Portada » Psicología y Sociología » Conceptos Fundamentales de la Psicología: Mente, Emoción y Comportamiento Humano
La conciencia es la capacidad que tiene una persona para regular su conducta y lo que vive internamente o en el entorno. Nos permite darnos cuenta de nuestras emociones, pensamientos, percepciones y acciones, así como de lo que ocurre a nuestro alrededor. Se entiende en tres dimensiones:
El nivel de alerta del sistema nervioso que permite percibir, responder y mantener la atención se manifiesta en dos grados principales:
Ambas trabajan juntas para mantenernos en un estado consciente y listos para responder a los cambios del entorno.
La atención es la función ligada a la conciencia que regula qué estímulos procesamos. Puede ser:
Realizamos muchas acciones sin darnos cuenta, como caminar o conducir, porque ciertas acciones se automatizan de manera inconsciente.
Los tipos de atención son:
La motivación es el conjunto de fuerzas internas y externas, una energía pulsional, que nos impulsan a actuar, pensar y sentir de determinada manera. Explica por qué hacemos lo que hacemos.
Cada enfoque psicológico la ve de forma distinta:
Maslow planteó la jerarquía de necesidades. Según este autor, las personas se motivan por una serie de necesidades organizadas en niveles jerárquicos. Maslow propuso que las necesidades inferiores deben satisfacerse al menos parcialmente antes de que las superiores se vuelvan relevantes, y que cuanto más alto se ubique una necesidad en la jerarquía, más compleja y difícil será de satisfacer. Así, la motivación humana se entiende como un proceso evolutivo que va desde la supervivencia hasta la búsqueda de sentido y plenitud.
Son las más esenciales para la supervivencia. Algunas de ellas son comida, agua, respiración, descanso, abrigo, etc. Si no están cubiertas, no podemos pensar en nada más.
Sentirse seguros y protegidos física y emocionalmente. Por ejemplo, salud, seguridad económica, seguridad física, etc.
Implica la necesidad de relaciones afectivas y sentido de pertenencia, por ejemplo, amistades, relaciones familiares, pareja, pertenencia a grupos sociales.
Relacionadas con el respeto propio y el reconocimiento por parte de los demás. Por ejemplo, confianza en uno mismo, logros personales, autoestima, etc.
Relacionadas con el conocimiento, la comprensión, la curiosidad, la exploración, la necesidad de significado y la posibilidad de predicción.
Relacionadas con la belleza, la simetría, el equilibrio, el orden y la forma.
Es el deseo de alcanzar el máximo potencial personal y desarrollo. Por ejemplo, cumplimiento de metas personales, independencia moral y mental, etc.
La emoción es una experiencia compleja que implica factores internos que energizan, orientan y mantienen la conducta, caracterizándose por generar cambios tanto fisiológicos como psíquicos. Las emociones no solo acompañan nuestras acciones, sino que les dan sentido, dirección y vitalidad a la existencia humana. Son respuestas adaptativas que permiten reaccionar ante estímulos del entorno, y desempeñan un papel clave en la toma de decisiones, las relaciones sociales y la supervivencia.
Las emociones tienen cuatro componentes:
Ekman identificó seis emociones básicas: asco, felicidad, sorpresa, tristeza, enojo y miedo. Plutchik, por su parte, agregó aceptación y esperanza a las seis de Ekman, sumando un total de ocho emociones básicas. Propuso que estas se combinan para formar emociones secundarias como optimismo, amor, sumisión, temor reverente, decepción, remordimiento, desprecio y agresividad.
La emoción es el resultado de los cambios fisiológicos del cuerpo.
Estímulo → Respuesta fisiológica → Experiencia emocional
Ejemplo: Veo un oso, mi cuerpo tiembla, mi corazón se acelera… y después siento miedo porque percibo esas reacciones en mi cuerpo.
Las emociones y las respuestas fisiológicas ocurren al mismo tiempo, pero de manera independiente.
Estímulo → Procesamiento cerebral → Emoción + Respuesta fisiológica simultáneas
Ejemplo: Veo un oso y, al mismo tiempo, siento miedo y mi cuerpo reacciona (temblor, sudor, taquicardia).
Crítica al modelo anterior: Muchas emociones comparten respuestas fisiológicas similares, por lo que no basta con la activación corporal para distinguirlas.
Primero ocurre un cambio fisiológico general (como aumento del ritmo cardíaco, sudoración o tensión muscular), pero este cambio no tiene un significado emocional por sí mismo hasta que la persona interpreta cognitivamente lo que está ocurriendo. La emoción no depende solo del cuerpo ni solo de la mente, sino de la interacción entre cómo reacciona el cuerpo y cómo se interpreta esa reacción según el contexto.
La percepción es el proceso de interpretación y organización de la información que llega a través de los sentidos, para que sepamos dónde y cómo estamos. Este proceso se inicia a través de los receptores sensoriales, estructuras especializadas que captan distintos tipos de estímulos físicos o químicos y los transforman en señales eléctricas que el sistema nervioso puede procesar.
Existen tres tipos de receptores:
Cada sentido responde a un tipo específico de estímulo y tiene un órgano que lo capta. Además, debe alcanzarse un umbral mínimo para que la percepción ocurra.
Para Gibson, la percepción es directa y no requiere de procesamiento mental complejo: el entorno posee suficiente información para ser interpretado tal cual es. Esta propuesta se conoce como una teoría de abajo hacia arriba, ya que la percepción surge de los datos sensoriales que ingresan, sin la necesidad de conocimientos previos o aprendizajes. Según Gibson, “lo que ves es lo que hay”; el estímulo contiene toda la información necesaria, y percibir correctamente es clave para la supervivencia. Plantea también que la percepción es continua y adaptable, y que la matriz óptica —el patrón de luz que llega a nuestros ojos— ya contiene toda la estructura necesaria para interpretar el ambiente. Su teoría no logra explicar percepciones inexactas o ilusiones ópticas, donde el entorno no se percibe tal cual es.
Gregory sostiene que la percepción es un proceso activo y constructivo, en el que el cerebro interpreta los estímulos sensoriales basándose en experiencias pasadas. Esta propuesta es una teoría de arriba hacia abajo, ya que la mente aplica conocimientos previos y expectativas para completar la información que recibe.
Según Gregory, percibir es formular hipótesis sobre lo que creemos que hay en el entorno, ya que la información sensorial suele ser ambigua o incompleta (se estima que el 90% de la información visual se pierde antes de llegar al cerebro). Así, el cerebro “rellena” lo que falta utilizando la memoria y la subjetividad, lo que explica por qué a veces percibimos cosas que no están o malinterpretamos estímulos.
La sensación es la respuesta de los órganos sensoriales ante estímulos.
La memoria es la capacidad del sistema cognitivo para codificar, almacenar y recuperar información. Es un proceso esencial que nos permite retener experiencias pasadas, utilizarlas en el presente y aplicarlas en el futuro. Gracias a la memoria, podemos aprender, tomar decisiones, reconocernos a nosotros mismos y desenvolvernos en el mundo.
La memoria tiene tres procesos fundamentales:
Para David Wechsler, uno de los principales referentes en la medición de la inteligencia, esta se define como la “capacidad global de una persona para actuar con propósito, pensar racionalmente y desenvolverse eficazmente en su entorno”. Esta definición subraya la inteligencia como una habilidad general que involucra la adaptación activa a situaciones nuevas y a las demandas del ambiente. En términos generales, la mayoría de los enfoques coinciden en que la inteligencia es la capacidad de adaptarse a la vida, aprender de la experiencia, resolver problemas y tomar decisiones eficaces.
El psicólogo Howard Gardner propuso la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Según Gardner, la inteligencia no es un factor general, sino un conjunto de capacidades independientes que se manifiestan de distintas formas según la persona y el contexto. Para él, la inteligencia es la capacidad de resolver problemas o crear productos que sean valorados en uno o más contextos culturales.
Se basa en tres principios:
Propone 8 inteligencias: