Portada » Geografía » Estructura y Dinámica de la Población y el Sector Servicios en España
El sector servicios engloba una gran variedad de actividades dirigidas a la atención del conjunto de la población y al apoyo de las actividades empresariales y productivas. Este sector representa una importancia creciente en términos económicos y de empleo.
Los servicios públicos son esenciales para el funcionamiento del Estado y la sociedad.
La Administración Pública incluye la administración local, autonómica y central. Estos servicios están siendo externalizados y concentran casi a 2,5 millones de trabajadores, la mayor parte en la administración autonómica, seguida de la local y la estatal. El principal centro de administración pública en España es Madrid por su condición de capital del Estado.
Son servicios básicos dirigidos a toda la población, prestados por la administración pública, aunque también por entidades privadas. El envejecimiento ha provocado un cambio de prioridades, desplazando el foco desde la educación hacia la sanidad y la atención a la tercera edad. La introducción progresiva de nuevos servicios, como la teleasistencia, está ampliando la capacidad de actuación de estos servicios.
La educación incluye a todos los ciudadanos durante la infancia y adolescencia, siendo obligatoria entre los 6 y 16 años. Se prolonga por enseñanzas superiores, universitarias y la formación a lo largo de la vida laboral. La escolarización en España atiende a más de 8 millones de personas, con un gasto público en torno al 4,6% del PIB. El 68% está gestionado por centros públicos, siendo el resto concertados y privados.
Otras categorías incluyen las enseñanzas artísticas, deportivas, de idiomas, especializadas, la instrucción militar o la formación de personas adultas.
La actividad financiera ocupa al 3,4% de los trabajadores del sector servicios y al 2,6% del total de activos. Desde la entrada de España en la UE, han sucedido importantes reestructuraciones y procesos bancarios.
El Banco de España es el banco central nacional, ejerce de supervisor del sistema bancario español junto al Banco Central Europeo (BCE). Sus principales funciones son la definición y ejecución de la política monetaria, entre otras, además de supervisar la solvencia y el cumplimiento de la normativa de las entidades de crédito.
El número de entidades bancarias se ha reducido. El sector ha vivido un proceso de reestructuración basado en la fusión entre entidades y la adquisición de otras, lo que ha consistido en la casi desaparición del sistema de cajas de ahorros, reconvertidas en bancos. La difusión de la banca electrónica contribuye a modificar el sector.
En España existen cuatro bolsas de valores: Madrid, Valencia, Barcelona y Bilbao. El principal índice bursátil de referencia en España es el IBEX 35. El sector financiero se completa con las empresas aseguradoras y sociedades de tasación o de gestión de activos y recursos financieros.
Son servicios que contribuyen al desarrollo de los procesos productivos de las empresas para su funcionamiento interno.
En España existe una actividad creciente en torno a la Investigación Científica y Tecnológica, las TIC o la I+D. Se han creado parques tecnológicos para albergar esta actividad.
Las actividades relacionadas se ubican principalmente en Madrid y Barcelona. Acogen a las empresas de producción audiovisual, publicidad, marketing, etc.
Este sector complementa la estructura de los servicios avanzados.
España es la tercera potencia turística a nivel mundial por número de visitantes, manteniendo una cuota en torno al 6% sobre el conjunto del turismo mundial, con unos ingresos superiores a 63.000 millones de euros anuales, ocupando el segundo puesto a nivel global en ingresos. El turismo supone en España el 10,9% del PIB total y el 12% del empleo. Se trata de una actividad muy consolidada que se inició en España en la década de 1960 con la llegada de visitantes atraídos por precios competitivos y la oferta de sol y playa.
La población es el conjunto de seres humanos, organizados de forma estable y con continuidad en el tiempo, que vive en un territorio. Las poblaciones cambian continuamente y están condicionadas tanto por el medio natural como por procesos económicos, políticos, culturales y sociales.
La Geografía de la Población y la Demografía son ciencias que se ocupan del estudio de la población, de su evolución y dinámica natural (natalidad y mortalidad), de su estructura y problemas demográficos, de su distribución y de los movimientos en el espacio, y de la relación población-medio natural.
Los flujos demográficos son interdependientes; cualquier cambio en uno de ellos influye en la estructura de la población y en el resto de flujos.
Las fuentes demográficas proporcionan datos para elaborar estadísticas fiables. Se clasifican en:
Las fuentes demográficas históricas permiten estudiar la población anterior a los censos del siglo XIX, como los libros de fuegos, registros parroquiales y censos históricos.
Las fuentes demográficas modernas son:
El crecimiento demográfico a lo largo de la historia ha sido lento; la población española se ha multiplicado por 4,5 desde 1787. Los mayores avances demográficos en España se produjeron durante el siglo XX, con un crecimiento más tardío que el de Europa Occidental. La población española ha experimentado un crecimiento tardío y rápido.
España comenzó el siglo XX con 18,5 millones de habitantes y en 2001 alcanzó los 41,84 millones.
En España, los dos componentes del crecimiento demográfico (movimiento natural y saldo migratorio) han actuado desde 1900 en sentido opuesto. El crecimiento natural ha sido positivo, excepto en crisis, y el saldo migratorio ha evolucionado en sentido negativo, excepto en el siglo XXI. El crecimiento natural contribuye al aumento por el descenso de la mortalidad. Dos episodios de elevada mortalidad catastrófica provocaron inflexiones negativas: la gripe de 1918 y la Guerra Civil.
Etapas:
En relación con los países de Europa Occidental, España ha sido un país poco poblado, como indica su baja densidad de población. Durante la Edad Moderna, la distribución de la población en España se basaba en un patrón de poblamiento rural-agrario. Hasta el siglo XVIII, los territorios de la Corona de Castilla fueron los más poblados; el resto de las zonas costeras disponían de una densidad inferior a la media nacional. A partir del siglo XVIII, las regiones del litoral registraron un incremento en el número de habitantes frente a las del interior.
Los cambios económicos, el proceso de industrialización y el desarrollo de los transportes impulsaron los movimientos migratorios internos, concentrando la población en las ciudades y reforzando el crecimiento demográfico del litoral. Como consecuencia, se ha modificado el patrón de poblamiento de uno rural-agrario a uno urbano-industrial.
La densidad de población es el indicador que se utiliza para analizar la distribución de la población.
