Portada » Derecho » Derecho Público: Nociones, Administración y Gobernanza Moderna
El Derecho se concibe como un conjunto de normas cuya finalidad es ordenar la convivencia social y encauzar las relaciones entre las personas, diferenciándose de la moral. Regula las conductas externas y prevé sanciones en caso de incumplimiento, mientras que la moral actúa sobre la conciencia sin imponer castigos.
El Derecho puede entenderse desde tres perspectivas complementarias:
En definitiva, el Derecho busca dar respuesta a las necesidades sociales estableciendo normas que encaucen la convivencia.
El Derecho Administrativo es la rama del Derecho Público que regula las relaciones de las Administraciones Públicas entre sí, así como sus relaciones con los ciudadanos o particulares. Tradicionalmente se les ha llamado «administrados», aunque este término resulta impreciso y se prefiere hablar de ciudadanos o particulares que disfrutan de los derechos otorgados por la Administración.
Aunque carezcan de derechos políticos (cuando no sean nacionales de la Unión Europea o no exista reciprocidad internacional), este Derecho tiene como finalidad buscar un equilibrio entre los privilegios y prerrogativas que se atribuyen las Administraciones Públicas y las garantías que corresponden a los ciudadanos. Un ejemplo es la expropiación forzosa, que permite privar a un particular de su propiedad pero exige una compensación adecuada mediante indemnización.
El Derecho Administrativo se caracteriza por ser estatutario, porque afecta a un grupo concreto de personas (como ocurre en el Derecho Mercantil), y también por ser un Derecho persuasivo en la política, pues la Administración es dirigida por el gobierno. Todos sus empleados públicos están sujetos al principio de imparcialidad y objetividad para garantizar el servicio a los intereses generales.
Además, es un Derecho cambiante que se adapta a las nuevas exigencias de la realidad social y que exige que las Administraciones actúen siempre persiguiendo el interés público, con principios como la eficacia administrativa, el principio de proporcionalidad (que exige ajustar los medios a los fines) y la utilización de la descentralización y desconcentración administrativa para optimizar la gestión pública.
El concepto de gobernanza en el ámbito del Derecho Público implica un modo de gobernar que va más allá de la simple ejecución de actividades y que exige eficacia, calidad, transparencia y honestidad en la gestión pública.
Mientras que el término cogobernanza se refiere a la participación conjunta entre el gobierno central y los gobiernos regionales o locales, con el objetivo de involucrar a los ciudadanos no solo en la elección de sus representantes cada cuatro años, sino también en la gestión de la toma de decisiones y el control de las políticas públicas.
A todos los niveles, esta participación se articula mediante instrumentos como los consejos económicos y sociales, que operan en el ámbito internacional (como el ECOSOC de Naciones Unidas), a nivel europeo (con el Comité Económico y Social Europeo de la UE) y a nivel estatal (con los consejos económicos y sociales de las comunidades autónomas). Además, el Consejo de Política Fiscal y Financiera coordina las políticas presupuestarias y la política de endeudamiento regional entre el Estado y las comunidades autónomas. La gobernanza europea se materializa en instituciones como el Tribunal de Cuentas, que garantiza la transparencia y la correcta gestión de los fondos públicos.
La huida del Derecho Administrativo se produce cuando la rigidez de sus normas dificulta la consecución de la eficacia administrativa, optándose por recurrir a soluciones del Derecho Privado, que ofrece mayor flexibilidad y adaptabilidad. Un ejemplo de esta huida son las concesiones de servicios públicos a empresas privadas, como en el caso de las autopistas de peaje, cuya construcción y explotación se confía a entidades privadas bajo mecanismos de control por parte de la Administración.
El Derecho Administrativo confiere a la Administración Pública privilegios o prerrogativas que la sitúan en una posición de superioridad respecto a los ciudadanos. Tales como:
Sin embargo, estos privilegios se equilibran con las garantías de los ciudadanos, expresadas en la sumisión de la Administración a todo el ordenamiento jurídico y a la jurisdicción de los tribunales, la obligación de seguir procedimientos administrativos reglados y el principio de seguridad jurídica, que exige la publicación de las normas y su conocimiento público.
En definitiva, estos privilegios y garantías coexisten como mecanismos que buscan un equilibrio entre la satisfacción del interés general y la protección de los derechos de los ciudadanos.