Portada » Lengua y literatura » El Fenómeno Literario de Isabel Allende: Contexto y Estructura de La Casa de los Espíritus
Han pasado veinticinco años desde la publicación en Plaza y Janés de esta novela escrita por una casi desconocida chilena exiliada en Caracas que, para «sacarse del alma los fantasmas», cogió una pluma en enero de 1981 y consiguió más de quinientas páginas. Cuando comenzó a peregrinar por las editoriales, estas rechazaron su obra. Finalmente, acabó publicándose en España, dando el salto a Hispanoamérica y Europa.
En Chile, compañeros de profesión la rechazaron, ya que rompía récords de ventas y la consideraban como una intrusa en el género. Pero su peculiar realismo mágico respondía a las expectativas de lectores europeos del centro, deslumbrados antes por autores del boom hispanoamericano.
Los rasgos distintivos de su estilo son:
A principios de los años ochenta se impone entre los escritores una estrategia discursiva que busca adecuar el lenguaje a una nueva realidad. Juan Manuel dice de Allende: «lo novedoso es que los personajes-símbolo y el contexto real latinoamericano se combinan en el diálogo; los mitos o los refranes se unen unos con otros».
Los cambios del post-boom afectan a hombres y mujeres, con una diferencia: el modelo narrativo que sigue al boom sienta las bases para escritoras de los ochenta. Allende abrirá hueco en esa nueva época. Como mujer, aludió en sus primeras entrevistas a la desconfianza de editores y público.
El éxito de la novela se explica por la capacidad de vivir más allá de la muerte de algunos personajes, como Clara. La segunda parte de La Casa de los Espíritus es un alegato contra los horrores de la dictadura militar de Pinochet, cuya reciente muerte parece cerrar el círculo, y es también un mito al presidente.
Isabel Allende es un personaje popular. Como hija de diplomático, tuvo una vida cosmopolita e itinerante, por lo que tuvo una formación en América, Bolivia y Beirut. Nació en Lima el 2 de agosto de 1942, hija de Tomás Allende, un diplomático chileno.
Su vida se desarrolla en la capital (Santiago de Chile), donde trabajó para Naciones Unidas. Luego se incorporó a una revista femenina. Se exilió en 1975 tras la sustitución de Allende por Pinochet, donde un día comenzará una carta a su abuelo agonizante, lo que dará paso a La Casa de los Espíritus. A partir de ahí, tiene una exitosa carrera literaria que traerá su divorcio y su nuevo matrimonio con un norteamericano. Instalada en Estados Unidos, sigue publicando obras, cuando se ve sorprendida por la muerte de Paula, su hija.
La novela es un texto polifónico, narrado en primera y tercera persona. Para dar cuenta de ellas, conviene partir del epílogo, en primera persona, donde Alba aclara que es la narradora. En consecuencia, serán Alba y su abuelo Trueba los dos narradores en primera persona que se alternan para contar la historia: dos miradas distintas de una misma realidad.
Este narrador, que recuerda al omnisciente, es considerado por algunos como narrador retórico, porque representa los hechos, pero no actúa. El lector intuye que detrás de este narrador está Alba.
Es un relato polifónico, muy complejo. El texto es como un laberinto discursivo y dialógico, con fisuras, pero lógicas.