Portada » Arte » El Esplendor del Arte Barroco: Características, Maestros y Manifestaciones Artísticas
El término Barroco aparece en el siglo XVIII con un cierto sentido peyorativo. Actualmente, el Barroco es el estilo que, a lo largo del siglo XVII y parte del siglo XVIII, surge en Italia y se extiende por Europa. El arte barroco se puede definir como la manifestación de los tres poderes establecidos: la Iglesia, la Monarquía y la Burguesía.
El arte Barroco se caracteriza por ser un arte integrador de espacios en un todo unitario, característica fundamental del urbanismo moderno. Se busca la integración de la arquitectura y los monumentos en el marco urbano. Aparecen en esta época los planos reguladores. Roma se convierte en la capital del urbanismo europeo.
Gian Lorenzo Bernini fue el encargado de diseñar la Plaza de San Pedro del Vaticano, integrando la fachada de la basílica, la columnata y el obelisco. Como ejemplo, tenemos la Plaza Navona de Roma, donde podemos observar el tratamiento unitario de los edificios, la singularidad de la fachada y la Fuente de los Cuatro Ríos.
La Iglesia representa el poder religioso y el Barroco pretende potenciar la liturgia. El edificio barroco tiene una concepción unitaria que trata de dar forma arquitectónica a un espacio único. En las iglesias se busca conseguir espacios para la liturgia de la Eucaristía, de la palabra, de la penitencia y también de la oración. Con este objetivo, se buscan soluciones como la nave única de gran amplitud y capillas laterales dedicadas a la devoción de santos.
Las fachadas de los edificios se integran en las plazas y se relacionan con su entorno. Los elementos de la fachada se superponen y los muros se ondulan, creando movimiento y juegos lumínicos. Un ejemplo es la Iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes (Roma) de Borromini. Las plantas de las iglesias se centralizan y ofrecen múltiples soluciones. Esta centralización espacial conlleva a la integración de la cúpula.
En arquitectura, aparece un repertorio de infinitas curvas: las columnas se retuercen en hélices salomónicas, los frontones son curvos y los muros se curvan. La arquitectura ocultará las estructuras fundamentales mediante enlucidos y relieves, quebrando las cubiertas con fingidos cielos, y la pintura imitará sólidas arquitecturas.
El estilo Barroco nace en Italia, y los nuevos mecenas son principalmente los Papas. El mejor arquitecto de este estilo es Gian Lorenzo Bernini. En 1624, construye el Baldaquino de San Pedro, que cubre el altar mayor situado bajo el cimborrio. Esta construcción de bronce apenas tiene una línea recta; gira y se retuerce como una gran llamarada. Pero su obra más trascendental como arquitecto es la Columnata de la Plaza de San Pedro en Roma. De planta elíptica, las columnas nacen de la fachada de la basílica como dos grandes brazos que acogen a la humanidad.
Francesco Borromini (cuyo nombre real era Francesco Castelli) comienza su actividad colaborando con Maderno y con Bernini. Entre sus primeras obras destacamos la Iglesia de Santa Inés y la Iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes.
La estética barroca expresa a través de la escultura las pasiones del alma. Las características de la escultura barroca son:
Las características principales de Bernini serán: el movimiento exaltado, la búsqueda de calidades texturales y un profundo naturalismo. Entre sus obras destacan: Apolo y Dafne, El David y el Éxtasis de Santa Teresa.
Al igual que en la escultura, interesa la expresión y la representación de los sentimientos interiores, las pasiones y los temperamentos. Se caracteriza por:
Caravaggio es el iniciador de la técnica del tenebrismo. En sus obras hay una preocupación constante por el estudio de la luz. Caravaggio recurre con frecuencia a la adopción de un punto de vista bajo, como si la escena fuese desde el suelo, con lo que adquiere grandeza y profundidad. El tenebrismo es su máxima contribución. En casi todos los países de Europa hubo una etapa tenebrista, o pasaron por ella grandes maestros como Rembrandt, Zurbarán, Murillo o Velázquez.
Rubens, de origen alemán, pasó la mayor parte de su vida en Flandes. Su estilo podría resumirse en tres exaltaciones: el color, el movimiento y la forma gruesa. Las composiciones adquieren un dinamismo extraordinario: músculos en tensión, diagonales enérgicas, árboles que se retuercen. En el género religioso destaca La Adoración de los Reyes Magos; en el mitológico, Las Tres Gracias y El Juicio de París; y en retrato, el Retrato ecuestre del duque de Lerma.
Rembrandt fue la figura más importante del Barroco holandés. La fidelidad a su propio estilo y el rechazo a adaptarse a nuevos gustos pictóricos le alejaron del favor del público. El legado artístico de Rembrandt asombra por su abundancia. Cultiva todos los géneros: religiosos, mitológicos, paisajes, bodegones, etc. En sus retratos capta la psicología del representado: La lección de Anatomía y La Ronda de Noche.
El siglo XVII está considerado como el Siglo de Oro español.