Portada » Griego » Fundamentos de la Épica y el Mester de Clerecía: Literatura Castellana Medieval (Siglos XI-XIII)
La literatura del periodo de orígenes (siglos XI-XII) surge en paralelo al teatro primitivo y a la lírica tradicional. Está vinculada al oficio de los bellatores (la nobleza), cuyo cometido era la guerra y la expansión de los reinos cristianos frente al dominio musulmán. Aquí nace la épica medieval, un género que, siguiendo la concepción aristotélica, combina la forma de la poesía narrativa con el contenido, centrado en las hazañas nobles.
El cantar de gesta es un relato épico-heroico en verso que exalta las hazañas de un héroe que busca el honor a través del riesgo y la aventura. Estos relatos mezclan historia y ficción, y se diferencian de la épica culta (tradición grecolatina y renacentista) por ser una épica tradicional, propia de la Edad Media y escrita en lenguas romances.
Su transmisión era oral y anónima, realizada por juglares, profesionales itinerantes de la interpretación (cantaban, bailaban, tocaban instrumentos, hacían malabares…) e intervenían en los textos. El estilo formulario, repetición de fórmulas y estructuras, facilitaba la memorización. Los juglares poseían una notable capacidad memorística, lo que permitía mantener viva la tradición.
El origen parte de un acontecimiento histórico que cobra resonancia en la comunidad. Con el tiempo, el hecho se mitifica con elementos ficticios y, finalmente, alguien le da forma literaria, por encargo o interés, creando el cantar de gesta escrito.
Se conservan muy pocos textos completos, lo que dificulta su estudio exhaustivo.
Los cantares de gesta castellanos pueden organizarse en distintos ciclos temáticos, según los personajes o acontecimientos que relatan.
El estudio y clasificación se basan en dos criterios principales:
Se conserva en un único códice de 74 páginas del siglo XIV, aunque le falta el primer folio y dos del interior. Es un texto anepigráfico (sin título). En el colofón final aparece el nombre del copista, Per Abbat, con la fecha de mayo de 1245, aunque se acepta la corrección a 1207.
Según Menéndez Pidal, la obra se compuso hacia 1140 y defiende la teoría de los dos autores: un primer juglar cercano a los hechos (1105-1110) y un segundo juglar hacia 1140. Sin embargo, también se propone la autoría de un individuo culto, conocedor de referencias religiosas, legales y clásicas, posiblemente un jurista, que integró la tradición épica popular.
El protagonista es Rodrigo Díaz de Vivar (Vivar, 1045/1050 – Valencia, 1099), hijo de un caballero al servicio del rey Fernando I de León. Formó parte del séquito del infante Sancho hasta la muerte de este en 1072, pasando después a ser vasallo de Alfonso VI. En 1074 se casó con Jimena.
Vivió dos destierros:
Ejerció de caudillo independiente, llegando a pactar con musulmanes. Sus últimos años se alió con Pedro I de Aragón. Tras la muerte de su hijo, se replegó al cristianismo. Falleció en 1099 y fue enterrado en un monasterio; más tarde, en la catedral de Burgos. No se conserva la versión original.
Menéndez Pidal divide la obra en tres cantares:
Se organiza en 152 tiradas, de versos anisosilábicos y rima asonante. Cada tirada constituye una unidad temática. La narración es neutra, en tercera persona.
El tema principal es el restablecimiento del honor, desarrollado en dos tramas:
Las primeras manifestaciones cultas de la literatura en castellano surgen en un contexto de transformación social, religiosa y cultural que marca el inicio de un renacimiento cultural en el siglo XIII. Estas obras fueron producidas por clérigos, hombres instruidos en el ámbito eclesiástico, responsables de la difusión del saber y de la creación literaria con fines didácticos y morales.
El siglo XIII fue una época de expansión y apertura. El crecimiento de las ciudades impulsó la economía y favoreció el desarrollo de un entorno cultural más dinámico.
