Portada » Arte » Evolución de la Arquitectura Medieval Hispana: Del Arte Visigodo al Gótico Clásico
La iglesia de **Santa Comba de Bande**, ubicada en Ourense, es una pieza insustituible de la **arquitectura visigoda**, datada en el **siglo VII**, coetánea a figuras como San Fructuoso de Braga, aunque existen dudas sobre su autoría. Su edificación se produce en un contexto de consolidación del **reino visigodo de Toledo**, tras la conversión de Recaredo al catolicismo. Esta arquitectura, de carácter áulico-religioso, refleja la asimilación de tradiciones tardorromanas, paleocristianas y, en menor medida, bizantinas, constituyendo una fase inicial y fundamental del **arte hispano prerrománico**. La obra simboliza la aspiración de la monarquía visigoda a establecer una identidad cultural propia y cristiana en la península.
La vista exterior subraya una arquitectura de gran solidez y sencillez volumétrica. El edificio presenta una fábrica de **sillería y mampostería de granito**, con muros notablemente macizos y desornamentados, un rasgo característico del arte prerrománico. El uso de materiales pétreos pesados y la escasez de vanos confieren a la estructura un carácter telúrico y de permanencia. La planta, aunque oculta por la perspectiva, es de **cruz griega inscrita en un rectángulo**, una solución espacial de tradición oriental (bizantina) poco frecuente. El volumen es bajo y se desarrolla horizontalmente.
La austeridad del conjunto y su integración en un entorno rural y natural refuerzan la imagen de un monumento ancestral, cuya arquitectura funcional está supeditada a la resistencia y al recogimiento espiritual.
La imagen muestra la nave central de la **Catedral de Santiago de Compostela**, obra cumbre del **Románico Pleno hispano**, iniciada en 1075 bajo el impulso del obispo Peláez y continuada por el maestro Esteban. Su contexto es el de las **iglesias de peregrinación**, diseñada para albergar el sepulcro del Apóstol Santiago y canalizar el flujo masivo de peregrinos del Camino.
El modelo constructivo es una adaptación del románico francés (como Saint-Sernin de Toulouse), pero con características propias para facilitar el tránsito y la liturgia. La planta es de cruz latina con tres naves, transepto y una gran girola (no visible en este plano). La descripción se centra en la gran escala longitudinal y la altura de la nave central, cubierta por una pesada **bóveda de cañón**, que es contrarrestada por los **arcos fajones** (que dividen la nave en tramos) y, lateralmente, por la tribuna del segundo piso.
El sistema de sustento son los **pilares cruciformes con columnas adosadas**, que transmiten la carga de la bóveda al suelo. La piedra vista domina el interior, generando una sensación de solidez, oscuridad controlada y monumentalidad telúrica, distintiva del arte románico. En el fondo, se aprecia el complejo **baldaquino barroco**, un añadido posterior que contrasta con la austeridad románica del entorno.
La **Catedral de Reims** (siglo XIII) es una obra fundamental y el ejemplo más depurado del **Gótico Clásico francés**. Su construcción se inicia tras un incendio y su diseño persigue llevar al extremo los principios de la arquitectura ojival: la **verticalidad** y la primacía de la **luz**. Históricamente, este templo posee una relevancia crucial al ser el lugar tradicional de coronación de los reyes de Francia, lo que subraya su prestigio religioso y político.
La fachada occidental es un prodigio de la ingeniería y la estética gótica. Está organizada en tres grandes cuerpos verticales y se caracteriza por la **total disolución del muro en favor del vano**, gracias al desarrollo de los **arbotantes** que descargan el peso de las bóvedas. La estructura se articula mediante tres profundas **portadas abocinadas** rematadas por el arco apuntado.
La fachada está densamente poblada de escultura, incluyendo la **Galería de los Reyes**, consolidándola como un tapiz narrativo de piedra.
El interior de Santa Comba de Bande es la prueba más fehaciente de su adscripción estilística **visigoda**, manteniendo la datación en el siglo VII. El espacio interior revela las soluciones constructivas empleadas para la cubrición de la planta cruciforme. Esta estructura interior, de gran pureza formal, tenía la función litúrgica de concentrar la atención del fiel en el presbiterio y el altar, creando un ambiente de penumbra y misticismo propicio para la oración en la época altomedieval.
El diseño espacial, aunque modesto, demuestra un conocimiento de las técnicas constructivas de la Antigüedad tardía. El espacio es angosto, compacto y robusto, definido por los gruesos muros de sillería que soportan la carga. La nave central se cubre con una pesada **bóveda de cañón monolítica**, que transmite una sensación de cueva o refugio.
El foco de la imagen está en el acceso al ábside, el cual está enmarcado por el elemento arquitectónico más importante: el **arco de herradura visigodo**. Este arco se distingue por ser más cerrado que un arco de medio punto, pero menos acentuado y peraltado que la versión que posteriormente adoptará el arte mozárabe. El arco descansa sobre columnas de fuste liso con **capiteles de orden corintio toscamente labrados**, reflejando el declive de la escultura monumental clásica.
Se aprecian restos de decoración mural en las enjutas del arco, indicando que las paredes estaban cubiertas con pinturas al fresco, que complementarían el programa iconográfico. La iluminación es escasa y cenital, filtrada por las pequeñas aberturas en la parte superior del muro, lo que acentúa la sensación de misterio y profundidad espacial, característica de la espiritualidad visigoda.
**Santa María del Naranco** (Oviedo) es un edificio fundamental del **Arte Prerrománico Asturiano**, construido a mediados del **siglo IX** (hacia 842-850) bajo el reinado de Ramiro I, en el periodo conocido como **»Ramirense»**. Su contextualización es dual: fue erigido inicialmente como un **pabellón real o Aula Regia**, parte de un complejo palaciego, y fue reconvertido en iglesia posteriormente. Esta función original explica su planta inusual, su estructura de dos pisos y su rico programa decorativo, que buscaba equiparar el reino cristiano de Asturias con las grandes cortes imperiales y bizantinas.
La edificación, de planta rectangular, es un ejemplo de audacia técnica para su época. Está construida en sillería de piedra de alta calidad. La gran innovación formal es la utilización de la **bóveda de cañón peraltada** para cubrir toda la estructura interna, eliminando la necesidad de techumbres de madera y de naves laterales.
Los arcos se apoyan en columnas pareadas con capiteles de reminiscencias corintias y bases esculpidas con **sogueado**. Destaca la decoración escultórica del friso, con medallones que encierran figuras y un sogueado de influencia céltica, confirmando su carácter palatino y suntuario. Su esbeltez y articulación rítmica le confieren una elegancia insólita en el Prerrománico.
La Catedral de Santa María de la Regla de León es considerada el arquetipo del **Gótico Clásico español** (siglo XIII), siendo la que más fielmente sigue el modelo de las catedrales francesas de la Champaña (como Reims o Amiens). Su construcción, bajo el obispo Martín Fernández, se inició sobre los restos de una anterior basílica románica, buscando expresar el poder y la fe del Reino de León. Su apodo, Pulchra Leonina (la bella leonesa), hace referencia a su elegancia y ligereza estructural.
La fachada principal mantiene la organización tripartita. Las tres portadas presentan profundos abocinamientos, con arcos apuntados y una rica decoración escultórica que narra escenas bíblicas. El gran **rosetón central**, con su tracería de gran complejidad, actúa como el foco visual. El sistema estructural es muy esbelto: las torres son altas, rematadas con pináculos, y la masa del muro se reduce al mínimo necesario.
En la parte inferior, el tono más oscuro de la piedra revela la base románica original, sobre la cual se levantó la estructura gótica. La sensación general es de una estructura diáfana y vertical que, aunque más sobria en ornamentación que la francesa, busca la misma armonía espacial y la sublimación de la luz.
La capilla de **San Miguel de Celanova** es un testimonio único y muy bien conservado del **Arte Mozárabe**, datada hacia el **siglo X** (937 d.C.), integrada en el complejo monástico de San Salvador de Celanova, Ourense. El estilo mozárabe es el arte desarrollado por los cristianos que vivían en Al-Ándalus y emigraron al norte o mantuvieron contacto estrecho, importando y adaptando elementos arquitectónicos islámicos a la tradición hispana.
Este pequeño oratorio, construido a instancias de San Rosendo, representa una de las manifestaciones más puras y de menor escala de este estilo. La imagen exterior muestra una construcción de volumen reducido y cúbico, de gran simplicidad y robustez. La fábrica es de sillería de granito bien labrada. La planta es compleja, aunque la vista lateral sólo muestra el cuerpo principal adosado a una edificación mayor, acentuando su carácter de capilla íntima. Los muros son macizos y ciegos, con una escasez de vanos que mantiene la atmósfera recogida en el interior. El tejado es a dos aguas.
El elemento formal que inmediatamente revela su filiación estilística se encuentra bajo el alero: la hilera de **modillones de rollo**. Estos elementos son ménsulas decorativas, con un perfil de doble curva en S, de clara ascendencia **califal** (específicamente, inspirados en la Mezquita de Córdoba). Su función es puramente ornamental, aligerando el encuentro entre el muro y la cubierta. El conjunto, con su piedra pulida y su modesta escala, es un ejemplo de la fusión cultural y técnica que definió el arte mozárabe.
La **Puerta de Platerías** es la única portada románica completa que se conserva en la Catedral de Santiago, situada en el brazo sur del transepto, y está datada en el **siglo XII**. Su creación se inscribe en el auge de la **escultura monumental románica**, cuya función era didáctica y teológica: narrar las verdades bíblicas e historias de santos al pueblo iletrado (la «biblia de piedra») y preparar al peregrino para la experiencia sacra.
Su programa iconográfico es de gran complejidad, mezclando escenas del Nuevo Testamento con temas de la Pasión y la lujuria. La portada se estructura de forma inusual con un **doble vano de acceso**, separados por un parteluz (no visible). La composición es rica y densa.
Las arquivoltas se apoyan en columnas que presentan **capiteles historiados** y jambas con relieves. La escultura, aunque de gran calidad, sigue los principios románicos de la **»Ley del Marco»**: las figuras están subordinadas a la arquitectura, presentando frontalidad, hieratismo y una desproporción jerárquica (las figuras más importantes son más grandes). El estilo es característico del **Románico Pleno**, con un tratamiento de los pliegues de los paños aún esquemático. La portada es un complejo tapiz narrativo, aunque sufre de una alteración posterior, pues contiene estatuas provenientes de otras partes de la Catedral (como el Pórtico da Gloria).
El interior de la capilla de San Miguel de Celanova confirma su adscripción **mozárabe**, destacando por la solución de su espacio sagrado. La obra, del siglo X, se inserta en una época donde el contacto cultural entre el norte cristiano y el califato andalusí era constante. La funcionalidad de este espacio, probablemente un oratorio privado, se centra en la intimidad de la oración y la meditación.
La imagen interior revela la articulación del espacio a través de la secuencia de arcos. La característica fundamental es la presencia del **arco de herradura mozárabe** en el fondo, que separa el cuerpo central del presbiterio. Este arco es visualmente impactante y es el distintivo clave: es **peraltado** (el arranque del arco es más alto que la línea de impostas) y su curva es más cerrada que un semicírculo. Esta forma, aunque ya presente en el arte visigodo, es usada aquí con mayor peralte, siguiendo el modelo cordobés.
El arco se apoya sobre **pilares macizos de piedra vista**, creando un juego de volúmenes potentes. La construcción es completamente pétrea, con una bóveda que cubre el espacio (probablemente de cañón). La iluminación es mínima, proyectando sombras que realzan la solidez de los arcos y los pilares. La austeridad del material contrasta con la sofisticación formal del arco, generando un espacio de gran plasticidad y misterio que resume la esencia del arte mozárabe.
El **Pórtico de la Gloria** es la obra cumbre del **Maestro Mateo**, finalizada en 1188 y concebida como la entrada monumental a la Catedral de Santiago. Cronológicamente, se sitúa en la **transición del Románico al Gótico**, siendo considerado la cúspide de la escultura románica hispana y un precursor directo del **naturalismo gótico**. Su función teológica es compleja: representa la Jerusalén Celestial y la Gloria, con Cristo en Majestad presidiendo el Juicio Final, un recibimiento escatológico para el peregrino.
El Pórtico se organiza en tres arcos que corresponden a las tres naves de la iglesia. El arco central es el más ancho. La composición está dominada por el **Tímpano central**, donde se halla la figura sedente de **Cristo en Majestad (Pantocrátor)**, rodeado por los Evangelistas (**Tetramorfos**) y una cohorte de ángeles portadores de los Arma Christi. Las arquivoltas se pueblan con los **24 Ancianos del Apocalipsis**, representados como una orquesta celestial, un motivo de gran fuerza poética.
El gran avance estilístico se encuentra en las **jambas**, donde las **columnas-estatua** (Apóstoles, Profetas, etc.) se liberan del marco, ganan en volumen y adoptan el **contraposto** (pierna de apoyo y pierna libre). La humanización es total: los rostros son individualizados, expresan sentimientos (famosa es la sonrisa del profeta Daniel) y sus vestiduras caen con naturalidad. El Maestro Mateo introduce así el **realismo** que será la base de la escultura gótica.
Estos grupos escultóricos, ubicados en las jambas de la portada occidental de Reims (siglo XIII), marcan un hito en la historia de la escultura. Se encuentran en el paso del Románico al Gótico y evidencian la búsqueda del **naturalismo** y la **autonomía de la figura**. El artista gótico deja de ver la figura como un elemento decorativo de la arquitectura y comienza a tratarla como una entidad con vida y expresión propias.
La imagen muestra cuatro figuras clave: a la izquierda, el Ángel y María en la Anunciación; a la derecha, María y Santa Isabel en la Visitación. Las figuras son casi de **bulto redondo**, liberadas del marco arquitectónico y apoyadas sobre pedestales. Sus características son:
Este fresco forma parte del ciclo pictórico de la **Capilla Scrovegni** en Padua, realizado por **Giotto** (finales del siglo XIII, inicios del XIV). Giotto es considerado el gran innovador del **Trecento italiano** y el precursor del Renacimiento. Su objetivo fue romper con la bidimensionalidad y la rigidez de la pintura bizantina, **humanizando la religión y la narrativa**.
La escena, la Huida a Egipto, es un episodio bíblico. Giotto introduce el **espacio pictórico tridimensional** de manera revolucionaria: utiliza una incipiente perspectiva en el paisaje rocoso y coloca a las figuras de modo que sugieren profundidad (el asno de la Virgen, los acompañantes). La Virgen y el Niño son el centro de la composición.
Las figuras son **volumétricas y pesadas**; sus ropajes (a través del sfumato incipiente y los pliegues) caen con peso real, en contraste con los pliegues afilados góticos. Giotto se centra en la narrativa humana y la simplificación del fondo para destacar la acción principal.
El interior de la Catedral de León es el mejor ejemplo en España de cómo el **Gótico** logró su objetivo primordial: la **sustitución del muro por el vano acristalado**. Este logro técnico fue posible gracias al desarrollo de sistemas de empuje y contrapunto como los **arbotantes**, permitiendo que las paredes se convirtieran en meros soportes de las vidrieras. El espacio interior busca imitar la Jerusalén Celestial, un lugar de luz y color.
La vista interior, capturada desde un ángulo que acentúa la altura, revela la gran **verticalidad** de la nave. El peso de la cubierta es soportado por esbeltos **pilares fasciculados** que se ramifican en complejas **bóvedas de crucería** (sistema gótico por excelencia). El rasgo más definitorio son las **vidrieras**, que ocupan la práctica totalidad del espacio entre los nervios.
La luz exterior penetra filtrada y coloreada, creando una atmósfera mística y cromática. En la imagen, los tonos dorados y rojizos predominan, transformando la piedra gris en un receptáculo de color. Este interior representa la culminación del pensamiento estético gótico, donde la arquitectura es un **esqueleto de piedra para sostener la luz**.
