Portada » Geografía » El Sector Industrial y Agropecuario Argentino: Evolución, Desafíos y Perspectivas
La actividad industrial ocupa una posición destacada en muchas sociedades del mundo. Su importancia radica en la posibilidad de transformar materias primas en productos elaborados, generando así valor agregado. Además, permite obtener mayores ganancias y competitividad, y tiene un efecto multiplicador: impulsa otras actividades económicas vinculadas, genera empleo y provoca cambios en la organización política, social y territorial.
Las políticas neoliberales tuvieron consecuencias significativas:
La ubicación de las industrias se ve influenciada por diversos factores:
En lo que va del siglo XXI, la industria nacional se caracteriza por un bajo nivel de diversidad y una fuerte concentración en pocas empresas, en su mayoría extranjeras. Muchas decisiones estratégicas se toman fuera del país, lo que resulta en la fuga de ganancias al exterior.
Argentina posee importantes reservas de hidrocarburos, vitales para su desarrollo económico y energético. Una gran cantidad de actividades dependen del petróleo, incluyendo la generación de energía, electricidad y la industria automotriz.
Los yacimientos activos se encuentran principalmente en:
El sector agroindustrial ha experimentado profundas transformaciones en las últimas décadas, en gran parte debido a las políticas neoliberales. El agro argentino se concentra principalmente en la región pampeana, integrada por Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba. Los factores clave para esta concentración son:
El país contaba con organismos estatales y leyes que intervenían y regulaban los precios y el mercado interno.
La historia de YPF en Argentina comenzó en 1922, cuando el presidente Hipólito Yrigoyen creó una empresa estatal para el control directo de la explotación de yacimientos petroleros. Bajo la dirección de Enrique Mosconi, se modernizó la industria, se inauguró la destilería de La Plata y se desarrollaron nuevos polos productivos. Durante gran parte del siglo XX, YPF fue la empresa estatal más importante del país.
En la década de 1990, YPF fue privatizada y vendida a Repsol. El argumento fue la modernización, el aumento de la productividad y la generación de empleo. Con esta venta, la industria petrolera argentina se transnacionalizó, quedando bajo control de capitales extranjeros y orientada al mercado internacional.
En 2012, ante la caída de la producción y la necesidad de garantizar el autoabastecimiento energético, el gobierno expropió el 51% de las acciones de YPF en manos de Repsol, declarando de interés nacional la soberanía hidrocarburífera. Con el regreso del control estatal, se buscó recuperar la producción, poniendo especial atención en los yacimientos no convencionales, a pesar de requerir tecnologías costosas y con fuerte impacto ambiental.