Portada » Historia » El Neoliberalismo en Argentina: Reformas, Crisis y el Legado de la Primera Presidencia de Menem (1989-1995)
La primera presidencia de Carlos Menem se alineó con los postulados del liberalismo económico, basados en los siguientes seis principios:
Al asumir, el gobierno enfrentó una economía en crisis con hiperinflación.
El 14 de noviembre de 1993 se selló el Pacto de Olivos en un encuentro realizado en la residencia presidencial entre Carlos Menem (CM) y Raúl Alfonsín (RA). Acordaron las bases de una reforma constitucional que permitiría:
El acuerdo fue repudiado por el resto de los partidos opositores y gran parte del radicalismo, cuya credibilidad pública siguió cayendo. Gracias a esto, el novel Frente Grande pasó a ser la segunda fuerza en las elecciones de convencionales constituyentes.
El lema del justicialista Menem durante su campaña electoral fue: ‘Síganme, no los voy a defraudar’. En su propuesta no faltaron las promesas del salariazo y la revolución productiva. Su discurso sedujo a los argentinos y lo llevó a la victoria en las elecciones de 1989.
El gobierno saliente (radical) estaba sumamente desprestigiado por la hiperinflación, mientras que el candidato Menem hablaba de ajustar y reducir los gastos del Estado. Cierta tranquilidad motivada por la estabilidad económica hizo posible que el justicialismo se impusiera con comodidad en las elecciones parlamentarias de 1991 y 1993.
El Movimiento Piquetero nace por la falta de empleo a causa de la privatización de empresas estatales. La consecuencia directa de las privatizaciones fue que, al pasar de manos estatales al ámbito privado, estas empresas perdieron su rol social.
Ante esta situación, donde no se cumplían las promesas de crear puestos de trabajo por parte del Estado, es aquí donde comienzan los primeros piquetes como forma de protesta social.
Con la llegada de Menem al poder en 1989, se terminó de consolidar un modelo de acumulación. Pese a que durante su campaña había prometido llevar a cabo un salariazo, una vez electo, no dudó en iniciar un inédito proceso de reformas neoliberales y un programa de reducción del Estado.
Menem se alineó con Álvaro Alsogaray, a quien colocó como asesor de la presidencia.
A pesar de que estas políticas permitieron a los grupos económicos consolidar un proceso de concentración y centralización del ingreso, el presidente logró mantener el respaldo de los sectores más perjudicados (los trabajadores). En efecto, estos no encontraron una oposición unificada en el campo popular.
Reformada la Constitución Nacional, Menem obtuvo la posibilidad de ser reelecto. Sin embargo, en 1994 tuvo lugar un hecho sumamente grave para la administración menemista y para la sociedad argentina en su conjunto:
La investigación judicial de este y otros atentados fue severamente cuestionada, en tanto que se denunció la escasa acción del Poder Ejecutivo ante ambos hechos. Sin embargo, nada evitó que el presidente continuara con sus propósitos electorales.
Las elecciones de mayo de 1995 se presentaron con los siguientes contendientes principales:
El PJ se impuso, obteniendo el 49,9% de los votos, seguido por el FREPASO y la UCR.
La segunda presidencia de Menem estuvo atravesada por serias dificultades y conflictos que desgastaron su poder.
En la economía, la intensidad de la recesión fue en aumento, mientras que el ajuste, el endeudamiento externo y la desocupación se incrementaban.
El cuadro empeoró con el hallazgo del cuerpo calcinado del periodista José Luis Cabezas en 1997, un crimen que quedó ligado a efectivos de la policía y al empresario Alfredo Yabrán.
El deterioro de la imagen del gobierno se agravaba. Para las elecciones de 1999, el gobierno de Menem estaba visiblemente desgastado.
Las denuncias sobre la corrupción gubernamental (como la venta ilegal de armas a Perú y Ecuador), la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero (Córdoba), y el deterioro cada vez mayor de la economía, así como los elevados índices de desocupación y miseria, terminaron por menguar el apoyo popular al mandatario justicialista.
Paralelamente, había aumentado el peso de la Alianza para la Producción, el Trabajo y la Educación, una agrupación política que reunía a la UCR, el FREPASO y otros partidos opositores.
En 1999, la fórmula de la Alianza (Fernando de la Rúa y Carlos Álvarez) obtuvo el 48,5% de los sufragios, contra el 38,09% del binomio peronista constituido por Duhalde-Ortega, marcando el fin de la década menemista.
