Portada » Filosofía » Filosofía de David Hume: Empirismo, Conocimiento y Crítica
El empirismo es una corriente filosófica que sostiene que todo conocimiento tiene su origen en la experiencia sensorial. Según el empirismo, la mente humana al nacer es una tabula rasa, es decir, una pizarra en blanco que se va llenando con las impresiones derivadas de la experiencia.
El empirismo británico, específicamente, fue desarrollado por figuras clave como John Locke, George Berkeley y David Hume. Estos filósofos compartían la idea de que el conocimiento proviene de la experiencia, pero Hume fue quien llevó más lejos la crítica a las nociones tradicionales de la metafísica. Hume heredó las ideas de Locke y Berkeley, pero las llevó a un escepticismo radical respecto a las nociones abstractas. Para Hume, la mente humana no solo procesaba las impresiones sensoriales, sino que también construía el conocimiento a través de un proceso de asociaciones de ideas. A diferencia de Locke, quien aceptaba ciertas nociones universales, Hume fue más escéptico sobre los límites del conocimiento humano.
El objetivo de Hume fue elaborar un fundamento válido para todas las ciencias, pero para ello era necesario comenzar por algo común a toda investigación: el análisis de la naturaleza del entendimiento humano. Su análisis sobre el entendimiento gira en torno a tres cuestiones:
Al investigar el entendimiento humano, Hume señala que la materia del conocimiento son las percepciones. Estas son de dos tipos:
La mayor diferencia entre una impresión y una idea es el grado de viveza con el que se presentan a la mente. Ambas constituyen el límite y origen del conocimiento, el cual solo puede superarse por la imaginación. Las ideas nacidas de la imaginación no son legítimas.
A partir de esta diferenciación, Hume enuncia el principio empirista: una idea es verdadera si se deriva de una impresión. De no ser así, la idea no tiene fundamento, y será solo fruto de la imaginación. Según Hume, este debe ser el primer criterio con el que se guíe la ciencia.
Hume responde que, mediante la imaginación, combinamos impresiones e ideas simples y generamos ideas complejas. ¿Cómo combinamos las ideas simples y las impresiones? A través de un proceso de asociación de ideas que se realiza siguiendo tres principios:
En cuanto al conocimiento, distingue dos tipos:
Hume cuestiona el principio de causalidad, que asocia un fenómeno A con un fenómeno B, sosteniendo que esta relación se basa en la inducción, es decir, en la costumbre y el hábito de observar eventos repetidos. Sin embargo, argumenta que inferir leyes futuras a partir de la experiencia pasada carece de fundamento lógico y solo es un producto de la creencia.
Para Hume, la inducción solo ofrece probabilidades, no certezas, por lo que no es un método fiable para la ciencia. Además, al criticar la asociación de ideas, pone en duda la objetividad de la física de Newton. Concluye en un escepticismo moderado:
Hume, siguiendo su principio empirista de que toda idea debe derivarse de una impresión para ser legítima, rechaza la idea de sustancia. Solo experimentamos cualidades particulares de los objetos, pero nunca algo que las sostenga. Como no hay impresión de la sustancia, concluye que es una idea sin fundamento real, una mera ficción.
Aplica esta crítica a tres conceptos metafísicos:
Al negar la sustancia, Hume rechaza la metafísica y, al reducir la causalidad a una creencia basada en la costumbre, cuestiona la objetividad de la física de Newton.