Portada » Magisterio » Fomento de Actitudes y Valores en Educación Infantil: Estrategias Docentes y Colaboración Familiar
La actitud es la expresión de los valores en el comportamiento del individuo. Es una forma de predisposición relativamente estable del comportamiento humano, que nos hace reaccionar ante determinados objetos, situaciones o conocimientos de una forma concreta.
El valor es aquello que va a mover o dirigir las acciones, las actitudes que vamos a manifestar. El valor es algo a lo que le damos mucha importancia y es lo que va a dirigir las actitudes.
Las actitudes aparecen cuando las creencias están adquiridas; por tanto, el conjunto organizado de estas condiciones o creencias origina las actitudes.
Sin embargo, aunque las actitudes siempre hacen referencia a unos valores, son estos los que ocupan el lugar más alto y abstracto en la estructura cognitiva.
Los valores, a pesar de estar influenciados por la sociedad, son más estables que las actitudes, que pueden variar según el contexto.
La creencia es una idea que se tiene y que va a dirigir de alguna manera también las actitudes; va a ser algo general. El valor es un concepto muy genérico que va a ser la concreción de diferentes creencias.
Lo primero que adquieren los alumnos son las creencias, la convicción que tiene el individuo de algo que suele ir acompañado de elementos emotivos y/o afectivos.
Las actitudes aparecen cuando las creencias están adquiridas. Respecto a las creencias, el papel del maestro es de suma importancia en los aspectos metodológicos, debido a que ayuda a que esas creencias se vayan asimilando al mismo tiempo que se crean aspectos morales en la infancia. El maestro de Educación Infantil (EI) es el modelo de referencia.
Situaciones que favorecen la formación de actitudes y valores en el centro educativo:
El método cooperativo, porque tiene como principal objetivo fomentar la cooperación entre los alumnos.
Cuando se habla de técnicas de comunicación persuasiva hacemos referencia a aquellas que pretenden influir sobre determinadas cuestiones. Podemos distinguir dos grandes grupos:
Los valores tienen un fuerte componente social que les hace condicionar profunda y decisivamente nuestras relaciones con las demás personas. La finalidad es orientarlos hacia la formación de un buen ciudadano.
Con esta estrategia metodológica se pretende que los alumnos adopten valores determinados o modifiquen los ya existentes. Es una estrategia cerrada, desde el punto de vista educativo, dado que depende de la inculcación, o a veces de la «imposición», que realice el profesor sobre determinados aspectos conductuales.
Se debe enfocar como que estamos inculcando y, por tanto, educando en unos valores sociales e individuales que el alumno debe interpretar como beneficiosos para él. Siempre deben ir coordinadas estas actuaciones con la comunicación a la familia de lo que se realice en clase.
Se considera bastante importante, ya que los alumnos deben aprender a gestionar los conflictos que les surjan a lo largo de su vida. Para ello, es necesario que esta estrategia se trabaje desde que están en Educación Infantil, puesto que es algo en lo que hay que trabajar continuamente.
El maestro previamente debe dominar el tema y elegir cuidadosamente qué valores va a trabajar en la unidad que quiere desarrollar. Este paso es importante, ya que tiene que clarificar aquellos valores que son ambiguos, intentando acercar los distintos puntos de vista que puedan tener los alumnos.
Es fundamental que los alumnos y el maestro sepan diferenciar entre hechos y juicios de valor, concretando los hechos que es conveniente discutir. De aquí se extrae la veracidad de los hechos. Para ello, es necesario hacerlo de una manera objetiva.
Una técnica que se considera muy importante para desarrollar a edades tempranas es el desarrollo moral, ya que desde pequeños deben aprender a diferenciar lo que está bien de lo que está mal.
Por otro lado, también se considera importante desarrollar las técnicas de participación activa, ya que la participación de los alumnos es un elemento clave para lograr la mayor eficacia de las actividades propuestas por el maestro. Más concretamente, dentro de esta técnica destaca la llamada Philips 6/6, porque permite que los alumnos se conozcan entre ellos, de tal manera que cuando les toque hablar en voz alta no tendrán tanta vergüenza. En esta misma línea se encuentran los llamados diálogos simultáneos. Se considera que todo este tipo de actividades ayuda a los alumnos a abrirse unos con otros y a conocerse más profundamente.
Los valores se deben demostrar, vivir; no se puede hacer un examen sobre ellos. Los valores se tienen que evaluar. Hay que evaluarlos de forma normal, como el resto de las actitudes, y existen una serie de técnicas adecuadas, pero se descartan los exámenes escritos, puesto que no tienen sentido.
Lo que sí se puede hacer es pedir al alumno que manifieste una situación/problema y proponga diversas soluciones. Porque lo que se quiere intentar es saber si el alumno comprende el valor y si lo ha interiorizado.
La forma de evaluar sería mediante técnicas e instrumentos de observación, análisis de documentos, informes, etc.
Según el Gobierno de Canarias en el texto «La colaboración de los padres en la Educación Infantil», hay tres razones que la explican:
Nivel básico: intercambio de información / información de carácter general. Siguiente nivel: participación (implicación esporádica / implicación sistemática / otras formas de implicación). Nivel superior.