Portada » Otras materias » Conceptos Esenciales y Retos de la Archivística Contemporánea
El archivo se define como el conjunto de documentos producidos o recibidos por personas o instituciones, públicas o privadas, a lo largo de su actividad. Estos documentos se organizan y conservan para fines administrativos, informativos, culturales e investigadores.
El término “archivo” alude también a la institución que custodia esos documentos y al espacio físico donde se preservan, garantizando su accesibilidad y conservación.
Los archivos se rigen por dos principios fundamentales:
El concepto clásico de documento —limitado al papel o pergamino— se ha ampliado. Hoy se considera documento toda expresión textual, gráfica, sonora o visual, en cualquier soporte (digital, magnético, óptico, audiovisual, etc.) que constituya testimonio de una actividad humana.
Además, los documentos tienen tres fases:
Estas edades se reflejan en tres tipos de archivo: archivo de gestión, archivo intermedio y archivo histórico, los cuales forman un sistema continuo de preservación y uso documental.
El tratamiento documental implica una gestión homogénea de todos los documentos, sin importar su soporte o antigüedad. Comprende cuatro tareas esenciales:
Los archivos son los principales depositarios de la memoria institucional e histórica. Durante siglos han conservado la documentación administrativa generada por las instituciones, convirtiéndose en centros esenciales para la investigación histórica.
La calidad de cualquier investigación depende directamente de la calidad, variedad y accesibilidad de las fuentes documentales.
Con la llegada de la democracia y la modernización de los servicios archivísticos, se ha fortalecido el papel de los archivos públicos y se ha fomentado el trabajo de investigación local y regional, gracias también a la profesionalización del personal de archivo.
Actualmente se reconoce que la información prevalece sobre el soporte. Por tanto, además de los documentos textuales tradicionales, los archivos integran una gran diversidad de materiales:
Esta variedad ha enriquecido la investigación histórica, superando la exclusividad del documento escrito y permitiendo estudios más completos.
El trabajo fundamental en los archivos es asegurar la accesibilidad y recuperación eficiente de la información. Para ello se elaboran los llamados instrumentos de descripción e información, que organizan y detallan el contenido de los fondos documentales.
Existen tres niveles de descripción documental, según su grado de detalle:
En el pasado se empleaban índices onomásticos, geográficos y temáticos, que hoy se gestionan mediante sistemas informáticos de búsqueda avanzada.
La Orden CUL/1524/2007, de 25 de mayo, creó la Comisión de Normas Españolas de Descripción Archivística (CNEDA), encargada de establecer un modelo normalizado de descripción archivística: el NEDA-MC (Modelo Conceptual).
Según este modelo, la estructura documental se organiza de la siguiente manera:
Las bibliografías son instrumentos complementarios indispensables para la investigación científica. Permiten conocer qué se ha publicado sobre una materia y acceder a los estudios y artículos relevantes.
Su elaboración sistemática es fundamental para evitar repeticiones y facilitar la labor del investigador.
Además, los catálogos colectivos (hemerográficos, fotográficos, bibliográficos, etc.) aumentan su utilidad gracias a las tecnologías de la información.
En el ámbito internacional, se aplican las normas ISAD(G) e ISAAR(CPF), que garantizan la homogeneización y compatibilidad de la descripción documental en los archivos del mundo.
La archivística es una ciencia en constante evolución, estrechamente vinculada al desarrollo tecnológico y a los cambios en la gestión pública y privada.
Entre los principales retos se encuentran:
El artículo 105.b de la Constitución de 1978 reconoce el derecho de los ciudadanos al acceso a los documentos públicos, como base del control democrático. Este derecho debe equilibrarse con la protección de la intimidad y los datos personales, por lo que se hace necesaria una regulación específica sobre el acceso y las limitaciones a la consulta.
El patrimonio archivístico enfrenta nuevos desafíos de conservación. Los documentos antiguos (en papel o pergamino) eran duraderos, pero los modernos (fabricados con papel ácido o soportes magnéticos) se degradan con rapidez.
Por eso es urgente aplicar políticas de restauración, digitalización y conservación preventiva, especialmente para colecciones hemerográficas y documentos electrónicos.
El número y la diversidad de usuarios de los archivos han aumentado notablemente. Existen dos grupos principales:
Este crecimiento obliga a adaptar los sistemas de acceso y consulta, ofreciendo herramientas adecuadas a las distintas necesidades del público.
Las nuevas tecnologías han transformado la gestión documental. El soporte papel pierde protagonismo frente al documento electrónico, que ya tiene validez jurídica siempre que cumpla los principios de autenticidad, integridad, confidencialidad, disponibilidad y conservación.
La implantación de la administración electrónica y los soportes digitales representa un gran desafío, pero también una oportunidad para modernizar los archivos y garantizar la perdurabilidad de la información.
