Portada » Español » Dominando la Escucha Activa y las Etapas Clave de la Mediación Profesional
Uno no puede escuchar al otro sin escucharse a sí mismo, destacando la importancia del autoconocimiento.
La escucha activa sirve para disminuir las posibilidades de error en la decodificación del mensaje. Nos ayuda a empatizar y comprender a las partes.
Es necesario tener una actitud personal de:
Tipo de escucha donde lo que se está diciendo se ignora. Las respuestas que uno da son vagas. Hay señales como «mmm», «siii», «yaa», o asentir con la cabeza, pero en realidad la persona está en otro lado. Esta escucha se sitúa en el nivel más superficial.
En esta escucha solo se atiende a una parte de lo que dice el interlocutor. Normalmente, suele ser una parte interesada.
Tipo de escucha en el que hay una atención plena por parte del receptor. La persona deja de hacer lo que estaba haciendo y se centra en el mensaje del otro. El objetivo es comprender el mensaje en su totalidad. La finalidad es escuchar para comprender.
La escucha activa implica el uso de tres técnicas fundamentales:
Con la técnica del parafraseo, la persona mediadora realiza una pequeña síntesis de la posición de cada una de las partes. Parafrasear es simplemente decir con sus propias palabras lo que ha dicho otra persona. Al parafrasear, lo ideal es identificar los sentimientos y los hechos e incluirlos en una frase.
Ejemplo:
Miguel le dice a Jorge: «Julio es un mentiroso, dijo que me daba el dinero hoy y no me lo ha devuelto.»
La interpretación al parafrasear podría ser la siguiente: «Parece que te sentiste engañado (sentimiento) cuando Julio no te devolvió el dinero ayer (hecho).»
Que no es lo mismo que decir: «Así que piensas que Julio es un mentiroso y caradura porque nunca te pagó.»
Con el parafraseo comunicamos a la otra persona que estamos centrados en ella. Con la utilización de esta técnica, la persona mediadora posibilita que las partes en conflicto se escuchen a sí mismas y también que se escuchen entre sí, consiguiendo que se legitimen al sentirse escuchadas y comprendidas.
La reformulación es una técnica que consiste en una paráfrasis realizada por la persona mediadora sobre las opiniones expresadas por las partes, en la que se eliminan los comentarios dañinos, desagradables o negativos.
Con la reformulación, la persona mediadora da una nueva formulación al relato traído por las partes, posibilitando ver el hecho con otra perspectiva y generando el efecto del reencuadre y la recontextualización del problema. El objetivo de la utilización de esta técnica es proporcionar un sentido o significado nuevos, proporcionados por el nuevo contexto.
Ejemplo:
Parte A: «Siempre pongo de mi parte, pero me canso. Le cuento el problema y huye. ¿De qué tiene miedo? A lo mejor es un cobarde que no quiere solucionar las cosas.»
Reformulación del mediador: «Estás poniendo de tu parte para que haya un diálogo con tu pareja y que esta situación se resuelva. Alguien ha dado el paso de solicitar la mediación, esa has sido tú, pero también tenemos aquí a [Nombre de la otra parte], y eso es algo positivo: tenemos aquí a los dos.»
Se trata de un nivel más alto de escucha. Aquí lo que se busca es ponerse en el lugar del interlocutor no solo para entender su mensaje, sino también para comprender sus sentimientos. Por tanto, la escucha empática busca por encima de todo comprender sin responder. La escucha empática es la escucha del corazón.
Esta fase incluye todas las acciones que se llevan a cabo antes de que se dé el primer encuentro entre las partes.
En primer lugar, se determina si el conflicto es mediable o no. Este proceso se inicia cuando alguien se dirige al Centro de Mediación a solicitar la prestación del servicio. Cada servicio establece un plazo para que el caso se analice, se valore y se puedan tomar las primeras decisiones en cuanto a la idoneidad de aceptar la mediación como vía de afrontamiento del conflicto.
En este caso, se aceptará o se desestimará justificando las razones. Si una persona no acepta este proceso, se archiva el procedimiento.
Si el conflicto es mediable, se deberá seleccionar la persona adecuada para desempeñar el papel del mediador. Esta persona podrá ser propuesta por acuerdo mutuo de las partes o designada por el Centro de Mediación.
Una vez designado el mediador, este deberá documentarse sobre el caso. El mediador iniciará su actuación revisando la información existente y leyendo los informes para situarse en el conflicto. La finalidad es conocer en profundidad el conflicto para abrir la mayor cantidad posible de cauces para el diálogo.
La premediación es una primera toma de contacto entre el mediador y cada una de las partes por separado. Además de obtener información, la premediación cumple otras finalidades:
El mediador podrá pactar con las partes el día y la hora de la primera sesión y avanzar su contenido, pero será conveniente formalizarlo a través de una carta en la que se convoca a las partes y se les informa sobre:
En la primera reunión se profundizará en los contenidos, los beneficios y lo que se espera de las partes durante el proceso, siguiendo este orden:
Después se pasará a explicar cómo se va a desarrollar el proceso de mediación y a establecer las reglas.
Se informará sobre los compromisos que se adquieren y la validez de los acuerdos alcanzados.
Se insistirá en la confidencialidad del proceso.
Se informará sobre las tarifas.