Portada » Geografía » Geografía del Sector Primario en España: Espacios, Actividades y Paisajes Agrarios
El sector primario ocupa al 4,1% de la población y aporta el 2,3% del PIB, aunque su peso en la economía sigue disminuyendo. Es fundamental por su influencia en los espacios rurales, su conexión con la industria alimentaria y su contribución al comercio exterior.
El espacio rural en España incluye municipios con menos de 10.000 habitantes, caracterizado por baja densidad poblacional y actividades agrarias. Es dinámico y multifuncional, integrando también actividades residenciales y de conservación.
El espacio agrario se dedica a la producción de alimentos y materias primas, contribuyendo a diversas industrias y al mantenimiento del paisaje y medio ambiente.
El terreno español tiene condiciones adversas, como relieve montañoso y clima irregular, pero los avances tecnológicos (invernaderos, abonos) ayudan a mitigar estos desafíos.
La población rural es envejecida y masculina, debido al éxodo rural. Las explotaciones varían en tamaño y tipo de tenencia, con un proceso de concentración parcelaria para reducir la dispersión.
Los sistemas agrarios pueden ser extensivos (baja inversión) o intensivos (alta inversión y tecnología), dependiendo de las condiciones y demandas del mercado.
La estructura agraria ha pasado por tres fases principales:
Buscaba la autosuficiencia alimentaria, con sistemas extensivos, tecnología atrasada y una producción destinada al autoconsumo.
Enfocada en maximizar la producción para el mercado, con especialización, sistemas intensivos y avances tecnológicos.
Su objetivo es la sostenibilidad, combinando competitividad con la conservación del medio ambiente y la cultura agraria. Esta etapa prioriza la diversificación, el uso de técnicas respetuosas y la producción de calidad para un mercado global.
El espacio rural y agrario es el resultado de factores naturales, humanos y políticas que lo transforman. La agricultura española enfrenta desafíos como la competencia global, las explotaciones pequeñas y el envejecimiento rural. La dependencia de subvenciones genera inseguridad, y para ser rentables, las explotaciones deben aumentar su tamaño.
El sector primario ocupa al 4,1% de la población, aporta el 2,3% del PIB y está en descenso. Organiza espacios rurales y sustenta la industria alimentaria. Sus usos principales son agricultura, ganadería y explotación forestal (33,4% cultivo, 16,6% pastizales, 38,4% forestal).
La agricultura actual se especializa, tecnifica e intensifica para aumentar la producción orientada al mercado. Esto incluye el uso de maquinaria, fertilizantes, semillas transgénicas y técnicas de regadío. La agricultura intensiva destaca, disminuyendo el barbecho y ampliando el regadío, que se concentra en el litoral mediterráneo (regadío intensivo) y en el interior peninsular (regadío extensivo). Se emplean técnicas como riego por gravedad, aspersión o goteo.
La ganadería se especializa en carne o leche, tecnificándose con razas seleccionadas, alimentación controlada y ordeñadoras. La intensiva, desvinculada del medio físico, se centra en áreas urbanas del nordeste y litoral mediterráneo. La extensiva depende más del medio y subvenciones.
La producción agraria representa el 55-65% vegetal y el 35-45% animal, con variaciones por clima y regiones. La PAC mejora la productividad, asegura alimentos, protege el medioambiente y fomenta la agricultura ecológica mediante el “greening”.
El paisaje agrario es la apariencia visual del espacio agrario, resultado de la transformación del medio natural por el poblamiento y las actividades agrarias. Integra el medio natural, el espacio habitado (poblamiento y hábitat rural) y el espacio trabajado (parcelas y usos agrarios).
El hábitat rural incluye asentamientos dispersos, concentrados o intercalados, con viviendas y dependencias agrarias que varían en materiales y formas constructivas.
Las parcelas tienen límites precisos y tamaños diversos. Los usos del suelo se clasifican en agrícolas, ganaderos, forestales o mixtos.
Localizado en el norte y noroeste de la Península, con relieve accidentado y clima lluvioso. Predomina el minifundio, con praderas, cultivos forrajeros y ganadería vacuna. La explotación forestal es relevante para madera y papel.
Abarca las Mesetas y depresiones del Ebro y Guadalquivir, con clima continentalizado y poblamiento concentrado. Destacan la agricultura extensiva de cereales, vid y olivo, regadíos intensivos y ganadería extensiva. La explotación forestal es importante en algunas regiones.
Se extiende por la costa mediterránea con clima costero. Predomina el minifundio en regadíos y pequeños cultivos de secano (cereales, vid, olivo). Hay fruticultura tropical, ganadería variada y escasa explotación forestal.
En áreas montañosas con clima extremo y poblamiento disperso. Las explotaciones son minifundistas, con agricultura de secano, ganadería extensiva (ovina, caprina) y aprovechamiento forestal para madera y combustible.
Con relieve volcánico y clima subtropical árido, las explotaciones combinan monocultivos de exportación (plátano, tomate) y policultivo de secano. La ganadería es escasa y la explotación forestal aprovecha recursos locales.
Los paisajes agrarios, fruto de la transformación del medio natural, enfrentan problemas ambientales como contaminación, sobreexplotación del agua y deforestación. La UE contribuye con políticas y ayudas para su solución.