Portada » Arte » Arte Romano y Paleocristiano: Arquitectura, Escultura y Transición
El arte romano tiene sus raíces en diversas influencias, especialmente del mundo etrusco y del griego. Su principal manifestación es la arquitectura, tanto religiosa como civil. Otras manifestaciones importantes son sus magníficas esculturas y, en menor medida, la pintura.
El Panteón, un templo a todos los dioses, es un ejemplo de la grandiosidad romana. Combina el sistema arquitrabado con el abovedado. Su frontón no tiene relieves, solo una inscripción con el nombre del «Panteón de Agripa», quien mandó a hacer la construcción. En su interior, destaca la decoración geométrica.
En la escultura romana predomina el realismo y la preocupación por la narración histórica. Los temas del relieve son históricos y religiosos, con influencia griega en la parte decorativa.
Roma, una metrópolis del mundo, contaba con numerosos espacios urbanos como el foro, el Coliseo, anfiteatros, el circo y las termas. Dos calles principales, trazadas según los puntos cardinales, organizaban la ciudad, y a sus alrededores se encontraban los edificios principales. La ciudad, dividida en cuadrícula, se convirtió en modelo de vida urbana, y otras ciudades comenzaron a romanizarse, adoptando su cultura y religión. Entre los edificios públicos destacan la basílica, el Panteón, las termas y el arco de triunfo (donde los guerreros se purificaban después de una guerra). Entre los edificios privados, destaca el domus (casa de ricos). Los acueductos recorrían toda la ciudad, y el encofrado era una técnica para construir puentes con cemento y madera.
El arte paleocristiano, antiguo arte cristiano, surge en paralelo a la expansión del cristianismo en el siglo I. Es un nexo de unión entre la Antigüedad y la Edad Media. Se denomina paleocristiano al arte desarrollado en las primeras comunidades cristianas. A fines del siglo II y III, los cristianos eran perseguidos. Esta primera etapa, desarrollada en la clandestinidad, termina en 313.
En esta primera etapa, el arte se refugiaba en las catacumbas: galerías subterráneas usadas como lugar de enterramiento. Las pinturas al fresco y la arquitectura servían para transmitir un mensaje.
Después del Edicto de Milán (313), Constantino establece la libertad de cultos. En 380, Teodosio establece el cristianismo como religión oficial del Imperio. Surge entonces la arquitectura cristiana, con basílicas, panteones y baptisterios.
En el arte románico, la arquitectura religiosa ocupó un lugar fundamental. Las demás artes, como la escultura y la pintura, se utilizaron para decorar o complementar los edificios religiosos. El material empleado era la piedra.
Para dar consistencia a los edificios, se levantaron sólidas bóvedas de cañón que se sostenían sobre gruesos muros y enormes pilares o columnas, unidos por arcos de medio punto. Debido al peso de las bóvedas de piedra, los muros debían ser muy anchos, y se adosaban sólidos contrafuertes en las paredes exteriores. El abovedamiento en piedra era una solución práctica para evitar incendios y aportaba una estética de solidez.
La bóveda de cañón, característica del estilo, descansa sobre la totalidad del muro, lo que requiere muros gruesos, no muy altos y con pocas aberturas. Esto provocaba que las ventanas fueran pequeñas y estrechas, y que entrara poca luz. Las iglesias románicas carecían de luz. Las bóvedas suelen llevar arcos de refuerzo en el interior (arcos fajones) y contrafuertes o estribos en el exterior.
La bóveda de arista se utilizaba para cubrir las naves laterales, dejando la de cañón para la nave central.
El espacio, desde la portada hasta la cabecera, presentaba tres significados: el terrenal, el de transición y el divino. Las cúpulas se construían sobre el crucero para darle mayor importancia, creando una mayor elevación visible desde el exterior.
Era habitual colocar una torre de campanario en el exterior, unida a la iglesia o separada de ella, que servía para llamar a la oración, como torre de vigía y para saber las horas del día.
En el románico predominaba el macizo sobre el vano, con el empleo sistemático del arco de medio punto.