Portada » Historia » Historia Completa de la Revolución Francesa: De la Crisis del Antiguo Régimen al Imperio Napoleónico
El Estado francés atravesaba una grave crisis financiera. A los enormes gastos de la corte se sumaban las deudas generadas por las guerras. Ante esta situación, se propuso una reforma fiscal que obligaba a los estamentos privilegiados a pagar impuestos.
La burguesía urbana, por su parte, se quejaba de la falta de representación política. El eco de las ideas de la Ilustración resonó con fuerza en los Estados Generales, convocados el 5 de mayo de 1789 en el Palacio de Versalles. Los delegados del Tercer Estado exigieron que el voto fuera por persona y no por estamento.
Ante la negativa de los estamentos privilegiados, los delegados de la burguesía se reunieron en la sala del Juego de Pelota, tras habérseles impedido la entrada al salón de reuniones. Los conjurados declararon la apertura de una Asamblea Nacional Constituyente.
Los movimientos de las tropas reales despertaron el temor a una intervención del ejército. Este temor popular culminó el 14 de julio de 1789 con la Toma de la Bastilla. Antes de terminar agosto, la Asamblea aprobó un texto fundamental: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
La obra fundamental de la Asamblea Nacional fue la elaboración de la Constitución de 1791. Francia se convertía en una monarquía constitucional regida por los principios de la soberanía nacional y la división de poderes.
Aunque la Constitución tenía un carácter moderado, los sectores más revolucionarios pedían cambios políticos más radicales. Uno de los motivos que aceleró esta radicalización fue el intento de fuga de Luis XVI.
Tras la convocatoria de elecciones, los nuevos diputados crearon la Asamblea Legislativa, con una clara división entre quienes pretendían detener la revolución y quienes exigían cambios más radicales.
En abril, la Asamblea declaró la guerra a Austria. La tensión interna y externa llevó al asalto del Palacio de las Tullerías, marcando el fin de la monarquía.
Después de las elecciones, se creó un nuevo parlamento, conocido como la Convención, que abolió la monarquía y proclamó la República. La presión de los jacobinos consiguió que el monarca fuera juzgado y condenado a muerte. Luis XVI fue guillotinado, un hecho que conmocionó a las cortes reales europeas y propició la creación de un pacto universal contra Francia.
La Convención decretó la Leva en Masa, el primer ejemplo de formación de un ejército nacional.
En julio de 1793, llegó al poder Robespierre. Empezaba la época de la Convención Jacobina, el periodo más exaltado de la revolución. Se proclamó una nueva constitución con un carácter mucho más democrático y social que la anterior, basada en la soberanía popular y el sufragio universal.
El 9 de Termidor del año II (julio de 1794) se produjo la Reacción Termidoriana. La burguesía moderada, con el apoyo del ejército, puso fin a la experiencia de la república igualitaria y jacobina. Los nuevos dirigentes anularon la legislación democrática y decretaron la Constitución del año III (1795), estableciendo el Directorio.
En este contexto de inestabilidad, Napoleón Bonaparte se convirtió en el protagonista del golpe de Estado que pondría fin al Directorio.
Napoleón Bonaparte, con amplio apoyo, se lanzó a la conquista del poder. El golpe de Estado de noviembre de 1799 instauró el Consulado. Inicialmente, Napoleón compartía el poder ejecutivo con otros dos cónsules, pero en 1802 se había convertido en cónsul único y vitalicio, concentrando la iniciativa legislativa.
Napoleón se coronó a sí mismo emperador. Una vez establecido un estrecho control del orden público, su régimen pretendía mantener algunos de los principios del liberalismo moderado. La promulgación del Código Civil y el Código Penal reconocieron las principales reivindicaciones de la burguesía.
Las potencias internacionales que derrotaron a Napoleón intentaron restaurar el viejo orden del Antiguo Régimen (Restauración). Sin embargo, el derrumbe de las monarquías absolutas permitió la difusión imparable de las ideas y los principios revolucionarios por todo el continente.
La Revolución Francesa convulsionó el continente europeo y es el episodio histórico más trascendental para entender la evolución del mundo contemporáneo occidental. Puso en marcha los sistemas legales vigentes en la actualidad, transformó las relaciones sociales y demostró que la gente común podía cambiar el curso de la historia.