultades interiores y exteriores, y la incapacidad del gobierno para resolverlas, condujeron a una profunda crítica. El descontento era generalizado, agudizado por las crisis agrarias que habían provocado problemas de abastecimiento y alza de precios.
Todo ello condujo, en 1808, al Motín de Aranjuez, dirigido contra Godoy y el Rey, que provocó la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando. Este evento ocurrió un año después de la firma del Tratado de Fontainebleau (1807), por el que España permitió el paso de 90.000 soldados franceses para ocupar Portugal. Napoleón pretendía invadir Portugal por haberse negado a participar en el bloqueo comercial a Inglaterra, pero durante el paso de sus tropas, hubo un cambio de planes, y se optó por ocupar posiciones estratégicas en toda España.
El emperador tenía una opinión negativa tanto de la familia reinante y de su gobierno, como del propio país. Los informes que recibía hablaban de un país atrasado y con un ejército incapaz de oponer resistencia a las tropas francesas. Además, numerosos puertos españoles violaban el bloqueo, y las mercancías británicas entraban en la península cada vez en mayor cantidad.
La Guerra de la Independencia (1808-1814) comenzó el 2 de mayo de 1808 con el levantamiento de Madrid contra los franceses, dos meses después del Motín de Aranjuez.
El 5 de mayo se produjeron las abdicaciones de Bayona, una trampa de Napoleón para quedarse con el trono de España. Carlos IV quiso recuperar el trono y negó la abdicación de Aranjuez ante Napoleón, mientras que Fernando buscaba el reconocimiento de su legitimidad por parte del francés. Al final, fue Napoleón quien se quedó la Corona, que delegó en su hermano José, quien reinaría como José I.
El revuelo causado en Madrid hizo que el pueblo se echara a la calle contra los franceses. El 2 de mayo, las autoridades municipales llamaron a las armas contra los invasores. La represión fue dura, y ese mismo día los franceses fusilaron a un centenar de prisioneros. Los privilegiados acataron la autoridad francesa, pero no el pueblo llano, y la rebelión se extendió por todo el país.
La Guerra de la Independencia se libró con un ejército regular y con las guerrillas, que pusieron en jaque a las tropas francesas. Fue una guerra permanente, y al carecer del apoyo de la población, los franceses ocuparon el territorio conquistado. El conflicto tuvo tres fases:
Durante la guerra existió una dualidad de gobierno, ya que por un lado estaba José I, y por otro estaban las Juntas, nacidas del vacío de poder inicial en 1808. José I no fue aceptado por la población, y solo fue ayudado en el gobierno por los afrancesados. Se guiaron por el Estatuto de Bayona, según el cual se establecía una monarquía autoritaria, con dos cámaras: el Senado y las Cortes. Formulaba unas reformas socioeconómicas que se implantarían lentamente. Era un proyecto reformista que pretendía el Antiguo Régimen.
Las Juntas eran órganos formados por nobles, oligarquías locales y grupos mercantiles, que se encargaron de la organización de la resistencia antifrancesa. Primero se formaron juntas locales, luego regionales, y finalmente una Junta Central, la encargada de convocar las Cortes de Cádiz.
En 1812, estas Cortes promulgaron la Constitución de Cádiz (La Pepa), que recogía ideas ilustradas fundamentales:
Sin embargo, la vuelta del absolutismo con Fernando VII impidió la aplicación de todas estas leyes.